Capítulo 37: Séptimo Don

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[Chan]

Vi a Sam demasiado serio y callado cuando logramos entrar al castillo, no me mostré cansado así no tendríamos que atrasarnos por mí. El señor Kim, al contrario, se mostró más preocupado por mí que a cada rato me preguntaba si podía hacerlo o si me dolía algo.

Al llegar al despacho que se suponía que era de mi padre, no había nada, todo se lo habían llevado o roto. Pero era allí donde tenía que comenzar. Lo hice solo esta vez. Activé mi cetro con mi propia sangre y fue donde comenzó, se notó desde apenas mi sangre tocó el cetro.

El piso comenzó a temblar pero el señor Kim, Sam, Daehyun y yo estábamos protegidos por una cápsula invisible, así se caiga el techo, no nos pasaría nada. Se escucharon gritos pero ya no había vuelta atrás, en segundos, hubo silencio total.

Todos cayeron dormidos, incluyendo al señor Kim, Sam y Daehyun, pude entrar en sus sueños y decirles que pasaría pronto. Vi el reloj detenerse, era ahora o nunca.

No le había dicho esa parte a Sam ni a nadie, pero tener que borrar las memorias de aquellas personas me debilitaría, y aún más cuando estaba embarazado. Pero tenía que intentarlo.

Me paré en el centro del salón principal del castillo y comencé trazando un portal, mágicamente se vio cómo las personas dormidas iban desapareciendo hasta formarse orbes e iban hacia el portal, todo al mismo tiempo.

Pero era obvio que no todo sería tan fácil, y lo supe cuando sentí algo duro tocar mi cabeza. Ya se estaba tardando.

- así como tú, también puedo hacer que todo vuelva como antes, pero a mi manera – dijo esa voz, no lo conocí, pero según Jihoon y Yoongi, más o menos tenía una idea de cómo era

- vinieron hasta aquí, sólo para eso? – le dije cerrando el portal luego de mandar a Sam, el señor Kim y Daehyun, no venía al caso tenerlos aquí cuando allá podrían necesitarlos, yo ya había terminado aquí

- tenía que resolverlo personalmente – me dijo riéndose

- quieres el cetro? Tómalo...y ve si te sirve, las gemas? Ya no existen...el cetro de mi padre? Está inservible – le dije tendiéndole mi cetro

- no, niño...tú mismo lo harás – me dijo tomándome del brazo sin sacar lo que sea que tenía apuntándome en la cabeza para luego llevarme hacia el despacho de mi padre

- es Su Majestad, para ti – le dije mirando de reojo a la mujer que estaba a su lado

- nosotros no seguimos órdenes de nadie, menos de un mocoso como tú – me dijo ese hombre empujándome hacia dentro de la habitación

- entonces si no reciben órdenes de nadie, qué hacen aquí? Les mandaron buscar las gemas, ahora no entiendo qué es lo que quieren – les dije cruzándome de brazos

- no me retes, mocoso – me dijo ese hombre apuntándome con lo que sería un arma

- no lo hago, he cerrado todos los portales y toda conexión con la tierra, así que quieran aceptarlo o no, no hay cómo volver – le dije sentándome en un sillón, mi abdomen pesaba y dolía ligeramente

- y qué hay del engendro que llevas? Tienes que volver por él – me dijo esa mujer a la defensiva

- puedo abrir otro portal para él, pero eso no significa que lo haré para ustedes, pueden matarme, mi hijo igual, pero morirán de igual manera y su esfuerzo en llegar aquí habría sido en vano, pero si deciden volver por su cuenta, con un futuro diferente, pues les daré la vida que se merecen, el destino no lo pongo yo – les dije mirando el cetro que brillaba algo tenue y me pareció ver unos destellos de electricidad salir de allí hacia mi mano pero no le tomé interés

The Last King - SEVENTEENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora