Capitulo 18. Mi salvación.

182 17 4
                                    

Al llegar la policía, las personas empezaron a averiguar que había pasado, se acercaron a la casa y una de esas personas le informo a Daniel lo que me había pasado.

Daniel al enterarse fue inmediatamente hacia donde yo estaba, dando mi declaración a los policías, sucia de sangre, con las mejillas rojas por las bofetadas que me había dando Yael y con mi ropa rasgada.

Lo vi a una poca distancia, mirándome con pena. Me dirigí hacia el y lo abrace.

- No me sueltes, por favor, te necesito - Dije sollozando para luego comenzar a llorar por la experiencia que acabe de pasar.

- No te preocupes que jamas te dejare sola. Siempre estare contigo. Ahora mas que nunca. Te lo prometo.

- ¿Como supiste de esto? - Pregunte confundida.

- Me acabaron de avisar y vine lo mas rápido que pude, pero gracias a Dios estas bien.

- Gracias por estar aqui.

- No tienes que agradecer, siempre estare contigo no lo dudes. ¿Que fue lo que te hizo ese hijo de puta? - Pregunto enojado mientras me abrazaba.

- Empecé a llorar mas y le respondi en medio de sollozos.

- Abuso de mi.

- ¿Como? - Pregunto sorprendido agarrandome de los hombros para mirarme, luego me abrazo fuertemente - Mila, no todo lo que brilla es oro, las cosas pasan por un motivo, si tu me lo permites yo quisiera ayudarte a superar este hecho lamentable.

- Daniel, no quiero ser una carga para ti.

- Tu no seras jamas una carga para mi, somos amigos ¿o no? Y los amigos se ayudan entre si. Vamonos te llevare a casa.

- Esta bien - Respondi.

Mientras caminabamos iba envuelta en mis pensamientos.
¿Deberia confiar en Daniel? Me preguntaba constantemente a mi misma mientras lo observaba.

- Mila, ¿Quien esta en tu casa? - Me pregunta.

- No hay nadie, todos estan de viaje, visitando a mi abuela. Vienen en tres dias.

- ¿Entonces estas sola?

- Si. Tengo diecisiete y pronto cumplire los dieciocho. Mis padres confian en mi.

- No te puedo dejar sola - Dijo preocupado.

- ¿Si quieres me puedes acompañar?

- ¿No estarias incomoda?

- No, y no creo que pueda dormir hoy, podemos quedarnos despiertos charlando.

- Me parece bien, ¿No le avisaras a tus padres?

- Mañana lo hare.

- No me parece correcto, deberias avisarles.

- Lo haré - Le asegure - solo que mañana.

- No hay remedio contigo.

Llegamos hasta la puerta de mi casa y las llaves estaban debajo de el tapete delante de la puerta. Al entrar fui directo al baño a darme una ducha larga y me fui a vestir con un camison largo, negro con una carita triste y mi pantalon de pijama largo con perritos.

Daniel me esperaba en la sala, sentado en los muebles mirando todos los cuadros principalmente en el que estaba yo de pequeña y en la actualidad.

Al salir de mi habitacion solo lo observo. Mirando fijamente el porta retrato. Carraspeo mi garganta llamando su atención.

- Ven - Dije.

Fuimos a la cocina a preparar chocolate caliente, tenia mi rostro triste y Daniel lo noto.

- Vamos con esos animos, daría lo que fuera por verte sonreir.

- No es tan fácil como parece.

- Yo se que no, pero tu eres fuerte y sabras salir adelante, tengo fe en ti Mila.

- Gracias, tus palabras si que me dan animos - Le regale una pequeña sonrisa.

- Esa es la Mila que conozco - Dijo sonriendo.

- Si...

- Vamos a ver si en verdad estas aqui - Se acerco y me hizo cosquillas.

Me zafe, corri hacia la sala y cuando me alcanza tropiezo con el brazo del mueble y caigo encima de este, Daniel tropieza por igual y cae encima de mi.

- Volvemos a esta posición otra vez - Dice.

- Si - Respondi sonrojada.

Luego se acerca para besarme, cuando esta a pocos sentimetros de mis labios, volteo la cara y no le permito el beso.

- Perdon, no se que paso - Dijo mientras se retira de su posicion y se sienta al lado de mi.

- No hay problema. Ire a atender el chocolate - Me pare practicamente corriendo.

Estoy muy agradecida de que este conmigo, acompañandome, incluso es como mi salvación, porque esta conmigo en este momento tan difícil, pero a veces no es bueno dejarse llevar. Mucho menos después de lo que pase.

Lo que una amiga me roboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora