Regrets - Xicheng.

11.- Mudanzas y nuevos rencores.

Wanyin pensaba que lo más difícil sería decirle a Xichen que era el padre de JingYi... Pero estaba equivocado. Lo más difícil había sido decirle a JingYi que su padre era Lan Xichen. Primero pensó en nunca decirle, solo dejar que Xichen saliera con él y era todo... Pero no pensaba que era justo para el Lan así que descartó esa opción. Seguía furioso con el Lan por haberlo expuesto frente a todos y aún no perdonaba lo que hizo desde un inicio, pero al menos se resignaba a decir la verdad porque sabía que haría feliz a su hijo y solo quería hacer feliz a su hijo.

Así que al día siguiente a la exposición llamó a Xichen para citarlo en casa y de paso recogió a JingYi de casa de su hermano. Cuando Xichen llegó el niño estaba ansioso, pensaba que su madre le diría que estaba en una relación con el Lan... Pero su sorpresa fue que le confesaron que su verdadero padre era Lan Xichen. Al inicio no entendió, Wanyin tuvo que explicarlo varias veces omitiendo la infidelidad. Xichen también había omitido que Wanyin le ocultó su paternidad y decidió culparse diciendo que tenía mucho trabajo en Gusu y que por eso se había distanciado. Todo lo que Xichen quería era que JingYi siguiera teniendo una buena imagen de su madre, no quería que se molestase por haberle ocultado a su padre.

JingYi estaba en shock, por mucho tiempo había pensado que la persona que le hizo daño a su madre, su padre, era un mounstro. Lo imaginaba siempre como un mal hombre que JingYi jamás podría amar, por eso adoptaba otras figuras paternas, porque la idea de su madre sufriendo a causa de su padre le hacía enojar... Pero ahora tenía que luchar con la idea de que su padre Xichen, a quien siempre vio como un ángel en vida, un cielo en verdad era el mismo que había hecho llorar a su mamá. Se sintió extrañado, pero de alguna forma le alivió ver qué aún con todo su madre estaba al lado de él, JingYi creía en el arrepentimiento y en la forma en que Xichen parecía haber cambiado para bien. Sí, JingYi quería creer en Xichen, lo perdonaba mientras supiera como arreglar las cosas con su madre.

Aún así, Jingyi dijo haber entendido pero hubieron múltiples dudas más. La primera que les hizo era que si eran sus padres porque no se lo habían dicho antes a lo que simplemente respondieron que era difícil, Xichen quería decir una mentira pero Wanyin negó todo rotundamente, no pensaba mentirle o darle falsas noticias a su hijo. Luego llegó la pregunta más difícil aún...

"— Muy bien, si ustedes son mis papás, ¿Por qué no están casados y viven juntos como el tío Wangji y el tío Wuxian?... Ellos se aman mucho y son los papás de Suzhui —mencionó el crío balanceando sus piecitos en la silla donde estaba sentado. Xichen sintió que se desmayaba de la ternura por la duda de su hijo y Wanyin solo quería ser tragado por la tierra... Su hijo era sumamente curioso y jamás se callaba una duda, en ese momento no se sentía orgulloso de que fuese de esa forma.
— Bueno... Nosotros no estamos casados porque aún es pronto. Acabamos de volver a juntarnos, debemos esperar un poco —soltó Xichen. Wanyin lo miró mal, no quería mentirle a su hijo diciendo que quizás estarían juntos luego porque ni él sabía si lograría personar a Xichen para poder estar mínimo cerca suyo de forma amorosa.— y sobre lo de vivir juntos...
— Nos mudaremos a casa de Xichen pronto, mi amor —habló Wanyin.— tan pronto como tú papi pueda desocupar algunas habitaciones para nosotros en su casa —Jiang Cheng sabía que Xichen vivía en una de las zonas más lindas para vivir, quería eso para JingYi y lo aceptaria aunque tuviera que aguantar vivir con Xichen por el resto de su vida. Por otro lado Xichen quería saltar de la emoción... El Jiang acababa de aceptar mudarse con él, no era algo que habían hablado pero estaba bien, compraría ocho nuevas casas para Wanyin si este lo pidiera.
— La semana que viene estará lista nuestra casa, JingYi, te va a encantar, tiene una piscina —Xichen cargó al pequeño en brazos y este le abrazó el cuello. Estaba tan feliz de tener un padre al fin que realmente era enternecedora la forma en que se aferraba a Xichen cómo no queriendo dejarlo ir.