Fiesta estúpida, anfitrión estúpido

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Akemi

Jayden sonríe y sale de la habitación, escaleras abajo. La música de dentro de la habitación cesa y sale Lucas con un jean negro y una camisa roja olgada, con los botones superiores sin abrochar, dejando la parte superior de su pecho al descubierto. Con sus curiosos ojos mirándome de arriba a abajo, y su pelo peinado hacia atrás.

Sólo estamos ahí en silencio, mirándonos el uno al otro.

-¿Vas a bajar así?- Me pregunta Jayden con curiosidad, mirándome de arriba a abajo. Miro hacia abajo, observando mi ropa. Llevo un pantalón corto de pijama y la camiseta que me regaló Simon. Mi preciosa camiseta del ciervo con cornamenta circular de Shadow and Bone.

-No voy a bajar. Quiero dormir.- Le digo frotándome las sienes.

-Pero esa camiseta no es de pijama, mi hermano se compró una igual hace unos días.- Dice Jayden, volviendo a estar confuso.

-Es mi saga de novelas favorita.- Digo tocando el dibujo. Y empiezo a sonreír como una tonta cuando pienso en quien me la dió. -Me la regaló mi novio, Simon.- Digo con la misma sonrisa tonta que tenía antes, cuando le recordaba.

-No entiendo como puedes salir con ese capullo.- Dice Lucas rodando los ojos. Le fulmino con la mirada. ¿Esto es en serio? Es su mejor amigo, habló con él desde mi teléfono el otro día.

Miro a Jayden, pasando olímpicamente de Lucas.

-Por favor no subáis mucho el volumen.- Le suplico y me meto en la habitación, cerrando la puerta tras de mí.

Necesito acostarme en la cama y dormir, pero lo único que puedo hacer es dar vueltas en la cama. La música resuena por toda la casa. A veces mi cama tiembla con el sonido del bajo de la canción.

Necesito una ducha para calmarme.

Me meto en el baño y por un reflejo trato de cerrar la puerta, la cual no está en su sitio.

Abro el grifo y dejo caer el agua por la alcachofa mientras me desnudo, para después meterme debajo de ese relajante chorro.

Cierro los ojos, tratando de tener el momento de la manera más relajada posible, pero la música lo impide de todas las formas posibles, de hecho creo que han subido aún más el volumen.

Escucho gemidos cercanos que me ponen la piel de gallina y me congelo en el sitio. ¿Qué cojones?

Me envuelvo rápidamente en una toalla y salgo del baño. Hay dos personas haciéndolo encima de mí cama.

Pego un chillido, interrumpiendoles la diversión.

-Está ocupado.- Suelta la figura masculina de una manera bastante desagradable y no me pienso quedar callada.

-¡Por su puesto que está ocupado capullo! ¡Esta es mi habitación! ¡Largo!- Les chillo muy cabreada.

-Joder no hace falta ponerse así.- Dice la figura femenina está vez.

Ambos se levantan y empiezan a vestirse, tomándose su tiempo. Yo me cruzo de brazos, mirando como se visten dos figuras en la oscuridad, que después salen refunfuñando de la habitación.

Esto se acabó, es el colmo.

Saco las sábanas y las tiro al suelo de mala gana. Que asco. No pienso acostarme ahí ni de coña.

Me pongo la ropa que estaba usando antes y cuelgo un cartel en mi puerta que dice: Ocupado y una cara pervertida que insinúa algo como lo que estaba pasando entre esas dos figuras de antes.

Bajo hecha una fiera hasta la planta baja, que está abarrotada de gente sudada: bailando, fumando, bebiendo. Pegados cuerpos con cuerpos y bailando de maneras bastante sensuales.

En el nombre de todo lo que odioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora