catorce

426 52 2
                                    

Nayeon sostenía en sus manos una cajita de leche de banana que había comprado en la tienda que había frente a su escuela. La miraba con inquietud, pensando en si realmente tendría el valor de darle ese pequeño obsequio a Mina. 

Estaba a la salida del instituto, esperando a la pelinegra que la acompañaba a la parada de autobuses.  Sin embargo, llevaba varios minutos esperando, pasando la cajita de una mano hacia la otra repetidas veces, hasta que vio como el lugar comenzaba a vaciarse y Mina seguía sin aparecer. Entonces comenzó a preocuparse, así que decidió entrar de nuevo y buscarla por su propia cuenta.

No tardó mucho en encontrarla, en el salón de matemáticas. Despreocupada y jugando algo en su celular. Entró sin pensarlo, escondiendo la cajita de leche detrás de su espalda. 

—¿Nay? No creí que siguieras aquí, ¿por qué no te has ido? — habló sorprendida de ver ahí a la castaña, mientras guardaba su teléfono.

Nayeon se sintió un poco tonta al escucharla, creía que la pelinegra podría estar buscándola también. — hm... yo... ¿t-tú por qué no te has ido?

—Ah, voy a salir con Chaeyoung. Perdió una apuesta y me invitará a comer — mencionó riendo un poco. — la estoy esperando, fue por sus cosas.

—Ya veo... — hizo un puchero inconscientemente, no sabía como sentirse al respecto. Tal vez se había acostumbrado demasiado a la atención de Mina. 

—¿Y tú por qué no te has ido? — volvió a preguntar.

—No... no sé.—dijo sin realmente querer decirle la verdad, sintiéndose un poco egocéntrica al haber pensado que Mina estaría dispuesta para ella. Estaba avergonzada, pero un sentimiento muy similar al enojo florecía en lo más profundo de su corazón. ¿Qué era? No le gustaba sentirse así.

Fue cuando Mina valoró la posibilidad de que Nayeon la estuviera esperando.

—Pero... ¿Sabes? Creo que prefiero ir contigo. — sonrió acercándose a la castaña para tomar su mano y salir del salón, llevándola después a un lindo parque para caminar juntas.

Bueno, habría sido lindo que eso pasara. Pero solo había sido la imaginación de Nayeon haciéndole pasar una mala jugada.

—¿Nay?

—Chaeyoung es linda...

Mina se sorprendió al escucharla, y tuvo una pequeña idea. 

Sabía que probablemente lo que estaba a punto de hacer no era lo más sensato, pero se sentía un poco cansada de ser rechazada por Nayeon. — sí... Lo es.

—E-Es algo así como una... mh ¿cita? — preguntó, olvidándose de la dichosa apuesta, centrándose en la idea de Mina y Chaeyoung, saliendo solas.

—Tal vez... — dijo arrepintiéndose inmediatamente de haberle mentido, pero no sabiendo como arreglarlo, mordió su labio inferior con nerviosismo.

—Dijiste... d-dijiste que solo te gustaba y-yo...— y entonces lo supo, estaba celosa. Muy celosa.

—Y es así, Nay. — aclaró rápidamente. — pero... más de una vez me dijiste que yo no te gusto. Y no quiero obligarte a nada... ¿Por qué no intentar con alguien más?

—Pero... — apretó la correa de su mochila con su mano libre, sentía su corazón a punto de explotar y ni siquiera sabía como expresar lo molesta que se sentía. ¿Qué significaban para ella todos esos besos que le había regalado? Aunque muy en el fondo sabía a lo que la pelinegra se refería, y sabía que tal vez tenía razón.

—Nos vemos mañana, Nay, ya viene Chaeyoung. — se despidió sintiéndose terrible por haberle mentido a la castaña, esperaba poder arreglar después todas las cosas que dijo sin pensar.

Mientras Nayeon la veía alejarse con un nudo en la garganta y una leche de banana en la mano.

blush Donde viven las historias. Descúbrelo ahora