Nota, Prólogo

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Hola, antes de que inicies la lectura debes saber que esto es un borrador que he ido perfeccionando con el tiempo, por lo tanto puede que encuentres uno que otro error ortográfico (trataré de que esto no sea así, pero en todo caso estás advertido)

Con esto listo, me gustaría que disfrutes la lectura.  Bss, Nana.   

Pd: Parecerá bobería pero la historia se disfruta mejor si el modo de lectura está en negro...jj


PRÓLOGO

A veces sentimos que conocemos personas y lugares pero no recordamos de qué o dónde lo hacemos

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A veces sentimos que conocemos personas y lugares pero no recordamos de qué o dónde lo hacemos. Es algo normal, la mente es un laberinto complicado.

Así me sentía yo en ese momento.

Mientras caminaba por esos pasillos una sensación de familiaridad me embargaba. Era como si el lugar mismo me estuviera guiando, como si me hablara pero al mismo tiempo, desde algún lugar del distorsionado laberinto de mi memoria, una fuerte voz me pidiera a gritos que regresara.

Había memorizado el camino para poder regresar, pero yo nunca fui de las que se escuchaban a si misma quizás fue eso lo que fastidió todo en primer lugar.

No tenía idea de donde me encontraba, ni siquiera sabía de la existencia de esos túneles. Jamás me habían hablado de ellos. Solo trataba de seguir a alguien por pura curiosidad y terminé adentrándome en una serie de laberintos sin señalizar. Penetré en una cámara poco iluminada donde la temperatura era considerablemente más elevada que en el exterior. No había siquiera cruzado la puerta cuando escuché una melosa y fría voz repleta de odio hablar:

—La situación es insostenible. Cada luna los herederos son peores. ―Bufó. ―No respetan sus propias raíces, ignoran sus deberes, no rinden honores a su legado ni honran a su familia. Y para colmo, tienen poderes y fuerzas que los hacen peligrosos ¿Te imaginas a alguno de ellos reinando?

Me quedé congelada en mi lugar.

La idea de pedir indicaciones murió cuando escuché sus primeras palabras, una amarga sensación me impidió delatar mi posición, fue mi instinto. No podía decirlo con claridad, escuchar unos segundos de una conversación no me hacía conocerla completamente, pero aquello era perjurio, no había que explicarlo.

—Lo reconozco. Pero solo debemos esperar. Muy pronto las tradiciones antiguas volverán así sea que debamos despedirnos de las más de veinte generaciones de Monarcas. ―dijo una voz firme y autoritaria.

Un nudo se me formó en la garganta. Mis manos comenzaron a sudar. Sus palabras me habían asustado. No podía evitar preguntarme cómo tenía esa seguridad.

—Esos inútiles han destruido todo lo que la luna no legó. ―agregó, su voz estaba algo cortada.

—No toda la nobleza es igual. Tenemos el apoyo de los justos y necesarios. Algunas familias deberían tener más poder que otras. Algunos deberían ser más reconocidos y otros deberían desaparecer. Solo el justo será Monarca, así sea que debamos acabar con nuestro legado.

Me mordí el interior de la mejilla, estaba algo confundida por sus palabras. Esa situación se escuchaba peligrosa, si me descubrían no saldría nunca de ese lugar, lo presentía. Intenté alejarme silenciosamente pero nuevamente el sonido de la voz me detuvo.

—Las familias están arriba ¿Por qué no hacerlo ahora? Es el momento. —parecía ansioso.

« ¿Tanto así nos odian? »

Pensé algo consternada. Siempre me habían dicho y explicado que las familias eran sagradas, que los lazos que las unían eran inquebrantables, que nadie jamás perdería la fe.

—Aun no es tiempo. No podemos deshacernos de sus líderes y esperar que el pueblo lo acepte. —explicó con calma. —Solo en el momento en que no existan monarcas diremos adiós a la decadencia de nuestra cultura y surgiremos como los verdaderos hijos de la luna.

Me negué a seguir escuchando aquello. En parte por miedo a ser descubierta y en parte porque me parecía de lo más absurdo que solo dos horas atrás me habían dicho que la fidelidad de nuestro pueblo era incuestionable.

No había lealtad.

No éramos una nación sólida.

Con un nudo en la garganta y con un fuerte dolor de cabeza, avancé paso a paso por los mismos túneles por los que había llegado hasta dar con el salón donde se estaba llevando a cabo el banquete de las cuatro familias reales. Miré a los alrededores viendo fijamente a todos los presentes, no conocía a nadie ajeno a mi familia. Nunca salía de mi hogar.

Miré fijamente a mi abuela, la reina, y sentí una punzada en el interior del pecho.

Mi familia corría peligro o quizás ¿mi familia era parte del peligro?


Adjunto mapa de Partenos, el mundo de los Hijos de la Luna.

Adjunto mapa de Partenos, el mundo de los Hijos de la Luna

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DESCENSO  (Balada de los Hijos de la Luna, Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora