El sonido del agua hacía eco en los oídos de quién pasará cerca del agua y el calor del sol alumbraba todo lo que tocaba, incluyendo un cuerpo en el agua.
Unos animalitos caminaron con curiosidad hasta un bulto mojado en el agua, ellos lo tocaban con sus patitas, lo lamían y lo golpeaban con sus pequeñas cabezas.
—¿Qué hacen aquí? —dijo una voz suave mientras caminaba cerca de la orilla del río— Oh, por la Luna —soltó la cesta llena de hierbas que llevaba en el brazo.
El chico de cabello rubio comenzó a correr hasta la orilla del río, lo que provocó que los animalitos se fueran del lugar. El muchacho se arrodilló para tomar el rostro frío y medio azulado, colocó su oído cerca de la boca del alto, así escuchando que todavía estaba respirando.
De inmediato, lo sujetó para levantarlo con bastante dificultad, ya que era un alfa bastante alto. Apretando los labios y tensando los músculos, empezó a caminar lejos de ahí, yendo por un camino con flores y árboles alrededor hasta que llegaron a una pequeña casa de madera con una cerca baja.
Los pies del alto se arrastraban mientras el más pequeño tomaba grandes cantidades de oxígeno para poder seguir. Fue un reto poder abrir la puerta de entrada, pero afortunadamente su espalda pudo resistir el peso hasta que llegó a su habitación donde recostó el cuerpo grande y mojado.
El alfa olía realmente mal; el aroma a agua podrida, plantas y humedad impedía que el olor del alto se esparciera, el más pequeño creía que era un alfa por sus características físicas. Además su pulso era tan débil, que parecía que en cualquier momento iba a desaparecer.
El chico fue a calentar agua y traer unas plantas; cuando volvió, le quitó la ropa al otro para comenzar a limpiar la piel sucia, se encontró con que habían muchas heridas profundas, la mayoría estaban infectadas, así que empezó a limpiar y desinfectar para finalmente coserlas.
—¿Cómo llegaste ahí? —susurró con pesar mientras miraba los golpes y los cortes.
Tomó una hoja gruesa para frotarla, provocando que forme espuma, luego con ella, empezó a limpiar el cuerpo sucio de plantas, pedazos de moho y piedrecillas.
Siguió cuidándolo por varios días, dándole agua, brebajes alimenticios y curando sus heridas para que pueda ganar energía. Aunque aún no podía oler su aroma, ya que al parecer su cuerpo maltrecho no le permitía emanarlo.
Poco a poco el color comenzó a pintar el cuerpo del alto, los labios partidos ahora se encontraban rellenos y jugosos. Incluso podía olerlo, aunque seguía siendo muy débil.
.
La luz fue chocando contra su rostro hasta que finalmente pudo ver su alrededor, pero al principio todo estuvo borroso lo que lo desconcertó un poco hasta que finalmente pudo aclarar su vista y se encontró con una habitación que nunca había visto antes.
Se quedó acostado hasta que luego de un momento pudo ver a un chico de cabello rubio entrando a la habitación, cuando quiso reconocerlo, nada vino a su mente.
—Oh, vaya, ya despertaste —exclamó sorprendido mientras se apresuraba hasta sentarse en la orilla de la cama— ¿Cómo estás? —lo vio atentamente y tocó su frente.
—¿Quién eres? —susurró con la voz ronca y frunció el ceño al sentir la mano fría del chico.
—Mi nombre es Luhan. —sonrió y quitó su mano— ¿Cuál es el tuyo? —en el momento en que inhaló con fuerza tuvo un pequeño mareo y se sujetó la cabeza.
—¿Mi nombre? —miró arriba para empezar a rebuscar en sus memorias... pero no venía nada a su mente— No lo sé —sacudió su cabeza y mordió su labio, ya que seguía en blanco.
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Sempiterno [Segunda Parte]
FantasyEl destino es algo impredecible, ya está escrito, pero las personas que nos regimos bajo el inquebrantable libro de la vida no sabemos cuál es el siguiente paso. Park Chanyeol nunca esperó que un accidente lo llevará desde su hogar con su esposo a...