Capítulo 10

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Takemichi había intentado decir que no al principio, Shinichiro le había advertido demasiadas veces que no debía ir a ningún sitio con extraños. Pero algo en Ran era hipnotizante. Cuanto más intentaba Takemichi encontrar excusas para no ir con ellos, más se veía arrastrado por las promesas de que los dos hermanos sólo estaban siendo amistosos y que a Takemichi le convenía ir con ellos en lugar de quedarse fuera, bajo la lluvia, donde podía haber gente peligrosa al acecho.

Al final fue capaz de convencer a Takemichi de que no eran extraños con facilidad y así, treinta minutos después, Takemichi se encontró junto a la puerta de un complejo de apartamentos extremadamente lujoso.

Takemichi se aferró tímidamente a las manos de Ran y se apretó a sí mismo mientras los hermanos paseaban despreocupadamente por el vestíbulo como si fueran los dueños del lugar. Había algunos adultos en el vestíbulo, pero ninguno de ellos prestó mucha atención a los niños. El hombre del mostrador de recepción miró a Takemichi con extrañeza al principio, pero se escondió detrás de la espalda de Ran, ya que éste era más alto que él, y el extraño hombre apartó la mirada después de eso.

Terminaron dentro del ascensor donde Rindou finalmente cerró su paraguas y lo sacudió para escurrir el agua antes de pulsar uno de los botones del ascensor. Ran utilizó su mano libre para escanear una tarjeta de acceso y Takemichi tuvo que reprimir un chillido cuando el ascensor voló de repente hasta el último piso, donde finalmente los dejó salir. A Takemichi le temblaban las piernas y le dolía el estómago cuando el ascensor se detuvo. Se preguntó si era demasiado tarde para dejar este lugar y volver a casa, pero Rindou y Ran ya lo estaban guiando fuera de las puertas de acero.

Una vez que salieron del ascensor, Ran se dirigió directamente a la puerta y tecleó un código antes de abrir la puerta que conducía a una habitación de aspecto caro.

―Vaya ―Takemichi se sintió de repente fuera de lugar con su camiseta y sus pantalones cortos. El apartamento era todo suelos pulidos, techos altos y lámparas de araña. Su antigua casa había sido bastante bonita, sobre todo si se comparaba con la casa de los Sano o con las de Baji y Chifuyu, que estaban una al lado de la otra, pero esto era otro nivel de riqueza. Sin duda, la familia Haitani era increíblemente rica.

―Tu ropa está mojada, deberías ir a cambiarte ―dijo Ran, como si leyera su mente. Puso una suave mano sobre la cabeza de Takemichi, pero casi le hizo saltar de su cuerpo.

―No tengo ropa extra ―Dijo Takemichi.

―Está bien ―murmuró Ran. ―Tengo la ropa perfecta para ti ―.

Ran le cogió de la mano y le guio hacia un dormitorio mientras Rindou se quedaba atrás para subirse al sofá y encender la televisión. La habitación apenas parecía habitada, se dio cuenta Takemichi. No era como la habitación que compartía con Mikey, que tenía las pertenencias de ambos pegadas por las paredes y el suelo, lo que hacía que Shinichiro les pidiera constantemente que la limpiaran. Esta habitación era grande, pero aparte de la cama y el armario, no había casi nada que sugiriera que alguien vivía allí, y mucho menos un niño.

Ran abrió la puerta del armario y Takemichi alcanzó a ver la ropa doblada ordenadamente en su interior mientras procedía a rebuscar en él antes de volver con una prenda. Era un vestido, Takemichi se dio cuenta. Un vestido rosa y blanco de estilo lolita con volantes que incluso él podía decir que era bonito, o que sería bonito en una chica, cosa que él no era.

― ¿Hay algo más? ―Preguntó Takemichi, ya avergonzado por lo fruncido y cursi que era el vestido.

― ¿Por qué? Esto es perfecto. Te quedaría muy bien ―respondió Ran mientras sus manos ya se movían para subir la camisa de Takemichi. Takemichi trató de decirle que podía cambiarse él mismo, pero Ran se limitó a callarlo suavemente como si estuviera regañando a un niño y Takemichi obedeció al instante y se quedó callado.

Una rosa con otro nombre [Traducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora