Capitulo 11 - Caza de brujas Parte 2

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Disclaimer: Esta historia está inspirada, en parte, en el universo de Harry Potter de J.K Rowling. Salvo algún que otro personaje de mi invención, todos los ambientes, personajes, argumentos, hechizos y todo lo reconocible pertenece a la autora, yo solo los tomo los mezclo y agrego cosas.

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"Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio."

Julio Cortázar - Rayuela

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Capítulo 11: Caza de brujas - Parte 2

Febrero de 1692 d.C - Salem, Massachusetts - EE.UU

Era de madrugada. No podía decir exactamente qué hora era pero no debía ser más allá de las cinco de la mañana. Aún se veían brillantes estrellas en el cielo a pesar del denso dosel del bosque. Hacia frio allí afuera pero no quería volver a la tienda por un abrigo. Hermione lo oiría y no estaba preparado para enfrentarla. No todavía. De hecho, no sabía si algún día estaría listo para volver a verla.

Había despertado primero, como cada día desde que Granger empezó a trabajar con él. Había noches que incluso no dormía para nada. Su mente había tomado la mala costumbre de hacerle planteos tontos a horas inapropiadas debido a su influencia. Desde que ella había entrado en su vida, a él había comenzado a crecerle una conciencia e ignorarla era cada vez más complicado. Sobre todo cuando Hermione estaba cerca.

Esa noche, mientras observaba a Hermione dormir con la cabeza apoyada en su pecho, apenas iluminada por la trémula luz de una vela, tuvo la repentina necesidad de besar su frente y protegerla de todo y todos. Ese solo pensamiento desencadenó en él el sofoco y reflejo de huida que ahora intentaba aplacar mientras caminaba por el bosque, alejándose de ella lo mas rápido posible.

Era la primera vez que sentía aquello. Fue horrible descubrir que al parecer no estaba desarrollando una úlcera de estómago, sino que su gastritis se debía a las míticas mariposas que crecían en el estómago de los idiotas como él. Era una lástima que no tuviera las pastillas vomitivas de sortilegios Weasley. Quizá vomitando, las cosas carnívoras que rondaban por su estomago fueran expulsadas. La sola idea de pensar en estar sintiendo aquello cuyo nombre iniciaba con la horrenda letra A, lo ponía enfermo.

Él era un maldito Slytherin. Se supone que a ellos solo les pasaba aquello una vez en toda su vida y no podía estar desperdiciando su oportunidad con la única mujer que jamás podría tener fuera de las ventanas del Alphwyn. Él ya no era un paria en el mundo mágico y ella ya no tenía la exposición mediática de antaño pero igualmente serian condenados si decidieran dejarse ver juntos.

Lucius lo desheredaría y posiblemente ella perdería a sus amigos si alguien sabía lo que él sentía. Además Hermione amaba a la comadreja, no le cabían dudas. Ella había estado enamorada de Weasley desde la escuela y posiblemente estaba aprovechando esta oportunidad para echar una cana al aire antes de casarse y comenzar a traer al mundo una nueva tropa de niños pelirrojos. Ellos habían iniciado aquello como algo sin compromiso, confesar que sus sentimientos habían mutado solo lo pondría en ridículo.

La bilis trepó a su garganta cuando imaginó a Hermione corriendo a los brazos del pelitonto una vez que terminaran con esa misión. Casándose con él y finalmente dando a luz a un montón de niños pelirrojos con la inteligencia de su madre. Por alguna razón eso era lo que más le molestaba. Él podría fingir demencia y no pensar en ella estando en otros brazos que no fueran los suyos pero no podría negar que la comadreja la tocaba si ella tenía a sus hijos.

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