Capítulo 9: De guerreros y Valkirias. - Parte 2

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Disclaimer: Esta historia está inspirada, en parte, en el universo de Harry Potter de J.K Rowling. Salvo algún que otro personaje de mi invención, todos los ambientes, personajes, argumentos, hechizos y todo lo reconocible pertenece a la autora, yo solo los tomo los mezclo y agrego cosas.

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"No hay fuego ni frío que pueda desafiar a lo que un hombre guarda entre los fantasmas de su corazón."

El gran Gatsby- F. Scott Fitzgerald

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Capítulo 9: De guerreros y Valkirias. - Parte 2

Enero de 1087 d.C. - Uppsala auðr - Escandinavia (Suecia en la actualidad).

Por suerte no nevaba y la luna llena arrojaba luz al camino blanco que tendrían que recorrer. Las capas de abrigo y la armadura de cuero lo protegían del frío reinante pero la sensación de vacío en su pecho no desaparecía totalmente.

Verla partir hacia el templo de Uppsala había sido difícil. Decenas de mujeres y niños pequeños habían huido juntos, en medio de la noche, para guarecerse en el último bastión pagano de los vikingos y Hermione había partido con ellos. Ella se había volteado varias veces para saludarlo con su pequeña mano y él había seguido su silueta con la mirada hasta que se perdió tras la colina. Solo cuando el último de sus rizos alborotados desapareció en el horizonte, él se acercó a la horda que los hombres estaban organizando.

El plan era sencillo. Los abanderados de Blot-Sverker se unirían a ellos en cuanto los mensajeros llegaran a destino y era trabajo de los hombres de Uppsala cortar el paso del rey Ingold durante la mayor cantidad de tiempo posible. Sigtuna estaba a unos treinta y dos kilómetros de Uppsala, así que no llegarían hasta muy entrada la mañana. Tenían al menos siete horas de caminata si mantenían buen ritmo y si no se encontraban antes con el ejército de Ingold.

El escudo de madera pintado de rojo era bastante más liviano que el aspis griego. Y si bien él no estaba acostumbrado a las skeggöx, mejor conocidas como hachas de guerra, sabía que estas eran útiles para ser arrojadas cuando el enemigo se encontraba a cierta distancia. Draco aún no la había utilizado pero tenía que admitir que la espada vikinga, o hurum, le resultaba mucho más cómoda que el xiphos y la sarissa que había usado de camino a Persépolis.

Debido a las capas de nieve fresca avanzar con rapidez era difícil. Cada paso que daban implicaba hundir sus piernas en casi medio metro de hielo pulverizado y las pieles comenzaban a humedecerse haciendo que la ropa fuera más pesada todavía. Solo algunos de ellos tenían caballos pero a los animales tampoco les resultaba sencillo avanzar.

- Einar, ¿Por qué tan serio muchacho?

Draco iba sumido en sus propios pensamientos y le costó más tiempo de lo usual darse cuenta que el jarl Sverker, cabalgando a su lado, le hablaba a él.

- Ehh. Solo pensaba, su alteza.

- En tu linda Ida, supongo. No te preocupes por ella, Einar. La diosa Frigg protegerá a las mujeres y niños de Uppsala. En cuanto a nosotros, siento que las Valkirias cabalgan a nuestro lado esta noche. Quizá al amanecer muchos de nosotros nos hayamos convertido en einherjars y nos sentemos junto al padre Odín en el gran salón del Valhala, para beber cerveza en cuernos de oro y contar historias de nuestras batallas mientras esperamos la venida del Ragnarök...

Draco asintió con una media sonrisa, aunque en realidad él no había estado pensando en Hermione cuando Sverker se le acercó. Él pensaba más bien en sí mismo y en la forma que esta misión lo estaba cambiando. Había días en los que ya no sabía quién era en verdad y estaba bastante asustado de eso. Había pasado toda su vida siendo lo que otros querían que fuera y cuando parecía haber tomado finalmente las riendas de su vida, otra vez volvía al casillero inicial y a tener que interpretar diferentes personajes para mantenerse respirando.

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