Capítulo VI
No pude reaccionar, mi cuerpo se quedó estático en su lugar, como si me hubieran pegado al suelo. Solt, el hombre más fuerte y leal que conocía, perdió todo tipo de expresión y se puso una máscara de indiferencia ante la situación. Me costaba admitir que me sentía asustada, esa fue la primera vez que vi morir a alguien. La primera vez que fui manchada con sangre.
Uno de los jóvenes que estaban más próximos a él se le acercó con sutileza. Parecía ser bastante joven, quizás ese fue el motivo por el que no notó la forma en la que Solt tenía empuñada su espada, se mantenía en guardia como una bestia esperando paciente la hora de lanzarse sobre su presa.
―¡RETROCEDE! ―grité, sabiendo lo que se venía.
El chico se giró en mi dirección con una ceja alzada, para cuando traté de volver a hablarle ya era tarde. Su cabeza estaba volando por los aires, sus ojos aún estaban en movimiento y para mi sorpresa, su boca se entreabrió en una expresión de completa confusión. La sangre manchó la pared y se comenzaron a escuchar los alaridos de terror.
Todos se quedaron en shock hasta que Solt comenzó a correr por el pasillo, los caballeros cercanos empuñaron sus espadas y se lanzaron sobre él en un intento por frenarlo, no funcionó. Algunos eran cortados y otros empujados, su paso no se detuvo. Sus ojos se mantenían fijos en nuestra dirección.
Azus maldijo en voz alta, dijo que llamaría a Elior Altruin, otro Caballero Sacro. Sentí como este se alejaba de mí pero no me pudo importar menos, mis ojos se mantenían fijos en las paredes. Jamás había visto tanto rojo junto. Podía sentir el sabor metálico de la sangre en la boca solo por el olor que rápidamente inundó el lugar.
Mientras él se acercaba yo me sentía cada vez más horrorizada. Al igual que yo, Audri estaba firme en su lugar, aterrado.
No hubo forma de detenerlo, todos los que se acercaban eran apartados. En un rápido movimiento Solt saltó hacia una de las vigas y se sostuvo de ella encajando sus garras en la madera, manteniéndose lejos del suelo. Sus ojos escanearon el lugar donde yo me encontraba, ignoraron mi existencia y siguieron buscando hasta dar con Azus. Pude verlo mientras sacaba una daga del bolsillo de su pantalón y murmuraba algo mientras sus ojos brillaban.
Solté un quejido, yo sabía del poder de la maldición de Solt y temí por lo que pudiera hacer.
Cuando se preparó para lanzar la daga obligué a mi cuerpo a reaccionar y comencé a correr en dirección a Azus, este último estaba dando órdenes a unos guardias. Todo pasó en un segundo. Empujé a Azus con una fuerza considerable y él terminó cayendo a unos metros de mí con la rodilla hincada y el rostro perplejo. Consecuencia de esto la daga pasó junto a mí cortándome la mejilla. Un escalofrió me recorrió la columna, estaba jodida.
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DESCENSO (Balada de los Hijos de la Luna, Libro I)
FantasyEn un mundo donde los encantos se entrelazan con las traiciones y el deseo arde como un fuego inextinguible, se desenvuelve la saga de los Sempiternos: seres de una belleza sobrecogedora, condenados a una perdición inevitable. Rubí, nieta de la Mona...