Capítulo 13

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Las mañanas siempre eran un acontecimiento en la casa de los Sano. Eso era algo que Takemichi había aprendido muy pronto. Y sólo empeoró con el paso de los años. La habitación que Takemichi compartía con Mikey estaba justo enfrente del baño, lo que significaba que tenía entradas de primera fila para las actuaciones musicales de Shinichiro en la ducha cada vez que intentaba dormir hasta tarde, lo que ocurría a menudo. La única persona que dormía hasta más tarde que él era Mikey, pero esa mañana, Mikey se había levantado milagrosamente temprano para ir al baño, despertando a Takemichi en el proceso y dejándolo somnoliento y confundido en la cama. Eso fue hasta que empezaron los gritos.

―¡Mikey! si no sales en un puto minuto, te juro que cogeré un hacha y derribaré esta puerta―, maldijo Izana mientras golpeaba con fuerza la puerta del baño con los puños.

Takemichi intentó cerrar los ojos y enterrar la cara bajo la almohada, pero la voz de Izana era tan alta que se dio por vencido y finalmente se incorporó. Divisó la pared de su habitación y se quedó mirándola unos instantes, orgulloso del trabajo que había hecho en ella, mientras se dirigía a la puerta.

Cuando empezó a compartir la habitación de Mikey, esa pared en particular estaba vacía, pero Takemichi la había llenado con fotos de su familia a lo largo de los años. Empezó con fotos de él y sus padres que recuperó de su antigua casa, luego empezó a añadir fotos con Mikey, Shinichiro e Izana, y finalmente fotos de él con sus amigos como Takuya y Chifuyu.

―Buenos días―, murmuró Takemichi. Asomó la cabeza por la puerta de su habitación y bostezó sonoramente, frotándose los párpados brillantes para conseguir un efecto dramático. Llevaba una hora despierto, pero Izana no necesitaba saberlo. Izana siempre era muy generoso cuando se sentía culpable. Ni siquiera Shinichiro, con sus interminables regalos y gestos amables, podía mimar a Takemichi tanto como Izana.

―Buenos días―, le respondió Izana. Giró la cabeza y le dedicó una suave sonrisa a Takemichi, y luego volvió a aporrear la puerta y a gritar amenazas a Mikey.

La puerta de la habitación de Shinichiro se abrió con un chasquido y él salió, sacudiendo la cabeza mientras miraba a Izana con las cejas levantadas. ―Sabes que tengo la llave del baño, ¿verdad? No hace falta que cojas un hacha―.

―Lo sé―, Izana se encogió de hombros. ―El hacha no es para la puerta. Es para poder asesinar a Mikey―.

―Por favor, nada de asesinar a tu hermano. Voy a ser yo quien limpie el desastre―, dijo Shinichiro secamente. Caminó hacia Takemichi y lo abrazó.

― ¿Estás bien? ― preguntó Takemichi.

Shinichiro asintió, con una sonrisa en la cara mientras acercaba a Takemichi. ―Sí, sólo necesito un abrazo de mi favorito para recargarme―.

― ¿Creía que yo era tu favorito? ― dijo Izana.

―Es broma. Todos ustedes son mis favoritos―, dijo Shinichiro, mientras le guiñaba un ojo a Takemichi y le susurraba al oído. ―Tú eres mi favorito―.

―¡He oído eso!― Mikey gritó desde el baño.

―Yo no he dicho nada―, negó Shinichiro mientras Takemichi sonreía.

Takemichi susurró un pequeño ―tú también eres mi favorito― a Shinichiro. Y era verdad. Takemichi se preocupaba por Izana, y le gustaba tanto Mikey que a veces se sentía mal, pero Shinichiro era la persona a la que estaba más unido en el mundo. Tenía la sensación de que se debía a lo parecidos que eran los dos, ya que ambos eran estúpidamente honestos hasta la exageración, pero Shinichiro le comprendía de una forma que nadie más podía hacerlo. Con el tiempo, Takemichi se había acostumbrado al caos que provocaban Izana y Mikey, e incluso llegó a adorarlo. Pero atesoraba más que nada la paz y la comprensión que le proporcionaba Shinichiro.

Una rosa con otro nombre [Traducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora