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SeokJin se despertó tan rápido que se quedó sin aliento. Estaba todo opaco cuando abrió los ojos, y lo poco que podía ver en la habitación era borroso.

Parpadeó ante la nubosidad, tratando de concentrarse en algo. Pasaron largos y dolorosos minutos antes de que realmente confiara en lo que estaba viendo. Un viejo ventilador de techo giraba perezosamente por encima de él, los ojos de SeokJin siguieron el patrón en las hojas manchadas.

El movimiento del ventilador empezó a marearle y volvió la cabeza para poder pensar mejor. No tenía intención de alertar a nadie hasta que pudiera discernir dónde estaba, pero lo había jodido. Debió haber sido golpeado más fuerte de lo que había pensado.

Un movimiento en la habitación le puso tenso y mantuvo los ojos cerrados, intentando fingir que dormía. Ruidos de cadenas.

—¿Kim? —susurró alguien. SeokJin abrió los ojos.

NamJoon estaba encorvado a través de la habitación, observándolo. Respiró aliviado cuando SeokJin reveló que estaba consciente.

—Gracias a Cristo.

—¿O'Flaherty? —La palabra salió con dificultad. Cerró los ojos y trató de limpiar las telarañas en su cabeza.

—Has estado inconsciente mucho tiempo. Tómatelo con calma.

—¿Cuánto tiempo?

—Doce horas. Quizá más.

—Mierda. Oh Dios, mi cabeza. —SeokJin trató de alzar una mano para comprobar si había un nudo o sangre. Ninguna de las dos manos se movió.

—Parece que tienes el hábito de pelear mientras duermes. No se molestó con las esposas después de que lo derribaste.

Quienquiera que lo hubiera atado había envuelto una cuerda de nylon alrededor de él, asegurando sus manos detrás de su espalda. Miró a NamJoon a través de la habitación.

—¿Tanner?

—Está detrás del dinero.

SeokJin parpadeó, y NamJoon asintió, sonriendo sombríamente.

—Hijo de puta —SeokJin gruñó. Ahora recordaba. Lo recordaba todo—. ¿Por qué diablos no hicimos esa conexión antes? Entré directamente en su jodida casa y le pedí café.

—Demasiada mierda estallando.

SeokJin trató de girar para poder ver mejor la condición de NamJoon. Su rostro estaba magullado y ensangrentado. Había roto su camisa en largas tiras y las había atado alrededor de sus costillas y su rodilla como si estuviera tratando de estabilizar una ruptura o dislocación. Se veía horrible, pero estaba vivo.

—Pensábamos que habías muerto.

NamJoon se encogió de hombros y miró a su alrededor.

—Suficientemente cerca. No comas la comida, por cierto. Tiene drogas.

Se miraron el uno al otro y SeokJin pudo adivinar lo que pasaba por la mente de NamJoon: destellos de una celda diminuta y órdenes gritadas en pastúncomo JungKook le había contado.

—O'Flaherty.

—No te preocupes por eso, Kim, estoy bien. —NamJoon sonrió cansadamente, golpeando su sien.

SeokJin devolvió la sonrisa con un rayo de esperanza. Entre los dos, tendrían suficiente ingenio para salir de aquí. ¿Verdad?

—¿Qué tan lejos has llegado? —le preguntó SeokJin.

—Llegué hasta la puerta principal. Uno de sus pequeños gilipollas me dio con un Taser.

SeokJin tuvo que sonreír. Por supuesto que tenían Tasers.

Estrellarse&Arder || #9Donde viven las historias. Descúbrelo ahora