Capítulo 7

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Capítulo VII

          Habían pasado dos lunas del asesinato de Solt

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Habían pasado dos lunas del asesinato de Solt. La noticia de su muerte me había caído como una daga al corazón, intenté ser fuerte pero cuando Audri me atrajo a sus brazos mi cuerpo colapsó. Las lágrimas rodaron sin fin por mis mejillas demostrándome que pese a mis intentos, seguía siendo una niña aterrada.

La abuela se encontraba muy ocupada con las reuniones de la Corte, habían decidido no contar al pueblo sobre la muerte de Solt, no era razonable. Debido a lo ajetreado que estaba todo en BlueHouse, Audri y yo vimos la oportunidad de salir y pasar algo de tiempo juntos, nos necesitábamos. Fuimos a Gleaa, a caminar sin rumbo por sus boulevares repletos de tiendas, permitiendo que la muchedumbre nos absorbiera. La bisutería colgaba de los maniquíes, ataviados en vestidos exuberantes y telas finas, los pregoneros gritaban los servicios frente a sus locales, cantaban y a veces te tomaban del codo invitándote a entrar.

En ese entonces lo que más me gustaba era comprarle ropa a Audri, usarlo como si fuera una de mis viejas muñecas de tela y porcelana, vestirlo y sonreír porque absolutamente todo le quedaba de maravilla. Era un privilegio ver su belleza de primera mano.

Pasarme las primeras horas de la tarde siendo presa del consumismo me sirvió para no pensar, pero para cuando se estaba acercando la hora de volver el sentimiento de vacío regresó, reflejado en mi rostro con una máscara de desgane y dolor.

―Me preocupas. ―dijo Audri.

Negué con la cabeza ante sus palaras. Miré a mí alrededor esperando que la señora del mostrador se apresurará con la compra. Había decidido hacerle caso a Livia por lo que me encontraba comprando libros de cuentos para la pequeña Ann.

―No debería. ―dije, rendida. ―Solo estoy triste, y enojada.

A pesar de que mis últimas palabras fueron un susurro él fue capaz de escucharme a la perfección, eso lo supe por la mirada de lástima que me dio.

―Yo también deseo ir. ―aclaró, con voz ronca. ―No porque desee ver como destruyen al hombre que me enseñó todo lo que sé sino porque dentro de mí aun siento que la situación es injusta.

Él tenía razón. Todo era muy injusto, desde el hecho de que Solt fuera asesinado antes de poder confesar la razón de sus acciones hasta mi egoísmo al fijarme solo en mi dolor. Ese amanecer se llevaría a cabo la ejecución de Solt, una ejecución curiosa teniendo en cuenta que el condenado ya estaba muerto.

"Cuestión de apariencias"

Eso me había dicho la abuela.

―¿Te encuentras bien? ―pregunté con duda mientras le hacía una seña al guardia que nos seguía para que tomara los libros. ―Llévalos al carruaje.

DESCENSO  (Balada de los Hijos de la Luna, Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora