Inefable

Epilogo: El amor después del amor

Disclaimer: Esta historia está inspirada, en parte, en el universo de Harry Potter de J.K Rowling. Salvo algún que otro personaje de mi invención, todos los ambientes, personajes, argumentos, hechizos y todo lo reconocible pertenece a la autora, yo solo los tomo los mezclo y agrego cosas.

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" – ¿Y hasta cuándo cree usted que podemos seguir en este ir y venir del carajo? -le preguntó.

Florentino Ariza tenía la respuesta preparada desde hacía cincuenta y tres años, siete meses y once días con sus noches.

– Toda la vida -dijo."

Amor en los tiempos del cólera - Gabriel Garcia Marquez

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Epílogo: El amor después del amor.

Diciembre de 2022 - Callejón Diagon, Londres - Inglaterra.

Un niño de cabellos color miel oscura corría entre las piernas de los transeúntes que abarrotaban el amplio callejón mágico. En un descuido se había alejado de su abuela y ahora estaba perdido, sin notar que cada paso lo alejaba un poco más de la seguridad de lo conocido.

Se había alejado persiguiendo un pequeño Niffler que robó el anillo que su padre le había regalado, mientras su abuela elegia las telas para hacerle un nuevo conjunto de túnicas en Madame Malkins. Aquel anillo había sido un regalo de su padre por su cumpleaños número siete. Si él se enteraba que lo había perdido, seguramente estaría terriblemente decepcionado.

El niño perdió su objetivo cuando una saliente del empedrado lo hizo tropezar. El niffler dobló en una esquina, en dirección al callejón Knockturn, y él comenzó a llorar de forma desconsolada. Su padre le había prohibido terminantemente que se acercara a ese sitio y se pondría triste si desobedecía por buscar el anillo que había perdido.

Intentaba secar sus lágrimas y recordar en qué dirección debía moverse, para volver con su abuela, cuando una bonita bruja se acercó a él conmovida por la angustia que reflejaba en su rostro. Ella debía tener la edad de su padre y una enorme cantidad de rizos adornaba su cabeza. cuando ella se inclinó para ayudarlo a ponerse de pie, no sintió miedo o recordó las recomendaciones que su abuela siempre le daba. La mujer parecía ser buena persona y era la única bruja, de todas las del callejón, que se había preocupado por su llanto.

Ese sábado en la mañana, Hermione Granger había abandonado el castillo con la intención de ir a Londres para comprar los obsequios de Navidad. Su hija Rose estaba por cumplir los dieciséis años y deseaba con todo su corazón la nueva escoba de carreras Bólido 5000. Según ella, esa cosa era un arma mortal pero no podía negarle aquel obsequio a Rose. Sus calificaciones no eran las más elevadas del curso pero si eran lo suficientemente buenas como para que le permitieran ser parte del equipo de Quidditch de Ravenclaw. Su niña era una de las cazadoras del equipo y se merecía tener una buena escoba.

Estaba cerca de la tienda de escobas cuando vio a un niño pasar corriendo junto a ella y a un niffler que presumiblemente huía de él. Cuando el chiquillo tropezó, olvidó por un instante la escoba y caminó hacia él.

– Hola, ¿estás bien? - dijo ayudando al niño a ponerse de pie. – ¿Estás herido?, ¿el niffler te ha hecho algo?

Él negó. Estaba sucio y la tela de su pantalón se había rasgado pero lo único que le dolía era la pérdida del anillo de su familia.

– Estoy bien. - dijo en tono compungido. – Solo se ha robado mi anillo.

En ese momento no pudo evitar las lágrimas y el corazón de Hermione se rompió al ver llorando al pequeño niño de cabellos color miel.