Día 08: Nipple Play + BodyWorship(Nancy Wheeler)

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⚠️TW: Mención de homofobia típica de la época, leve infidelidad, exhibicionismo, consumo de alcohol.



Te retiraste todo el cabello empapado y adherido a la cara tan pronto como sacaste la cabeza del agua, el nivel te llegó a los hombros, refregándote los ojos para finalmente abrirlos.

Estaba helando afuera pero, a decir verdad, tu piel ardía como si estuvieras descansando bajo la luz del sol a mitad del verano. No sabías a ciencia cierta si esto se debía a una especie de fiebre instantánea o si tenía algo que ver con la rabia contenida dentro de tu pecho, escociéndote por cada poro del cuerpo.

Nancy Wheeler estaba del otro extremo de la pileta, chapoteando los pies debajo de la superficie desde su asiento a la orilla.

Habían sido amigas por los últimos quince o dieciséis años de tu vida aunque cuando conocías tanto a alguien, era imposible recordar con exactitud la fecha, era como si hubieran nacido al mismo tiempo. Vecinas desde antes de gatear, compañeras en cada grado escolar y cercanas desde que a los ocho años peleaste con tu prima por una muñeca en navidad, declarando a Nance como tu nueva–y única–mejor amiga en el mundo.

Eran sumamente unidas. Lo compartían todo.

Juguetes, peluches, colores, almuerzos, vestidos, zapatos. Revistas, maquillaje, ligas, cinturones, tareas. Sostenes, cepillos, novios, horarios y besos.

Siendo genuinamente honesta contigo misma, la pubertad había traído consigo más dilemas emocionales de los que los adultos te advertían a la tierna edad de doce años. Cuanto todo lo que te decían era que, si algún día tu mejor amiga y tú debían pelear por un chico, siempre se eligieran la una a la otra.

Tal vez se habían tomado ese inocente consejo demasiado en serio, era la mejor manera de explicar cómo carajos habían pasado de compartirse un brillo labial de mano en mano a besarse para usarlo juntas. Como fuera, aparentemente su relación no era normal para los demás, aunque tampoco lo habían charlado con alguien porque resultaba aterrador revelar algo tan íntimo que se sentía tan mal.

No te gustaban las chicas. Es decir, sí, eran bonitas y suaves y mucho más graciosas y divertidas que hablar con un insípido muchacho pero definitivamente no eran lo tuyo. Nancy, por otro lado, bueno... quizá ni siquiera se trataba de verla como una mujer, solo era... Nancy.

Los besos eran agradables, tocarse se sentía bien, sentirse siempre era... distinto.

¿Alguien iba a entender ese sentimiento? Probablemente no, prefería no arriesgarse; sumir su secreto en un pacto y guardar recelosamente su anormalidad.

Practicar.

Esa fue la primera justificación. Después solo se decían mutuamente que eran amigas y se ayudaban la una a la otra a experimentar. Le siguieron balbuceos incongruentes como ¿qué hace una virgen para no verse como una auténtica inexperta en el sexo? Más tarde estaban bebiendo y escondiéndose en los baños de las fiestas para evitar ser descubiertas manoseándose sobre la ropa cuando las hormonas que respiraban entre los adolescentes afectaban sus sentidos alcoholizados.

Se habían acabado las excusas. Solo se besaban como amigas a hurtadillas de sus familias.

Y de su novio, por supuesto.

Desviaste la mirada del borde, reprimiendo esa sensación característica de los celos cuando Steve Harrington, la nueva pareja de tu mejor amiga, pasó su esbelto brazo lleno de lunares por encima de sus delgados hombros. Notaste ese tic nervioso en tu chica, quien se frotó los codos sobre el regazo, batiendo los pies dentro del agua sin haberse mojado más allá de las pantorrillas mientras intentaba darle una respuesta al hablador rey de la preparatoria Hawkins.

ONE SHOTS(ST) +21 (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora