4

247 22 0
                                    

Escuché las pequeñas risas burlonas del resto de los pecados y yo también reí.

—Ya capitán, suélta a la jefa—. Dijo Ban con una sonrisa en el rostro.

—No.

Reí más alto y dirigí mi vista hacia Kaz, rodé los ojos ante su mirada llena de burla. Traté de alzar mis brazos pero Meliodas me apretó mucho más hacia él.

—Vamos, déjame—. Murmuré risueña contra su oído, se relajó un poco y pude sacar mis brazos en un rápido movimiento. Sus ojos esmerada me miraban con reproche y acaricié su cabello.

—Se ve como un niño pequeño—. Susurró King y asentí, pronto, miré a Elizabeth, y el resto estaba centrados en nosotros.

—Meliodas, vamos, hay que levantarnos—. Me moví en mi puesto y el negó repetidas veces—.Si me dejas ahora, me tendrás para tí toda la noche—. Susurré y me soltó con rapidez.

Me levanté y él hizo lo mismo, su mano agarraba la mía con fuerza, y cuando moví mi brazo, su mano seguía sujeta a la mía.

—No me pidas que te suelte porque no lo haré—. Solamente yo escuché lo que dijo y asentí sin más importancia.

—¡¿Dónde estabas?! ¡¿Estuviste bien todo este tiempo?! ¡Eres bien tonta, me preocupé!—. Ban me veía con esa mirada que hace cuando quiere regañar y solo me obtuve a mirar mis pies.

—Uhm, digamos que sucedieron un par de cosas—. Dije ladeando la cabeza—. Pero no me pasó nada malo, al contrario. ¡Fue divertido! encontré a un compañero de aventuras—. Caminé hacia Kaz, Meliodas soltó mi mano en ese instante—.Pecados, les presento a Kazuya. Kazuya, ellos son Diane, Ban, King—. Los señalé y Kaz saludó—. El cerdito es Hawks y ellos son Elizabeth y Meliodas.

La presentación fue breve y, después de eso, Meliodas volvió a tomar mi mano.

—¡Wah! ¡Ya decía yo que por qué no aparecía!—. Mi atención fue directo al peliazul, señaló con la cabeza a la caballero sacro.

—¿Cómo...?

—Entró a la Necrópolis en un estado cercano a la muerte—. Dije.

—¿Cómo entraron ustedes?—. Diane musitó curiosa.

—Supongo que de la misma forma en la que entramo nosotros, ¿verdad, jefa?—. Asentí con lentitud hacia Ban, me dió una pequeña sonrisa.

—¡Eso significa que ella despertará pronto!—. Hawks dijo alterado, Elizabeth igual que él

—¡Tenemos que alejarnos de aquí pronto! ¡Rápido!

—Mejor la matamos.

—No seas bárbaro, para eso la petrifico.

—¡Yo sé, yo sé!—. Kaz me miró y supe que teníamos la misma idea


...




La noche caía poco a poco, caminamos un poco hasta que decidimos descansar para poder comer algo. Así que ahí estábamos, sentados en el suelo comiendo un poco de pescado y bebiendo un poco de cerveza.

—Capitán, preparé un poco de pescado para tí. Abre la boca—. Sonreí, Diane seguía con su pequeño capricho ¿eh?.

—Es muy grande—. Respondió el otro, su cabeza recostada en mi hombro.

—¡Yo quiero, yo quiero!—. Me moví y recibí un gan trozo de comida en mi boca.

King se movía de un lado al otro discutiendo con Ban sobre algo de Diane. Al momento, llegó a nuestro lado y ladeó la cabeza curioso hacia Eli y el Capitán.

—Por cierto capitán, ¿cuál es la relación que tiene con esta muchacha?—. Yo también estaba curiosa, ¿será que ya son novios? ¿sabrá sobre...?

—Romántica obvio.

—¡Claro que no!

—Somos amigos con derechos.

—¡No es cierto!

Reí un poco, y al instante un trozo de pez estaba en frente mío. Kaz me dió de comer y disfruté, me recosté en su hombro acurrucándome contra su calidez, hacia un poco de frío así que me removí hasta que pasó su brazo por mis hombros.

—¿Te caen bien?—. Hablé en voz baja—. Son mis amigos, son especiales para mí.

—Son geniales—. Respondió en el mismo tono.

Asentí con alivio y cerré los ojos, de pronto dejé de escuchar las voces de resto y volví a abrir mis ojos. Kaz me codeó y me senté correctamente, me sentía avergonzada ante las miradas del resto.

—Tengo la misma pregunta para tí, jefa. ¿Son novios acaso?

—Ya quisiera, pero Kaz no se deja querer bonito—. Dije y el mencionado rodó los ojos. Me acerque  divertida a "darle un beso" y el puso su mano en mi cabeza impidiéndome moverme más.

—No seas cochina, estamos frente a tus amigos—. Reclamó—. Ella solo está bromeando, no nos queremos de esa forma.

—Es que tu no quieres—. Ataqué con una sonrisa—. Bien podríamos estar casados y hasta tener hijos pero no quieres.

—No la escuchen, está medio loquita—. Continuó divertido, yo dejé de "pelear" y volví a recostarme en su brazo.

—Loquita por tí, bebé.

Reí fuerte cuando el resto nos miraba con sorpresa y me quejé al sentir un pequeño golpe en mi cabeza.

—No me gustó para nada tu broma, eh.

—Vamos capitán, yo sólo te soy fiel a tí—. Dije en el mismo tono, me encantaba molestarlos a todos con esa broma.

—Ya decía yo, no se te ha quitado lo bandida, jefecita—. Choqué puños con Ban.

—¿Bandida?

—¿No sabe princesa?—Continuó el ojirubí—. La jefa es toda una rompecorazones, cada noche tenía una conquista nueva, en cada viaje enamoraba a cientos y cientos de chicos inocentes.

—Y no solo hombres ,eh—. Molesté más y solté una carcajada ante la cara roja de la princesa.





Miradas (Meliodas y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora