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191. Demonios

Ante la impresión que le supuso volver a ver al pelinegro, además de verlo abandonar la sala de aquella manera, Taehyung comenzó a llorar sin poder, ni querer, evitarlo. ¿Qué acababa de suceder...? Era evidente que Jungkook ya se encontraba mucho mejor, pero que, aún así, todavía no quería volver a encontrarse con él.

Se llevó ambas manos a la cara, para poder llorar contra ellas, y Yoongi no tardó en abrazarlo con un suspiro. Comprendía perfectamente a su hermano, pero también comprendía a Taehyung. Después de todo lo que había pasado, necesitaban el calor y el apoyo de su familia, pero la culpa que Jungkook sentía se estaba interponiendo entre ellos.

—Venga... Te acompaño a tu habitación... y te curo...

Taehyung no respondió. En lugar de eso, abrazó de vuelta al mayor y continuó llorando sobre su hombro. Era muy difícil de creer para él. Que Jungkook se estuviera recuperando. Que Jungkook estuviese volviendo a hacer vida normal. Pero sin él. Y que ni siquiera hubiera reaccionado con una sonrisa a su presencia; ni siquiera se había quedado para verle.

—Vamos, Tae...

El castaño no respondió tampoco esta vez, pero Yoongi se encargó de hacerle retroceder, para poder salir y cerrar la puerta detrás de sí. Con mucho cuidado, condujo a Taehyung de vuelta a su habitación y lo ayudó a meterse en la cama. Lo consoló, le dio un poco de papel para que se limpiase el rostro y, después, permaneció a su lado, incluso aunque ya se estuviese calmando.

—Te comprendo... —le dijo, al cabo de un rato, mientras acariciaba una de sus manos, la cual había quedado extendida por encima de la colcha de la cama.— Pero no sé qué hacer... No puedo obligarle a...

—No, no puedes obligarle —confirmó Taehyung, interrumpiéndole con firmeza—. No tienes que obligarle. S-si... si no quiere verme... no hay nada que tú puedas hacer...

Yoongi asintió, dolido por esa gran verdad, y observó cómo el menor se limpiaba las mejillas de nuevo con el papel. Estar en un punto intermedio entre ambos, además de pisar los dos extremos según el momento del día, era realmente difícil para Yoongi. Le hacía frustrarse y sentirse un inútil, porque, aunque estaba dando lo mejor de sí mismo, sentía que nada de lo que estuviese a su alcance sería suficiente.

Jungkook estaba vivo de milagro. Y, aunque cada vez se preocupaba menos por su estado físico, seguía preocupándose, y su estado mental le asustaba más que cualquier otro aspecto. Creía firmemente que no volvería a intentar nada parecido, pero también que su recuperación sería larga, lenta y dolorosa. Y no sólo para él, sino también para las personas de su alrededor.

Él haría todo lo que fuera para soportarlo. Se trataba de su hermano menor, la persona de la que llevaba cuidado desde que había nacido, y así iba a seguir siendo hasta el día en que le faltase. Pero, ¿podría soportarlo Taehyung...? Él también había pasado por algo horrible. Y también estaba en su propio proceso de recuperación. No podía pedirle el mismo esfuerzo ni la misma entereza con los que él intentaba vivir cada nuevo día.

No podía pedirle más fortaleza de la que ya estaba mostrando. Y, aún así, no sabía cómo manejar la situación, de forma que no le afectase de una manera tan profunda. Pero, es que, ¿cómo iba a hacerle cambiar de opinión...? ¿Cómo iba a decirle que Jungkook sí que quería verle y estar con él... si, nada más verlo, su hermano menor había huido de vuelta a su habitación...?

No podía mentirle a Taehyung a la cara, ni mucho menos de esa manera, pero tampoco podía dejar que se torturase por algo que estaba fuera de su alcance. Jungkook necesitaba un tiempo indefinido para sí mismo; para expiar su culpa y enfrentarse a la realidad. Pero Taehyung necesitaba todo lo contrario, y ambos deseos eran puramente incompatibles.

Red Velvet | Vol. 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora