Perfecta maldad

Capítulo XI

Estaba demasiado cabreada como para ver a donde iba. Tampoco es que le importara, en ese momento, solo se quería alejar de Hyunjin, no tenía planeado volver en un bien tiempo, a menos que el contrario se disculpara, cosa que nuestra protagonista dudaba.

Era medio día, el sol no llegaba a atravesar por completo los frondosos árboles, solo unos cuantos focos de luz llegaban a iluminar las rocas del camino. Una vista agradable para TN, que se encontraba sentada, descansando antes de volver a la marcha. A penas llevaba una hora andando, pero, la noche anterior no puedo dormir mucho, y se sentía bastante cansada.

Mientras marchaba sin rumbo alguno, como hizo la primera vez que se escapó, se paró varias veces, para ver las vistas, que muchas veces eran increíbles. Por ejemplo: su segunda parada fue en la cima de la montaña más cercana, no era el pico más alto, pero, ya para esa altura, los árboles habían desaparecido, las rocas dominaban la zona, por no hablar del increíble acantilado que descendía del lado norte de la montaña, un par de cuervos recorrían la zona.
La siguiente parada con vistas fue en la falda de la siguiente montaña, está era más alta, y como la anterior, carecía de vegetación en la cima, a excepción de un árbol blanco solitario que se retorcía a más no poder. A no más de 200 metros hacia el oeste, se podía ver un lago, y más allá, se podía distinguir lo que parecía una ciénaga pantanosa. Al este de la segunda montaña, un bosque espeso de pinos se expandia sorteando pequeñas montañas. Allí fue a parar la muchacha fugada.

Ya era de noche, se había pasado la mayor parte del día vagando por la naturaleza, y por raro que pareciese, no tenía ni una pizca de hambre, así que, sin cazar ni recolectar nada, se dispuso a dormir plácidamente al pie de unos pinos que la protegían de la vista de cualquier animal sin visión nocturna. Era una noche templada, o ella había desarrollado inmunidad al frío, ya que, no necesitó nada para cubrirla y no pasar frío.

La noche fue como una brisa fresca en un día caluroso de verano, pareció durar unos instantes, pero bastó para que TN renovase energías.

Pero ahora sí, ya sentía la ausencia de los alimentos en el estómago vacío. Y sin mucho esfuerzo, recogió unos frutos, se los comió y prosiguió con la caminata. Decidió seguir yendo al este, así no estaría demasiado lejos de la mansión del vampiro, pero tampoco lo suficientemente cerca como para que la encontrara.

Llevaba medio día andando, y empezaba a escuchar ruidos de animales. Eso no le gustaba, si se encontraba con un animal salvaje, la podría atacar. Decidió aligerar el paso y salir del territorio del animal, pero, eso no pareció ayudar, seguía oyendolo, y ella juraría que ahora, eran más de uno, se alarmó y echó a correr hasta que dejó de oír los ruidos.

Y en nada, dio con una carretera, le pareció buena idea seguirla, así podría encontrar algún pueblo y abastecerse de algunos alimentos e incluso de nueva ropa.

La noche estaba por caer, y TN aún no había llegado a ninguna parte, seguía andando por el lado derecho del camino. Ni un solo vehículo había pasado por la zona. Hasta que, a lo lejos, pudo oír las pezuñas de animales grandes chocar contra el suelo, y en unos minutos, pudo ver un carruaje tirado por caballos que iban a trote.

El carruaje se paró a su lado. Era de color negro mate, con las esquinas y los marcos de un color plateado, unas ruedas grandes y las ventanas cerradas con cortinas rojas de terciopelo. El cochero la miró con el gesto más amable que había visto desde que conoció a Félix. Tenía el pelo marrón y liso, con en flequillo abierto como unas cortinas, dejando ver lo justo de su frente. Ojos negros y ligeramente rasgados resaltandolos con un ligero maquillaje, y tendría unos 19 años. Mientras que TN miraba al conductor, la puerta se abrió, y de él salió otro chico, este parecía un poco mayor, con su pelo marrón, corto y revuelto, ojos rasgados con un punto de maquillaje enfilandolos, que le quedaba genial con los ojos marron oscuro que tenía.

- ¿A dónde va, señorita? Sí quiere le podemos llevar. - Dijo educadamente el chico que salió de la cabina.

- Ah, pues, voy al pueblo más cercano... agradecería que me llevarán, si fuera posible. - respondió con una sonrisa dulce.

- Bien señorita, pues, suba al carruaje. Nos presentaremos a dentro, si no le importa.

Con la ayuda del conductor, la muchacha consiguió entrar a la cabina. Dentro, se encontraba otro chico, este parecía de su edad, tenía el pelo más largo y voluminoso que los otros dos, y el color marrón también parecía más vivo. Los ojos, también ligeramente rasgados y resaltados con una maquillaje marrón tenían un iris de color miel adorables.

Mientras el chico que parecía mayor se presentaba, TN podría haber jurado que vio una cola juguetona y feliz junto con unas orejas de perro sobre su cabeza. Parecía muy alegre.

El que conducía se llamaba Minho, el mayor se llamaba Chan, y el joven, se llamaba Han.

Su conversación alegre no duró mucho, ya habían llegado al pueblo, era la parada de TN, pero, antes de que se pudiera despedir, notó un pañuelo húmedo en su cara, justo después de ver la mierada sería que le daba Chan a Han. Y todo se volvió oscuro.

Por el otro lado, en el castillo del Vampiro, Hyunjin no había visto en dos días a la humana, y se estaba preocupado. Recorrió todos los pasillos, todos los cuartos, todas las salas... y no la encontró.

El primer día no se preocupó, pensó que estaría encerrada en su cuarto, o que habría salido a despejarse, o incluso, aunque no le gustaba nada la idea, preguntarle a Félix que había pasado el otro día, ya que, ella dijo que no se acordaba de mucho.
Pero, ya el segundo día que no le vio, empezó a pensar que algo iba mal.

Revisó varias veces TODO el lugar, hasta fuera del castillo. Estaba a punto de amanecer, y ella todavía no llegaba. Salió a buscarla antes de que el sol saliera. Voló lo más rápido que pudo, y recorrió el máximo tramo de tierra que pudo. Ni rastro de ella.

Salió el sol, y se puso histérico.
No encontraba a TN, no encontraba a SU TN.

"Es culpa mía " se decía el azabache. "No debí despistarme, tenía que haber mantenido un ojo en ella..."