WANNABE (HWANG HYUNJIN)

17.

Creía que todo había mejorado en mi vida hasta que la realidad reventó mi pequeña burbuja de felicidad que duró tan solo una semana.

Fue un día lunes cuando volví al instituto y me topé con mis acosadores de brazos cruzados en la puerta del salón de clases. Pasé por su lado, ignorando la presencia de todos ellos. Sin embargo, al sentir el líquido rojo caer por mi cuerpo y sobre mi uniforme, me descontrolé totalmente.

"¿Qué demonios?" -Grité, volteandome hacia ellos, quienes sólo rieron e intentaron pasar por mi lado.

Sujeté del cabello a dos de las chicas y las jalé con tanta fuerza que cayeron al piso, dentro del salón. Cuando vi que los chicos se estaban acercando a mi con un aire amenazador, tomé una silla y se las lancé, sin importarme si salían lastimados.

"¿Estás loca?" -Gritó uno de ellos, quien fue golpeado en la pierna por el objeto.

"Si" -Exclamé en respuesta, alzando otra silla- "¿Saben? Mis padres tienen tanto dinero como los suyos, hijos de puta" -Lancé la silla hacia las chicas que se habían puesto de pie- "Me cansé de que me vean como un blanco fácil porque no lo soy"

"Voy a denunciarte" -Gritó una de las chicas, la que más me había lastimado físicamente- "No puedes enloquecer y golpearnos de esa manera, estúpida"

"¿Estás segura?" -Grité, tomando el borde de uno de los estantes- "No me desafíes"

"¿Qué está pasando aquí?" -Gritó el profesor, quien acababa de llegar al salón- "Todos ustedes a la dirección, ahora"

Pasamos alrededor de dos horas esperando a que nuestros padres salieran de la reunión con el director del instituto. Pero, cuando salieron y vi a mis padres con un semblante serio, adiviné que no habían buenas noticias.

Camino a casa, mi padre decidió romper el silencio.

"Van a presentar una demanda contra nosotros porque atacaste a sus hijos" -Comentó

"Lo lamento" -Bajé mi mirada.

"Pero, yo presentaré una contra demanda porque fue en defensa propia" -Él me miró por el espejo retrovisor.

Nunca había sentido tanto apoyo de mis padres. Bueno, sólo de mi padre. Porque mi madre era una fiel creyente de que debería haber aguantado la humillación con un perfil bajo de modo en que no se generara un conflicto mayor como este.

Los días pasaron y los papeles fueron invirtiendose a medida que mi padre fue ganando el juicio. Una chica y un chico del grupo se fueron del instituto mientras que los otros tres, me evitaban en los pasillos. Me sentía tan bien con la situación que comencé a pensar que la venganza sería la cereza que coronaría el postre.

Ahora que crecí, claramente creo que fue una idea pésima e inmadura.

Al cabo de cinco días, mi padre ganó el juicio. Pero en el instituto sólo quedaban las dos chicas que me maltraron físicamente, así que, cuando fueron a pedirme disculpas de rodillas, las humillé públicamente.

Recuerdo perfectamente el momento en el que tomé el basurero y se los lancé encima mientras les decía lo mal que me sentí en aquel momento.

Aún siento el nudo en la garganta.

"Quería morir" -Exclamé- "Cada día me preguntaba por qué me odiaban tanto y no encontraba la respuesta" -Empujé a una de las chicas para que cayera- "¿Saben lo doloroso que es aguantar el acoso sólo porque tienes esperanza de que existe una pequeña posibilidad de cumplir tus sueños?"

"Lo lamentamos" -Se disculpó una de ellas- "Realmente fue inmaduro tratarte así, pero no volveremos a hacerlo"

"Ya es tarde" -Me agaché frente a ella- "Lo único que quiero es que sufran tanto como yo"