Al llegar la policía, las personas empezaron a averiguar que había pasado, se acercaron a la casa y una de esas personas le informo a Daniel lo que me había pasado.
Daniel al enterarse fue inmediatamente hacia donde yo estaba, dando mi declaración a los policías, sucia de sangre, con las mejillas rojas por las bofetadas que me había dando Yael y con mi ropa rasgada.
Lo vi a una poca distancia, mirándome con pena. Me dirigí hacia el y lo abrace.
- No me sueltes, por favor, te necesito - Dije sollozando para luego comenzar a llorar por la experiencia que acabe de pasar.
- No te preocupes que jamas te dejare sola. Siempre estare contigo. Ahora mas que nunca. Te lo prometo.
- ¿Como supiste de esto? - Pregunte confundida.
- Me acabaron de avisar y vine lo mas rápido que pude, pero gracias a Dios estas bien.
- Gracias por estar aqui.
- No tienes que agradecer, siempre estare contigo no lo dudes. ¿Que fue lo que te hizo ese hijo de puta? - Pregunto enojado mientras me abrazaba.
- Empecé a llorar mas y le respondi en medio de sollozos.
- Abuso de mi.
- ¿Como? - Pregunto sorprendido agarrandome de los hombros para mirarme, luego me abrazo fuertemente - Mila, no todo lo que brilla es oro, las cosas pasan por un motivo, si tu me lo permites yo quisiera ayudarte a superar este hecho lamentable.
- Daniel, no quiero ser una carga para ti.
- Tu no seras jamas una carga para mi, somos amigos ¿o no? Y los amigos se ayudan entre si. Vamonos te llevare a casa.
- Esta bien - Respondi.
Mientras caminabamos iba envuelta en mis pensamientos.
¿Deberia confiar en Daniel? Me preguntaba constantemente a mi misma mientras lo observaba.- Mila, ¿Quien esta en tu casa? - Me pregunta.
- No hay nadie, todos estan de viaje, visitando a mi abuela. Vienen en tres dias.
- ¿Entonces estas sola?
- Si. Tengo diecisiete y pronto cumplire los dieciocho. Mis padres confian en mi.
- No te puedo dejar sola - Dijo preocupado.
- ¿Si quieres me puedes acompañar?
- ¿No estarias incomoda?
- No, y no creo que pueda dormir hoy, podemos quedarnos despiertos charlando.
- Me parece bien, ¿No le avisaras a tus padres?
- Mañana lo hare.
- No me parece correcto, deberias avisarles.
- Lo haré - Le asegure - solo que mañana.
- No hay remedio contigo.
Llegamos hasta la puerta de mi casa y las llaves estaban debajo de el tapete delante de la puerta. Al entrar fui directo al baño a darme una ducha larga y me fui a vestir con un camison largo, negro con una carita triste y mi pantalon de pijama largo con perritos.
Daniel me esperaba en la sala, sentado en los muebles mirando todos los cuadros principalmente en el que estaba yo de pequeña y en la actualidad.
Al salir de mi habitacion solo lo observo. Mirando fijamente el porta retrato. Carraspeo mi garganta llamando su atención.
- Ven - Dije.
Fuimos a la cocina a preparar chocolate caliente, tenia mi rostro triste y Daniel lo noto.
- Vamos con esos animos, daría lo que fuera por verte sonreir.
- No es tan fácil como parece.
- Yo se que no, pero tu eres fuerte y sabras salir adelante, tengo fe en ti Mila.
- Gracias, tus palabras si que me dan animos - Le regale una pequeña sonrisa.
- Esa es la Mila que conozco - Dijo sonriendo.
- Si...
- Vamos a ver si en verdad estas aqui - Se acerco y me hizo cosquillas.
Me zafe, corri hacia la sala y cuando me alcanza tropiezo con el brazo del mueble y caigo encima de este, Daniel tropieza por igual y cae encima de mi.
- Volvemos a esta posición otra vez - Dice.
- Si - Respondi sonrojada.
Luego se acerca para besarme, cuando esta a pocos sentimetros de mis labios, volteo la cara y no le permito el beso.
- Perdon, no se que paso - Dijo mientras se retira de su posicion y se sienta al lado de mi.
- No hay problema. Ire a atender el chocolate - Me pare practicamente corriendo.
Estoy muy agradecida de que este conmigo, acompañandome, incluso es como mi salvación, porque esta conmigo en este momento tan difícil, pero a veces no es bueno dejarse llevar. Mucho menos después de lo que pase.
ESTÁS LEYENDO
Lo que una amiga me robo
Teen FictionNo te dejes engañar por el amor. Puede ser el chico mas perfecto del mundo, pero que sea perfecto no significa que no cometa errores. Mi nombre es Mila Becker, tengo 17 años y les contare una historia. Una historia de la que he aprendido que en est...