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186. Sangre, sudor y lágrimas

—Hope...

—Dime...

Habían pasado un rato juntos en el sofá. Mirando a la nada, compartiendo el silencio... y Taehyung incluso había llorado en alguna ocasión. Su amigo había estado a su lado, abrazándolo y dándole su opinión más honesta sobre la situación, en la que él no era más que una víctima y no debía pensar de otra manera.

Pero ahora el menor ya se había desahogado y estaba cansado. Seguía sin querer comer. Tampoco tenía ganas de hacer ninguna otra cosa. Y Hope había decidido permanecer a su lado, a pesar de que se le ocurriesen tareas que llevar a cabo. Quería hacerle compañía a Taehyung. Evitar que estuviera solo; evitar que se sintiera solo. Porque necesitaba mucho apoyo en ese momento.

—¿A ti...? No tienes que responder si no quieres... pero... ¿a ti... alguna vez... te han hecho algo... parecido... a l-lo que me han hecho a mí...?

Hope llevaba allí prácticamente desde que había abierto aquel negocio. Lo había visto todo, ya fuera de primera o de segunda mano, por eso Taehyung se atrevía a abrir ese tema con él. Porque, aunque le doliera en lo más profundo de su ser, él quería saber cómo superar lo que le había pasado. Él quería saber cómo podía salir de ahí. Si es que se podía.

—Creo... que no... —confesó el mayor, siendo cauto.— Ahm... Me han tocado clientes... un poco especiales... Ya sabes, con gustos extraños... o un tanto violentos... p-pero nunca me han hecho nada... más allá de dejarme algún golpe o alguna pequeña herida...

Taehyung asintió levemente y se hundió en el sofá un poco más. En parte estaba triste, porque se sentía incomprendido, pero en parte se alegraba de que su amigo no hubiera tenido que pasar por algo tan doloroso. Le alegraba saber que nunca había alcanzado ese estado, en el que su mente y su cuerpo estaban hechos pedazos.

—No hemos tenido demasiados casos graves... Los ha habido, claro... Pero... más allá de golpes, humillación y desgarres... no. —Hope hizo una pausa, pero después continuó.— He visto más problemas por que heridas leves se infectasen que por otra cosa. Y, obviamente, la gravedad que conlleva el abuso para la mente de la persona... pero...

—Pero nunca has visto que dejaran a alguien como a mí.

—Exacto...

Taehyung suspiró y su amigo miró en otra dirección, apenado. De todas formas, el más joven sólo quería conocer la realidad. No le importaba si era dura. Prefería no parar de sufrir que hacerse ilusiones y que luego todo se desmoronase delante de sus ojos. Por eso a veces le costaba confiar en la recuperación de Jungkook. Aunque se estaba esforzando por hacerlo.

—Esta claro que... ese hombre... sólo quería hacerte daño —se atrevió a opinar Hope—. Buscaba algo más que sexo. Q-quería...

—Quería destrozarme. —Taehyung apretó la mandíbula, pero después sollozó.— Y s-supongo que lo ha conseguido...

—No...

Hope quiso animarle de nuevo, pero el castaño se tapó la cara con las manos, para llorar en sus palmas, y el mayor no se atrevió a interrumpirle. ¿Qué podía decirle...? Taehyung tenía razón. Aquel hombre había llegado al prostíbulo para sembrar el caos. Para matar a todos los trabajadores, llevar a Jungkook al límite y abusar de Taehyung de la manera más asquerosa y vil posible.

Y, aunque les doliera admitirlo, había tenía éxito en su misión. Les había dejado un negocio insostenible y unas secuelas que los acompañarían toda la vida. Por eso tenían tanto trabajo por delante, pero ni siquiera tenían las energías para intentar ponerse con ello. Por no tener, Jungkook no tenía ni su propia consciencia. Y todos eran conscientes de que no podría aguantar así mucho tiempo. No fuera de un hospital.

Red Velvet | Vol. 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora