JungKook se quedó mirando el techo.Su brazo estaba en una férula y vendado del codo a la mano, estaba enganchado a suficiente medicación para matar a un elefante, y no podía alcanzar su pierna para rascarse una picadura de mosquito que lo estaba volviendo loco.
No podía rodar, ni podía sentarse porque la última vez que alguien había entrado para revisar sus signos vitales, el mando de la cama había caído por el lado del colchón y no podía llegar a la maldita cosa con su brazo en el cabestrillo. Lo peor de todo, no tenía idea de lo que les había sucedido a sus muchachos. Vivos o muertos, atados en la siguiente habitación del hospital en estado de coma. No tenía ni idea.
Se aclaró la garganta y se obligó a mirar a la cama que compartía su habitación del hospital. Había entrado y salido de la conciencia durante dos días, pero aún no había visto a SeokJin despertar.
SeokJin aún yacía silencioso, con los ojos cerrados, drogado en el sueño. El iba a estar cabreado cuando despertara, pero tendría que lidiar con eso. JungKook no estaba seguro si podría tolerar el dolor sin ayuda química.
Podía ver el lado derecho de la cara de SeokJin, estaba horrible: una masa de moretones oscuros, un ojo hinchado, y una larga lista de puntos a lo largo de su mejilla que lo hacían parecer una muñeca de retazos. JungKook había visto como una enfermera cambiaba los vendajes, y había logrado convencer a la mujer para que le contara lo que le había sucedido a SeokJin mientras trabajaba en él. O bien no sabía nada sobre los otros, o no estaba dispuesta a decirle sus destinos, lo que casi habían enviado a JungKook a un espiral de pánico después de que ella se había marchado. Habían tenido que sedarlo.
JungKook observó a SeokJin durante unos cuantos minutos, luego se aclaró la garganta.
-Oye, Lone Star -dijo, con voz ronca-. Despierta de una jodida vez. Me estas asustando.
No pasó nada. No era la primera vez que JungKook había intentado despertar a SeokJin y no conseguía respuesta. Estaba listo para entrar en pánico de nuevo. NamJoon se había desangrado en una Intersección, Preston estaba muerto, SeokJin estaba prácticamente en estado de coma, y por lo que sabía, el resto de Sidewinder se había ido también. Pero entonces la cabeza de SeokJin giró en su dirección, un ojo apenas abierto.
JungKook sonrió, con un suspiro de alivio.
-Hola, cariño -dijo, sonando un poco más desesperado de lo que había querido.
-Oye -gruñó SeokJin.
-Dios es bueno verte despierto. ¿Cómo te sientes?
SeokJin respiro hondo y parpadeó un par de veces antes de que murmurara:
-Como si hubiera pasado a través de una licuadora.
-Te ves así. No despertabas. Me estaba preocupando.
-Podría decir lo mismo de ti -dijo SeokJin con el fantasma de una sonrisa. Volvió la cabeza más allá, haciendo una mueca cuando sus puntos de sutura presionaron en la almohada.
-¿Ganamos?
El estómago de JungKook se desplomó, y su fachada tenue vaciló. ¿Cómo se suponía que iba a responder a esa pregunta cuando el ganar podría significar que lo habían perdido todo?
-Sí, cariño. Sí, creo que lo hicimos.
-¿Cómo?
-Utilizaste al jefe del cártel como paracaídas.
SeokJin agitó débilmente su mano libre a JungKook; la otra estaba amarrada a las intravenosas.
-Voló como un dodo.
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Estrellarse&Arder || #9
De TodoHan pasado cinco años desde que los Agentes Especiales Jeon Jungkook y Kim SeokJin trabajaron juntos por primera vez para resolver los asesinatos del Tri-State, y el tiempo ha sido duro y amable. Comprometidos ahora, se enfrentan al reto de planifi...