XI

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Chanyeol no podía distinguir muy bien lo que tenía frente a él, incluso tuvo que pedirle ayuda al sobrino de Baekhyun para poder abrir la puerta con la llave; el joven se fue cuando Chanyeol finalmente pudo entrar.

El alfa trató de ser discreto para ir a la habitación y tenía en mente las escaleras frente a él, con dificultad las fue subiendo poco a poco, aunque se quedaba sentado, viendo a la nada en algún escalón para luego seguir caminando.

Sin embargo, cuando entró a la habitación, pudo ver a un pequeño omega con los brazos cruzados y el ceño tan fruncido que formaba una sola ceja; fue un poco tétrico, ya que la pequeña y desgastada vela sobre la mesita de noche, alumbraba de una forma extraña el rostro del omega.

—Unos minutos ¿No? —levantó sus cejas.

—Hola, Lu —sonrió y luego intentó caminar a la cama.

—Hasta acá me llega tu olor a alcohol —suspiró, sintiéndose molesto.

—Solo un poquito —arrastró las palabras y luego su cuerpo perdió el equilibrio, por lo que cayó, provocando que algunas cosas se rompan en el suelo—, yo... dormiré aquí —se acurrucó en la alfombra.

—Mira, no haré un escándalo, porque estamos en la casa de tus padres ¡Pero no quiero que esto se repita! ¿Entiendes? —apretó los dientes, mirando desde arriba al alfa.

—Uhm, sí, esto está muy suave —cerró su ojo y se acurrucó en la alfombra, quedándose inmediatamente dormido.

Luhan rugía por dentro, pensaba que quizá aquel omega había embriagado a su alfa para intentar algo con él; no quería creer que su marido era un alcohólico o algo así. Torció la boca cuando una arcada se hizo presente en su garganta; de inmediato se levantó para ir al baño donde devolvió su cena.

No iba a poder dormir con aquel aroma a alcohol y tampoco podía sacar a Chanyeol de la habitación, porque no quería hacer demasiada fuerza estando embarazado. Respiró profundo, cerrando sus ojos y luego fue de regreso al cuarto dónde le quitó la ropa al alfa para ponerle una nueva, también le metió hojas de menta en la boca y luego las sacó, no quería que Chanyeol muriera asfixiado.

Luhan no iba a perdonar fácilmente que su alfa le estuviera haciendo pasar por eso, pero principalmente culpaba a aquel omega, la madre del bebé que estaba robando la atención de su marido. Los odiaba a ambos y se sentía mal consigo mismo por odiar a un bebé, pero no le gustaba compartir.

Cuando Chanyeol dejo de oler tan mal, le puso una manta encima para que no tenga frío y él se fue a dormir a la cama; por muy poco que fuera el aroma, él estaba embarazo y le afectaba demasiado.

A la mañana siguiente, Chanyeol tenía un dolor de cabeza punzante, así que tuvo que mantenerse acostado unos minutos mientras todo se acomodaba en su cabeza; había tomado más de la cuenta y ni siquiera sabía cómo había llegado hasta la casa. No recordaba haber tomado antes de la noche anterior.

Cuando finalmente se sintió capaz de levantarse, se puso de pie para ir directamente al cuarto de baño donde decidió limpiar su cuerpo con el agua helada que había ahí. El frío recorriendo cada músculo de su cuerpo, lo fue despertando completamente.

Salió para vestirse y bajó al comedor, ya que estaba muriendo de hambre, sin embargo los sonidos seguían martillando su cabeza, así que iba a pedirle a Luhan que le preparará un café, ya que se sentía agotado, así que luego entró al comedor.

—¿Y mi comida? —preguntó al ver que solo Luhan tenía un plato en la mesa.

—Chanyeol, por favor no me molestes ¿Te parece bonito lo que hiciste ayer? —dijo, apretando los dientes mientras lo miraba.

Sempiterno [Segunda Parte]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora