CADENAS DE PLACER. [#1] (EN EDICIÓN)

CAPÍTULO 3

Lunes 17 de julio.

California/Beverly Hills.

Shara.

No había dormido absolutamente nada pensando en lo que me habían dicho la noche anterior, era una decisión que no podía tomar a la ligera, No quería ayudar a mi padre con su trabajo sucio, pero si yo era la única opción para salvar a Sharif no tenia de otra que aceptar, me pare de la cama y fui directo a mi escritorio, tomé la carpeta y la abrí.

Familia Ferrari

Nombres: Francesco Adriano Ferrari.(Jefe actual de la mafia italiana).

Alessia Carmina Urbanski .(esposa)

Luciano Ferrari Urbanski.(Hijo)

Fabrizio Ferrari Urbanski.(Hijo)

Alexander Giovanni Ferrari Urbanski.(Hijo)

Beatrice Ferrari Urbanski.(Hija)

Stella Ferrari Urbanski.(Hija)

Lugar donde residen: Sicilia, Italia.

Eran los nombres e informaciones sobre cada uno de los integrantes de la familia Ferrari solo visualice lo ideal ya que luego seguiría leyendo, Guarde todo y me adentre al cuarto de baño abro la llave de la tina, busco mis sales de baño y cremas para la piel, me quito mi pijama y me entro en la tina.

Amaba la sensación de tranquilidad que producía cada que tomaba un baño caliente, cerré mis ojos y empecé a pasar mis manos por todo mi cuerpo, mi cuello, mis pechos, abdomen e ir bajando hasta detenerme en mi parte intima, Estaba tentada siempre ocurría lo mismo, Empecé a mover dos de mis dedos en círculo comenzando a sentir la excitación, seguí lento pero no me atrevía a meter los dedos, los movía lento contoneando mis caderas para recibir más placer, tire mi cabeza hacia atrás al momento en que acelere los movimientos, mordía mis labios para evitar soltar gemidos.

—¿Shara?.—La voz de mi padre hizo que me sobresaltara, de inmediato me incorporo en la tina y agilice mi respiración antes de contestar.

—¿Sí?.—Respondí nerviosa.

—Te espero abajo salimos en quince minutos, date prisa. 

Escuche como la puerta se cerraba dando a entender que se había marchado, la tensión que mi cuerpo sostuvo en esos segundos se relaja de inmediato, dejo caer mi cabeza sobre el respaldar de la tina buscando relajar los latidos violentos de mi corazón.