CADENAS DE PLACER. [#1] (EN EDICIÓN)

CAPÍTULO 24

Viernes 17 de abril.

Shara.

4:33 AM.

Desde que me recosté no he pegado un ojo de la preocupación, Hace unas horas cuando llegué mis padre me insultaron de mil maneras, cosa que me hizo sentir una basura total, ¿y por que?, por salir con Alexander. Y para colmo mi padre comentó que realizaría una cena con los Ferrari para que Alexander y yo no nos relacionáramos.

¿Cual era el problema?, Beatrice y Sharif están juntos y no reciben ningún tipo de reproche, ¿por que hacerlo conmigo?.

Tenía la cabeza hecha un estambre, los intentos de conciliar el sueño resultaban fallidos y las ganas de tirarme del balcón seguían rondando como pajaritos por mi cabeza.

Harta de la vida me levanto de la cama y salgo a la sala, todo está oscuro, a duras penas logro ver algo, camino a la cocina y sacó el embacé de helado, tomo una enorme cuchara y me subo en la isla mientras comía el helado, no me importaba si mi madre o mi padre bajaban, me valía todo.

¿Que karma estaré pagando? ¿Que espejo rompí?, yo la que no se enamoraba, no sufría por nadie, y aquí estoy con los problemas hasta el tope por andar con un chico, tal vez si no hubiera aceptado buscar a Sharif no estaría así, fuera feliz de la vida, pero no, la vida me vino a poner a un maldito italiano que está más bueno que el chocolate, le gusta leer, tiene estilo y para colmo ahora es jefe de la mafia italiana.

Lloremos.

Ah, casi se me olvida y la conciencia de zorra que desea desde hace mucho estar entre sus sábanas.

Creo que la vida no podría ser peor ¿O si?.

—¿Que haces?.—preguntaron detrás de mi.

No me moví ni conteste, solo seguí comiendo mi helado tranquilamente.

—Te hice una pregunta.—rodeo la isla acercándose a mi para quitarme la cuchara de la mano.—No puedes estar despierta a estas horas.—Dijo mi padre tirando la cuchara a un lado.

—Solo falta que me digas que no puedo respirar.—Lo mire.—Dime padre, ¿No quieres a alexander por que me secuestro o por que es el jefe de la mafia italiana?.

—No quiero que te pase algo.—Me señala con su dedo índice.

—¿Enserio?.—Bajo de la isla y me acerco a él.—Te recuerdo que tu eres el culpable de todo lo que esta pasando ahora, si no me hubieras usado para tu juego absurdo nunca lo habría conocido.—Salgo de la cocina y subo a mi habitación cerrando la puerta con seguro.

Quizás ellos solo me quieran cuidar, pero ¿de que?, aunque me alejara de alexander todo quedará igual.

8:15 AM

No dormí absolutamente nada, de solo pensar en los problemas que surgirían en esa cena me daba migraña, cuando me pare de la cama con la cara hecha un desastre me aliste y decidí salir a trotar para relajarme y alejar las malas vibras.