Capítulo 1

2.6K 168 0
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.



Comienzo



El hecho de que el palacio Rubí estuviera tan movido ese día solo le hizo saber una cosa; el hijo de Claude ya había nacido.

Bufo con burla impotente por la noticia que se esparciría como la pólvora, todos los nobles sabrían que el príncipe desfavorecido y no reconocido le dio el privilegio de ser abuelo al gran emperador Eibom, un honor que como príncipe heredero jamás tendría.

Mordió la uña de su pulgar cuando sintió aquella oscuridad, posarse sobre su espalda junto a la pesada riza de aquella cosa que lo seguía desde niño, desvió su mirada al lugar donde debería estar el rostro para temblar un poco por la gran risa que soltó.

— ¿Enloqueciste?

— Oh, claro que no... —respondió Karax. — Vamos a darle una visita a tu querido y adorado hermano, debes darle tus felicitaciones después de todo ¿No?


"¿Qué está planeando ahora?" Pensó con duda para hacer caso a lo pedido.

Con una simple mirada, le indico al par de guardias que resguardaban su puerta que lo acompañaran, sabía que no se negarían a menos que desearan tener un castigo durante los entrenamientos o algo peor.

Durante su trayecto al palacio de las concubinas, donde prácticamente vivía Claude con su esposa, no pudo evitar pensar sobre su posición como heredero, tambaleando un poco más con el simple hecho de no tener una prometida y ni un solo hijo.

"— Debes casarte con una señorita de alto estatus." Esas fueron las palabras de su madre antes de fallecer, sus ojos desorbitados, mientras se aferraba a sus brazos como si fuera a escapar ante su estado de locura avanzado.

Su madre, la mujer que le dio la vida más, se empeñó en andar detrás de su padre que era una persona libertina, ella se empeñó en deshacerse de cualquier rastro de bastardos, aunque su hermano menor era la excepción.

Nacido de la aventura del emperador con una simple sirvienta, no era más que una plebeya y su hijo termino con un valor idéntico.

Pero tenía magia fuerte, a diferencia suya, tuvo un hijo, mientras que, para él, un heredero era casi imposible; como siempre termino ganado.

Era frustrante, porque en un inicio se sintió muy contento con la idea de tener un hermano menor adorable con el cual jugar.

Ingreso a la habitación sin dejar que una de las damas presentes anunciara su llegada interrumpiendo el bullicio que se formó, sus ojos viajaron por todas las personas recibiendo una reverencia cordial y a su vez, Karax se removió ansioso en su interior.

¡Papá!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora