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183. Entre el bien y el mal

Unas horas más tarde, Yoongi le preparó algo caliente de beber a Taehyung. El castaño se había negado a comer, y él tampoco tenía apetito alguno, por lo que había acabado decantándose por unos tés. Ayudó a Taehyung a sentarse en el sofá y después se sentó a su lado. Había mucho silencio y el líquido oscuro y humeante resultaba hipnótico. Al menos, para el más joven.

—No dejes que se enfríe —le aconsejó Yoongi, al ver que no bebía de su taza—. Es muy nutritivo y te sentará bien.

Taehyung asintió y acercó la taza a sus labios. Cerró los ojos y dejó que el vapor calentase su nariz y sus mejillas. Después comenzó a beber, en silencio, y mantuvo la taza cerca de su boca, para no tener que estar todo el rato moviéndola de sitio. Si Yoongi le decía que tomara cualquier cosa, él iba a hacerlo, incluso a pesar de que su mente se encontrase con Jungkook, al otro lado de la pared.

—¿Cómo... está...?

Yoongi suspiró y dejó su taza sobre la mesita, ya vacía. Había tratado las heridas de su hermano de nuevo hacía no mucho rato, por lo que tenía nuevas imágenes escalofriantes en su mente. Su sangre, sus heridas, sus hematomas... Llevaba tantas horas viéndolas, una y otra vez, que eran todo en lo que podía pensar. Cuidar de Taehyung era un esfuerzo extra que le estaba costando mucha energía, pero que quería hacer de igual manera.

—Aún no despierta —respondió—; tampoco reacciona a nada. Pero al menos ya no tiene fiebre... y... debido a que no hemos tenido complicaciones... quiero creer que... no ha perdido mucha sangre por dentro...

—Menos mal...

—Sí... Tiene algunos hematomas, como es normal... pero... ha tenido suerte... Comprobé que sus arterias estuvieran bien... Eso era lo más importante... Así que, creo que no ha seguido perdiendo mucha más...

Taehyung sollozó en ese preciso instante, y Yoongi se giró, le quitó la taza de las manos y se acercó a abrazarle con cuidado. Para él era difícil hablar del tema, porque se trataba de su hermano menor, pero era un tema al que estaba acostumbrado. En cambio, para Taehyung, la impresión era mayor, porque era un tema fuerte y sensible, y porque se trataba de la persona que amaba.

—Tengo... tengo razones para creer... que se va a recuperar... —habló Yoongi, con la voz entrecortada, pero el castaño siguió llorando.— Voy a hacer todo lo posible...

—L-lo sé... Gracias... G-gracias, hyung...

—No tienes que darme las gracias... Es mi hermano... Daría cualquier cosa por él.

El menor asintió ligeramente y se abrazó a su cuello con fuerza. O con la poca fuerza que tenía. No había dudado de Yoongi en ningún momento y confiaba de manera plena en él y en sus capacidades. Lo que le asustaba era saber que no todo estaba en sus manos. Que Jungkook estaba en una situación muy delicada y debería haber sido trasladado a un hospital con urgencia.

Pero no había podido ser así, y ahora lo tenían herido e inconsciente. Con un pie puesto en la vida, pero el otro puesto en la muerte.

—Venga... tómate el té... —cambió Yoongi de tema.— Necesitas algo que te reconforte y que te alimente un poco...

—Tú me reconfortas.

Ambos chicos se miraron, con los ojos llenos de lágrimas, y se dedicaron una forzada y desesperada sonrisa. Después, Yoongi le volvió a tender la taza al menor y Taehyung la aceptó y le obedeció. El té le hacía sentir un poco mejor, pero, dadas las circunstancias, esa mejora apenas era perceptible.

—Por cierto, Taehyung... Antes me ha pasado algo por la cabeza... pero no sabía cómo decírtelo...

—¿E-es sobre... J-Jungkook...?

Red Velvet | Vol. 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora