XIV

1.6K 253 39
                                    

¿Por qué me odias tanto? —dijo una voz suave mientras miraba con nostalgia al ser delante de él.

No te odio, solo no me interesas, ha pasado tanto tiempo, que incluso me da pereza sentir algo por ti —resopló y giró su cuello.

Yo sé que mientes —bajó la mirada y apretó un poco su quijada, sintiendo frustración—. Aún no me perdonas ¿No? —su voz se rompió.

¿Por qué lo haría? ¡No quise nunca que mi destino se haga una mierda por tu culpa! ¡No quiero verte jamás! —gruñó, enseñando sus dientes afilados y luego vio el vientre abultado en el asustado lobo, así que simplemente dejo caer su cabeza para darse la vuelta.

Perdón —emitió un gemido lastimero.

Hay cosas que no tienen perdón —fue lo último que dijo antes de desaparecer entre la oscuridad.

.

Chanyeol se encontraba viendo el río, todo se veía tan tranquilo, que incluso le daba algo de sueño; no había podido dormir bien, ya que sentía algo raro en su pecho, pero no sabía que podía ser. Tendría que volver pronto o Luhan se preocuparía.

Se levantó para luego lanzar una pequeña piedra al río, la cual rebotó hasta hundirse en el agua. Sin embargo, eso no llamó su atención, sino, que hubo algo más, pudo oler un aroma como a podrido y sangre, lo que le provocó una arcada.

Debido a que el sol apenas estaba saliendo, no pudo ver a nadie por los alrededores, así que no sabía de dónde podría provenir ese olor. Sin embargo, no le quitaría importancia, por lo que se acercó a los arbustos cerca de la orilla del río, y, así ver al otro lado. Se asustó cuando vio un lobo gris con los ojos inyectados en sangre, este apenas lo vio, se fue corriendo.

Chanyeol dio unos pocos pasos atrás y decidió que eso era algo que debía saber el líder, no era normal ver a alguien en ese estado. Aunque, mientras se daba la vuelta para caminar, se pregunto si quizá estaba siendo exagerado, después de todo podría ser simplemente alguien que estaba de mal humor.

Sacudió su cabeza y pensó que el líder tenía mejores cosas que hacer, después de todo aquel lobo no le había querido hacer daño; se detuvo y suspiró para después ir hacia el taller, quería estar a solas con sus pensamientos.

Mientras abría la puerta, pudo respirar cerezas, sabía que el aroma de Baekhyun iba a estar aún ahí, porque después de todo había pasado mucho tiempo en ese lugar, dicho por el mismo omega. Se quitó su abrigo para ponerlo en una mesa y finalmente se sentó para empezar a trabajar.

—¿Por qué no quieres a Luhan? —preguntó cuando comenzó a fabricar una pulsera de plata sencilla.

Él es un niño, que ni siquiera sabe lo que quiere —dijo, blanqueando los ojos.

—No me parece que sea así —replicó.

Tú no lo conoces, a él no le importa lastimar a otros con tal de conseguir lo que quiere ¡No lo quiero! —gruñó molesto y luego se echó en el suelo para intentar tranquilizarse.

—Bien, pero es nuestro destinado, es algo raro que no sientas nada por él —frunció el ceño y luego se concentró en elegir la pequeña piedra preciosa que iría en el centro.

Su lobo no respondió y simplemente esparció mucho dolor, dolor que jamás había experimentado antes el cuerpo de Chanyeol.

Hay cosas que no se deben decir, porque nada va a cambiar —se dio la vuelta, dándole la espalda para ya no hablar más.

—Eres el ser más seco del planeta... aunque, cuando estás con Baekhyun pareces una masa de algodón —emitió una risa seca, terminando la conversación, ya que su lobo no respondió.

Sempiterno [Segunda Parte]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora