Capítulo 4: Thriller Bark

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Un hombre caminaba en silencio. Era muy alto, casi siete metros de altura, y vestía una camisa y guantes de color negros, unos pantalones de color naranja brillante. Una corbata, un collar y un adorno azul como un crucifijo con apéndices en forma de garra germinando a partir de tres puntos de cruz decoraban su cuello.
De su aspecto físico cabía destacar el cabello púrpura, piel azul claro y un par de pequeños cuernos que sobresalían de su frente, además de una línea de puntos corriendo verticalmente desde la parte superior de su cara y abajo del cuello.

El lugar en el que estaba caminando era un bosque muy tenebroso, con murciélagos revoloteando y lápidas por todos lados.

-Chicos... os extraño-murmuró el hombre-Conseguí nuevos nakamas pero... os extraño.

-Capitán-dijo entonces una voz femenina-Absalom ya está de regreso... Llegará en breves y ha dicho con el Den Den Mushi que viene acompañado, aunque ha decidido mantener en secreto con quien viene... ¿Vamos a recibirlo?

La chica que había venido era un joven de unos 22 años, de cabello rosa y largo, recogido en dos coletas con broches con forma de flor. Sobre la cabeza, llevaba una corona roja con una cruz.
Vestía unas mallas que cubrían completamente sus largas piernas y llevaba una minifalda para combinar. Se la podía ver con una sombrilla roja.

-Sí, vamos, Perona-asintió-Ya llevo mucho tiempo de luto, es hora de planear mi venganza.

-Como mandes, capitán Moria-asintió la pelirrosa-Le mandaré a mi lindo Kumashi agrupar a los zombies cuando recibamos a Absalom.

Gecko Moria, capitán de los Piratas de Thriller Bark, comenzó a caminar de regreso a la mansión existente en el mástil, en la que vivía él. Perona también vivía en esa mansión, por lo que no se sentía solo, pero le daba pánico pensar en volver a perder a sus nakamas.
Había sido por eso que había comenzado a trabajar en su ejército de zombies, para tener nakamas inmortales.

Recientemente había recibido una invitación del Gobierno Mundial para convertirse en un Shichibukai y no había dudado en aceptarla. Sin los marines pisándoles los talones, sería más fácil formar su ejército de zombies.

Cuando llegaron a la entrada de la mansión, se encontraron con Hogback, que estaba mirando boquiabierto al cielo, señalándolo y temblando de miedo.
Moria y Perona miraron hacia arriba. El cuerpo del Shichibukai se tensó de golpe al ver al gigantesco dragón oriental rojo volando hacia ellos. Durante unos segundos, Moria se quedó paralizado, llegándole de golpe recuerdos de un combate que tuvo en el pasado, pero recuperó la compostura al ver que este dragón era rojo, no como el azul que enfrentó en Wano.

Lo más curioso era que, cuando tomó los prismáticos que le tendía un zombie, vio a Absalom, sonriendo ampliamente, de pie en la cabeza del dragón, ondeando una gran bandera de los Piratas de Thriller Bark.

-¿Ese es Absalom?-preguntó Perona sorprendida, a medida que se iba acercando más el dragón.

-Sí... Se ha encontrado con gente muy poderosa-asintió Hogback.

Hogback era el médico de los Piratas de Thriller Bark y el gran artífice del ejército de zombies de Moria.
Se trataba de un hombre redondo, muy gordo en comparación con sus piernas extremadamente delgadas. Su nariz, tenía forma de pico, sus dientes son afilados y sus orejas puntiagudas, lo que aumenta notablemente su aspecto monstruoso. Tenía el pelo largo, encrespado y de color negro y morado.

Llevaba un chaleco de rejilla, pantalones de cuero púrpura, una corbata negra y un par de guantes de color púrpura que cubrían sus largos dedos como garras.

Moria y Hogback se habían conocido hacía ya mucho tiempo, unos nueve o diez años, cuando Victoria Cindry, el amor no correspondido del doctor falleció.
Con el corazón roto por la pérdida, Hogback vagó por el mundo hasta que se topó con Gecko Moria, quien le ayudó con el poder de su akuma no mi a darle vida al cadáver de Cindry.
Desde ese momento, Hogback le juró lealtad.


Moria seguía mirando boquiabierto al dragón, que estaba comenzando a aterrizar, posándose dentro de la isla de Thriller Bark, justo frente a ellos.
A Moria le sorprendió ver que el dragón había dejado a su lado un enorme bloque de hielo en cuyo interior se encontraban cien cadáveres.

-¡Chicos!-gritó Absalom sonriendo-¡Mirad qué gente más curiosa he encontrado!

De la espalda de dragón oriental rojo bajaron Absalom, dos mujeres y los que Moria reconoció como minks. Se tensó al ver los cuernos en la cabeza de la mujer peliblanca.
Poco a poco, mostrando que se trataba de un usuario de zoan, el dragón comenzó a encogerse, adoptando un aspecto humano, o por lo menos hasta que surgieron los cuernos en su cabeza.
Se trataba de un oni, como la chica peliblanca, pero con el pelo de color negro, largo y recogido en una coleta que le llegaba a la cintura, con los ojos de color violeta. De este, sobresalían los dos cuernos de color blanco, con la base negra, como su pelo.

Moria suspiró aliviado al confirmar que no era él, por mayor que fuese el parecido.

-¡Hey!-saludó el hombre, con una sincera sonrisa-Soy Ryuki, pero mis nakamas me llaman Ryu. Soy el capitán de los Piratas de Ryu.

-Yo soy Yamato, vicecapitana-dijo la peliblanca.

-Yo soy Hiyori-siguió la peliazul, con una leve reverencia, mostrando mucha educación.

-Mi nombre es Carrot-se presentó la mink conejo, dando un salto altísimo-Soy la mejor vigía del mundo.

-Pedro/Roddy-dijeron simplemente los mink jaguar y toro.

Hogback y Moria estaban demasiado impactados para hablar, por lo que fue Perona la primera en avanzar, acercándose levitando a Ryuki.

-Tienes cuernos... eso no es adorable.

-Claro que los tengo, soy un oni-respondió sonriendo Ryuki, despertando un rubor en la pelirrosa-¿Cómo es posible que levites? ¿Consumiste una akuma no mi?

-Sí-asintió Perona-La Horo Horo no mi, soy una mujer fantasma.

Carrot se acercó de un salto con estrellas en los ojos.

-¡Increíble!-exclamó la mink.

-¡ERES ADORABLE!-exclamó Perona, abrazando a Carrot-Seamos amigas.

Carrot asintió emocionada y se abrazó a Perona, la joven de veintidós años.

-Perona onee... Me encanta levitar.

Hiyori rió divertida al ver como Carrot había denominado a Perona como su hermana mayor. Carrot tenía trece años y, para ella, todo era un juego, un mundo lleno de nuevas sensaciones, por lo que a veces resultaba muy difícil controlarla.

Moria y Hogback lograron recuperarse del impacto y se acercaron a Ryuki.

-Pensaba que el único oni que existía era el yonkou Kaido-comentó Hogback.

-Somos tres... Yamato, Kaido y yo-explicó Ryuki-Hiyori, Yamato y yo venimos de Wano, huyendo de Kaido con la intención de regresar más fuertes y derrotarlo... Tengo entendido que tuviste problemas con Kaido, ¿no, Moria?

El capitán de los Piratas Thriller Bark apretó los puños serio.
Ninguno de sus nakamas actuales sabía de lo sucedido con su anterior tripulación, ni siquiera los otros tres miembros de los Cuatro Misteriosos.
Ya que ese hombre había sacado el tema, no le quedaba otra que hablar.

-Sí-asintió Moria-Hace algo más de veinte años, era el capitán de otra tripulación, los Piratas Gecko... Era un capitán ambicioso, pero esa ambición me llevó a enfrentar a Kaido... Solo salí yo con vida. Quiero vengar a mis nakamas. Aunque fue culpa mía por llevarles a una batalla imposible de ganar, no puedo borrar de mi mente las risas de Kaido, King, Queen y Jack mientras masacraban a mi hermanos en armas.

Ryuki asintió comprendiéndolo.

-Entiendo... eso tuvo que ser duro. Lo siento.

Moria apretó los puños con fuerza, pero agradeció las palabras de ese hombre.

-¿Qué os parece si comemos y bebemos todos juntos y nos contamos nuestras historias?-propuso Ryuki-Volar tanta distancia me ha dejado agotado.

-Claro, buena idea... Me vendría bien ahogar esas memorias en alcohol-dijo Moria sonriendo, para luego pensar-"Parecen fuertes, sus sombras nos vendrán bien"

Hogback comenzó a dar órdenes a los zombies, que montaron una mesa para diez, donde llevaron increíbles platos, perfectamente cocinado, lo que hizo que los estómagos de los Piratas de Ryu rugiesen por el hambre.

Ryuki, mientras comían, habló de su historia, antes del viaje temporal y después, como viajó con Shirohige, luego con Roger.
Moria estaba ensimismado con la historia, pero sabía lo que debía hacer, por lo que asintió y sus nakamas comprendieron que tenían órdenes claras.
Lo que no sabían, era que Ryuki había descubierto sus intenciones y se separó de la mesa rápidamente, tomando a Hiyori en brazos. Sus nakamas reaccionaron rápidamente y se alejaron también.

-Buen intento, Moria, pero no podría llamarme Capitán de los Vainas Rojas si fuese capaz de caer en una treta como esta.

Absalom, Perona y Hogback se pusieron cerca de Moria, todos preparados para luchar, pero Moria, sonriendo sádicamente, alzó el brazo y el enorme portón a las espaldas de Gecko Moria se abrió.
Poco a poco, se escucharon unos paso y el lugar comenzó a temblar, como si un gigante estuviese acercándose. El primero en aparecer fue un zombie, cubierto de varios vendajes en la cara, sin ojos y sin nariz.
Vestía un gi de samurai con intrincados diseños. Tenía el pelo blanco, seguramente por la canas que tendría en su vida pasada.

Había algo en él que le resultaba familiar a Ryuki, pero no sabía el qué.

El siguiente en llegar, fue el gigante que estaba causando los temblores. Se trataba de un gigante fornido y perfectamente cuatro veces más grande que un gigante común. Ryuki lo identificó como un gigante ancestral, o por lo menos lo fue antes de ser un zombie. Tenía un par de cuernos en la cabeza, una larga cabellera y un par de enormes colmillos sobresaliendo de su mandíbula inferior. Sus brazos eran muy grandes en comparación con sus piernas.
Llevaba partes de otros cadáveres y muchas cicatrices y solamente llevaba puesto un pantalón corto rasgado, con una cruz en forma de huesos y un cinturón con tres cráneos en él.

-Chicos... Yamato, tú enfrentarás al gigante. Pedro, tú al samurai-ordenó serio Ryuki-Carrot, tú a la chica fantasma. Roddy, Absalom y el médico son tuyos-finalmente, se tronó el cuello y miró serio a Moria-El capitán es mío... No los matéis, solamente quiero derrotarlos y hablar seriamente de negocios.

Todos asintieron decididos.

La primera en lanzarse al ataque fue Yamato que, de un salto, se lanzó contra el gigante ancestral zombie, golpeándole con su kanabo con fuerza. Fue tal el golpe que lanzó al gigante a la distancia, alejándolo del combate.

La siguiente fue Carrot que, al ver como volaba hacia ella Perona, decidió alejarse también, dando brincos mientras se ponía sus guantes de garra.

Ryuki: El aprendiz de OdenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora