Capítulo 8: El pasado de las hermanas Gorgona

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-¿También eres usuaria?-preguntó sorprendida Sandersonia, viendo el kanabo de hielo que había creado la oni peliblanca.

-Sí... Cómo no nos dejáis usar nuestras armas, pues he tenido que improvisar... No sabía que existían las frutas del diablo hasta que leí el diario de Oden sama... La de tu hermana era una zoan, ¿no?

-Sí-asintió Sandersonia. Esa mujer no le desagradaba. Sí, era una criminal que había metido a hombres en la isla, pero era una mujer fuerte y eso se merecía su respeto-Consumió la Hebi Hebi no mi: Modelo Cobra Real... Yo...-dijo mientras se transformaba-...consumí la Hebi Hebi no mi: Modelo Anaconda... ¿Tú?

-La Inu Inu no mi: Modelo Okuchi no Makami... Se la robé a mi padre porque tenía hambre-dijo Yamato, adoptando su forma híbrida. Eso hizo que parte del suelo a su alrededor se comenzase a congelar-Ryuki sama quiere hablar con tu capitana y hermana, así que lo siento... Tengo que derrotarte.

Y se lanzó sobre Sandersonia, para lanzar una ráfaga de ataque con el kanabo de hielo.

-Snake Dance.

Sirviéndose del haki de observación, Sandersonia comenzó a realizar una especie de danza con la que era capaz de esquivar todos los ataques. Viendo que no avanzaba, Yamato dio un salto hacia atrás y miró a Ryuki, pidiéndole permiso a algo con la mirada. Este simplemente negó serio, sabiendo lo que le estaba pidiendo.

Triste Yamato respiró hondo.

-Namuji hyoga.

Exhaló abruptamente hacia delante, generando una densa ráfaga de hielo directa hacia Sandersonia. La hermana Gorgona no pudo esquivar el ataque del todo y el costado izquierdo se le congeló, teniendo que apoyarse con las manos en el suelo dolorida, intentando recobrar el aliento.

-Lo siento, pero esto acaba aquí... Raimei hakke.

-No... Hebigami Tsuki: Yamata no Orochi.

De forma parecida a como había hecho Marigold, el pelo de Sandersonia se transformó en ocho serpientes duras como el acero, para lanzarse sobre Yamato.
La oni cargó contra ella con gran velocidad, balanceando el kanabo de hielo para golpear a las ocho serpientes con una fuerza devastadora. El kanabo de hielo estaba cubierto de hielo, al igual que las serpientes, de modo que al chocar, el impacto generó relámpagos de color negro.
Finalmente, el ataque de Yamato superó a Sandersonia, regresando su pelo al estado normal y golpeando su rostro a Sandersonia. El kanabo de hielo no aguantó el impacto y acabó hecho pedazos, pero la victoria del combate fue sin duda para Yamato.

Hancock no podía creérselo. Sus dos hermanas habían caído derrotadas... Solo quedaba ella y tenía que enfrentarse a ese hombre, ese hombre que parecía ser ajeno a su hechizos y belleza y, por alguna razón, sentía que ocultaba más poder del que aparentaba.
Yamato ayudó a llevar a Sandersonia, ya humana, con Marigold, para regresar con sus nakamas.

Ryuki entonces se levantó... Era su turno y era el momento de poner a esa mujer los pies en el suelo.
Lentamente se abrió el kimono y sacó sus brazos de él, dejándolo puesto únicamente en su cintura. Estaba mostrando su tonificado torso, cubierto de cicatrices, pero Boa Hancock, que había bajado al ring para comenzar su combate, se quedó mirando fijamente el símbolo que tenía grabado en el abdomen.
Se trataba de un círculo rojo, con tres triángulo en la parte superior y uno en la parte inferior... La marca de los Dragones Celestiales.

-Ese símbolo...

-Esté-dijo señalándoselo Ryuki-No es nada... Durante una época fue esclavo de los Tenryuubito, pero mi maestro me rescató-dijo como si nada-Ahora... ¿qué? ¿Vamos a luchar?

Hancock aún estaba sorprendida por el símbolo del abdomen de Ryuki, pero se recompuso, recuperando la seriedad, lanzó una onda de haki del rey, deseosa de terminar con el combate en seguida.
Ryuki lo vio sorprendido, pero mayor fue la sorpresa de Hancock cuando el oni se lo devolvió, logrando que su haki del rey superase al de Hancock. Ese choque de voluntades hizo que varias kujas cayesen inconscientes en el sitio, sucumbiendo a dicha fuerza de voluntad.

-También lo tienes-dijo sorprendida.

-Me sorprende que tú también lo tengas-dijo Ryuki a la vez-Hay poca gente con haki del rey... Eso dice claramente lo fuerte que eres. Normal que te veneren tanto por aquí.

-Dime la verdad-dijo Hancock seria-¿Por qué querías hablar conmigo?

-Lo lamento, princesa-dijo sonriendo Ryuki, poniéndose en guardia-pero solo íbamos a hablar del tema si te ganaba y yo siempre cumplo mis promesas... Solo si gano hablaré contigo, pero créeme... No tienes oportunidad.

Hancock apretó los puños con fuerza. Ese hombre le sacaba de sus casillas.

-Perfume Femur.

La Shichibukai comenzó a saltar de un lado a otro, lanzándole patadas, una tras otra, que Ryuki esquivaba con facilidad, pero tenía que admitir que era una mujer muy dura. En una ocasión, Ryuki tuvo que cubrir su brazo de haki para bloquear la patada. La Emperatriz Pirata no se rendía, pero no lograba dañar al oni.

-Ahora que lo pienso... has reaccionado aterrada al ver el símbolo de los Tenryuubito...-Hancock se tensó de golpe y retrocedió de un salto-... fuiste esclava también, ¿no?-dijo comprendiéndolo-Vaya... ahora lo entiendo todo... Lo siento... ¡Me rindo!-anunció alzando la mano, dejando boquiabiertos a todos los presentes-Me rindo, aunque hemos ganado en el total, así que seguiremos con vida- ... Chicas, Moria...Regresemos al barco.

Ninguno de sus nakamas podía creerse lo que estaban escuchando. Ryuki podría haber derrotado a Boa Hancock sin problemas, sin siquiera utilizar su akuma no mi, pero se había rendido solamente por hablar con ella, si saber de que habían hablado precisamente.
Ryuki, por primera vez desde que sus nakamas estaban navegando con él estaba muy serio, así que comprendieron que el asunto tenía más importancia de lo que parecía.


Con el ring aún conmocionado, los seis miembros de los Piratas de Ryu abandonaron el ring, alejándose del lugar y yendo directos al almacén, donde Ryuki había detectado sus katanas.
Al llegar, Ryuki, habiéndose mantenido en silencio todo el camino, arrancó la puerta de cuajo y recuperó sus dos katana y el kanabo de Yamato.

-Ryu... Ryuki sama-murmuró Yamato preocupada-¿Qué ha pasado?

-Entramos en su territorio... las enfrentamos... Ya habían sufrido bastante. Aquí sólo molestamos. Iremos a otro lugar a buscar aliados-respondió.

Hiyori miró preocupada a Ryuki. Nunca, desde que tenía uso de razón, había visto al segundo de su padre en ese estado. Entonces, cuando ya se disponían a marcharse de la aldea, Kikyo, la kuja que los había atacado al principio, apareció corriendo. Moria se llevó rápidamente la mano a la katana y todos se pusieron en guardia. Hasta Perona preparó uno de sus fantasmas.

-Bien... os he alcanzado-dijo jadeando-... Hebihime... Hebihime quiere hablar con usted, hombre Ryuki... Dice que el combate... no terminó correctamente.

Ryuki miró a sus nakamas sorprendido.

-Hebihime dice que el hombre Moria también puede estar en la aldea...

-Es a lo que hemos venido, ¿no?-dijo Moria encogiéndose de hombros-Yo me quedaré con las chicas aquí... Ve a resolver cualquier asunto que tengas con la Emperatriz Pirata, capitán.

Ryuki asintió y le indicó a Kikyo que le guiase.
La kuja asintió y comenzó a caminar, dirigiéndose hacia el gran palacio de la emperatriz.

-A partir de aquí estás solo-dijo seria-No se nos permite entrar sin permiso...

Ryuki la miró extrañado, pero se encogió de hombros y entró. Ahí fue recibido por Gloriosa.

-Gracias por aceptar, Ryuki-dijo con una leve reverencia-Entiendo que después del trato, no querrás conversar con Hebihime... Espero que comprendas que tenemos leyes en la isla...

-Oh, eso... tranquila, lo entiendo-dijo Ryuki quitándole importancia-No estoy ofendido ni nada por el estilo. Más bien yo lamento si os hemos ofendido. Vinimos con toda la buena voluntad del mundo. Las cosas se salieron un poco de madre,

Ryuki: El aprendiz de OdenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora