Inesperada noticia

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Akemi

La mañana está soleada y tranquila, un acogedor calor anuncia la llegada del verano. Pedaleo con más fuerza para llegar a tiempo a la clase de biología.

Han pasado dos años desde que Lucas desapareció de mi vida. Estoy a punto de terminar el segundo año de Universidad, a pesar de que a veces me acuerdo de él y siento ese odio, esa ira, gracias a las grandes ideas de Tamara puedo desahogarme. Nos hemos apuntado a unos cursos de boxeo, donde descargamos toda nuestra furia.

Entro en el gran aula, donde todos ya están sentados y se giran a mirarme atentamente. Avergonzada me siento en mi sitio habitual.

-Señorita Chen, quédese al terminar la clase.- Aún más avergonzada agacho la cabeza. La clase transcurre más rápido de lo que imaginé, mientras todos salen yo me dirijo a la mesa del profesor. Su característico pelo y barba blancas desordenadas, con la bata de médico, le hace ver como un científico loco. Me sonríe amablemente.

-Siento haber llegado tarde.- Me disculpo.

Sacude la cabeza restándole importancia.

-Te he llamado porque el doctor McGarvey necesita una ayudante de laboratorio, quien será su aprendiz mientras continúa estudiando, por lo tanto le he sugerido a la mejor alumna que tengo, y esa eres tú. Le mandé tu expediente, ¡enhorabuena! Si aceptas, te trasladaras este sábado a Los Ángeles, tienes alojamiento, se preparará para ti- Concluye él con expectación.

Asiento, aceptando su oferta, es una gran oportunidad para mí, poder trabajar con un doctor tan renombrado como él sería brillante. 

Además con los problemas que hay en casa no estaría mal alejarse una temporada.

Tras la finalización de las clases me encuentro con mi mejor amiga, Tamara, a quién le cuento absolutamente todo sobre la noticia y el traslado. Ella reacciona de forma exagerada y orgullosa,como si fuera una madre que ve cuánto ha crecido su hija. 

-Tenemos hasta el sábado, ¿no?- La interrumpo antes de que pueda decir algo sobre hacer una fiesta.

-Nada de fiestas.- Tamara rueda los ojos y resopla.

Debatimos cómo repartir el poco tiempo que nos queda para estar juntas antes de que me vaya a Los Ángeles. Tamara insiste en hacer una fiesta de despedida con nuestro grupo de amigos, como una pequeña reunión, sin necesidad de acabar con un coma etílico, así que acepto. Tamara da saltos de alegría mientras se despide de mí, dejándome sola junto a mi bici. 

Pedaleo de vuelta a casa mientras un fuerte sol me hace morirme. 

Al llegar a casa mi madre abre la puerta recibiendome con su cariñosa sonrisa. 

-Tienes la cara muy roja, ¿te pasa algo?

-Ahora sé lo que siente un pollo asado, ¡me muero de calor!- Mi madre se ríe muy fuerte, mientras me lleva a la cocina. Me prepara un zumo fresco de naranja. Le hago sentarse junto a mi, para hablarle sobre el traslado y la oferta del doctor McGarvey. Mi madre parece estar muy emocionada. 

Cuando empieza a anochecer me retiro a mi habitación sin cenar, cierro la puerta con seguro y empiezo a preparar maletas para poder organizarme bien, teniendo en cuenta que no van a ser unas vacaciones, sino que voy a vivir allí.

El rugido de un motor suena en la calle, debe ser mi padrastro. Me pongo los auriculares para seguir recogiendo la habitación. Tamara me llama todas las noches a la misma hora, así que me doy cuenta de que son las nueve y media cuando mi teléfono empieza a sonar. 

-¿Qué tal estás?- Pregunta ella.

-Odio ordenar, así que un poco hasta las narices de hacer las maletas.- Escucho su suave risa al otro lado de la línea. 

En el nombre de todo lo que odioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora