"Disfrutemos el día"

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En la ducha aunque hubiera sido genial, no, no tuvimos sexo, nos besamos un poco, nos acariciamos bastante, pero cuando el jabón se acabó salimos.

—Ponte algo de mi ropa si quieres, parecemos del mismo tamaño —dijo acercándose, mientras se colocaba una camiseta negra—. Aunque esta cintura —agregó sujetandome—. No existe nadie que pueda tenerla —afirmó sonriendo y comenzó a besar mi cuello.

—Hay algo que tú tienes que nadie más tiene tampoco —dije sonriendo.

—¿Y qué es eso? —cuestionó ahora mirándome a los ojos.

—Quizás después te lo diga —respondí, se como ser seductor, se los dije—. ¿Desayunamos?

—Claro —respondió—. Disfrutemos el día —agregó, terminó de abrocharse el pantalón y salio de la habitación.

Cuando yo termine de vestirme también llamé a mi madre para que no se preocupara, le dije que estaba con un amigo y pasaría el día con el, así que no hizo muchas preguntas.
Salí de la habitación y el ya me esperaba, fuimos a una cafetería a unas calles de su departamento y mientras desayunabamos hablamos de muchas, sobre mí, creo que fue mucho solo sobre mi.
Un rato después la hermosa luz del sol del exterior se había apagado, solo nubes grises podían verse.

—Lloverá —dijo el hombre frente a mi dándole un sorbo a su café.

—¿No te gusta? —cuestione curioso.

—Nunca me lo pregunte —sonrió—. A ti, ¿te gusta?

—No mucho, los días de lluvia suelen ser aburridos —mencioné mirando el cielo a través del vidrio.

—Quédate conmigo y no te aburrirás —afirmó sonriendo.

—¿Es una propuesta?

—Claro que si —respondió.

Y yo solo sonreí, sonreí como idiota, para ese momento quizá, si, fui demasiado evidente.

—¿Volvemos antes de mojarnos? —cuestionó entonces.

—Claro.

Salimos de la cafetería, dimos quizas unos veinte pasos y comenzó a llover, pero exageradamente, parecía que el cielo se caería, entonces el tomó mi mano y corrimos hacia el techo de un local, toda una novela, ¿cierto?

—Al parecer mojarnos estaba escrito —afirmó sacudiendo un poco su cabello mojado.

—Cómo encontrarnos otra vez —mencioné y sonrió, tirando de la camiseta que traía puesta para acercarme a el.

—Jodidamente tierno —dijo entonces y me beso, allí, sin importar el mundo alrededor.

Volvimos a su departamento, y a tener sexo, en el sofá, en la ducha, en el cama, en la mesa del comedor, el sexo era demasiado bueno y ninguno lo dudaba, así que si lo queríamos, solo lo hacíamos.

Los siguientes días los pase entre la casa de mis padres y la de Bright, salíamos a divertirnos, al cine, a comer y luego volvíamos a tener sexo, mucho, quedar embarazado no me preocupaba así que, si, lo disfrutaba, mucho.
Nunca había imaginado la conexión que podríamos tener, que teníamos, pero allí estaba, la sentía, aunque pensar que solo días me faltaban para irme y que perdería todo eso, comenzaba a molestarme, a dolerme en algún punto, intentaba no pensarlo demasiado cuando estábamos juntos, era demasiado bueno para amargarme por ello.

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