Día 01: Hybristophilia + Praise Kink(Steve Harrington)

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⚠️TW: Infidelidad, lenguaje soez, slowburn.



El prolongado silencio dentro del auto resultaba acogedor acompañado por la melodía que se reproducía desde el equipo de sonido, una elección personal. Te gustaba tararear cada letra pero tú nunca habías sido la más talentosa de los dos, en realidad eras bastante mala entonando.

Steve, por otro lado, poseía una voz increíble y envidiable que presumía en cualquier oportunidad, afinaba y te tomaba de la muñeca como si se tratase de un micrófono mientras conducía, desenfadado como era usual. A veces golpeaba el volante al ritmo de la música o te invitaba a seguirle en el coro para molestarte un poco.

Eran esos los recuerdos que atesorabas y que extrañabas más que nunca ahora que el muchacho había decidido que iniciar una relación amorosa era una prioridad, rompiendo con su acuerdo estrictamente confidencial que mantenían desde hace años.

Por supuesto, Nancy Wheeler era el tipo de chica que tu mejor amigo en el mundo se merecía, bonita, inteligente, graciosa, sobresaliente y con un carácter de mierda pero conocerla siempre era interesante.

Tampoco te disgustaba el nuevo puesto de celestina, era divertido salir con ellos como un pegoste, sentarte en la parte trasera del coche a escucharlos coquetear por horas y toda esa basura.

Sarcasmo.

Desde luego que odiabas compartir tu tiempo de caridad con el castaño. Habían sido vecinos desde los dos años de edad, sus casas quedaban una detrás de la otra y solían verse en el patio trasero a mojarse en una piscina plástica de colores durante los veranos. Eran amigos de prácticamente toda la vida, era asombroso.

—Esta maldita lluvia no me deja ver nada —se quejó tras balbucear torpemente el final de la canción, dejando los limpiaparabrisas en funcionamiento por el resto del camino.

—Te dije que esperáramos. —Te encogiste de hombros, echando un vistazo por el espejo lateral de tu lado, confirmando que no había otro vehículo a la redonda que fuera a rescatarlos en caso de salir derrapando por la vía. No disfrutabas los viajes agitados, te mareaba subir a algo con ruedas.

—También dijiste que preferías mear en el bosque que en los baños de la escuela —él se mofó sin gracia, negando con la cabeza como si fuera bastante obvio que la culpa era completamente tuya.

Le dedicaste una mirada escandalizada. —¡Porque son asquerosos!

—¡Son baños!

Carecía de sentido discutir con él, ni siquiera tenía que sentarse en un retrete a descargar su vejiga. Nadie podía sentirse realmente cómodo realizando sus necesidades fuera de casa, era algo imposible.

Agradecías que, como mínimo, el clima del interior era agradable, los vidrios se empañaban un poco porque las bajas temperaturas del exterior colisionaban en el cristal. Lo que te servía de distracción, así podrías aguantar hasta llegar, dibujando un arcoíris con los dedos.

De todos modos reíste, acomodándote en tu sillón para darle la espalda a tu puerta y te inclinaste a cambiar de casete a pesar de sus infantiles protestas.

El camino de la preparatoria a tu domicilio no era eterno pero la autopista estaba casi inundada, había fango y charcos por todos lados. El coche de Steve era como su bebé, lo que significaba que manejaba lento como un maldito caracol embarazado.

—¿Podrías darte prisa? —chillaste en cuanto lo viste disminuir la velocidad de nuevo.

Él te miró, ofendido.

ONE SHOTS(ST) +21 (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora