Lo que una amiga me robo

Capitulo 2. Ser yo misma.

Siempre me han dicho que el amor no se puede comprar pero que si se puede conquistar, trate de mil unas formas para conquistar a Daniel y ganarme su confianza, pero no creo que habria logrado algo hasta que decidí ser yo misma, que si se enamora de mi sea por mi personalidad y no por lo que quería que yo fuera, y así lo hice.

Fui yo misma, alegre, llena de energía, ser quien soy y nada mas. Lo que mas me gustaba eran sus miradas, que esos ojos de color miel, cabello negro, ni muy alto ni tan bajo y personalidad increíble lo hacían perfecto para mi.

Estaba en una esquina al lado de la puerta del salón de clases cuando escucho que unos compañeros le pregunta por su novia a Daniel. Se me destrozo el corazón y me hizo entender que tendría que olvidarlo hasta que pensé : Es extraño que tenga novia si no habla de ella nunca.
Me mira como enamorado y por como actúa conmigo me hizo pensar que no sentía nada por ella. Pero no puedo decir eso si no conozco mucho de el. Me propuse averiguar.

Estaba hablando con el y decidí preguntarle: ¿Es verdad que tienes novia? Con cara de sorpresa me respondió "Si". Le pregunte por su nombre y me dijo "Adry". No quise preguntarle mas porque mi próxima pregunta era: ¿y tu la amas?
Me calle y no dije nada mas. Al tocar la campana, me levante y me dirigí a mi casa.

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Al llegar, me duche y me puse algo cómodo, después de almorzar subí a mi habitación y me acosté a pensar. ¿Deberia seguir con esto? Es mejor no tener ilusiones y no pensar que entre nosotros puede haber algo y si, es mejor así.

Pero era tan difícil tratar de olvidarme de el.. ¡Esta en mi salón! ¿Como podre hacerlo?. Lo veo cinco dias a la semana y pasaba mas de cinco horas con el, pero tenia que hacerlo ya que mi amor era un "amor imposible".

Al cabo de un rato caí en un sueño profundo y me desperté ya cuando iba a cenar.

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Trataba de desahogarme en un cuaderno que tenia pero las hojas las arrancaron y desaparecieron. Busque por cielo, mar y tierra pero no las encontré. Cuando me entere que aparecieron en la mochila de Daniel me puse de todos los colores y me repetía a mi misma "Ojala que no las haya leído". No tenia valor de hablarle por miedo a que haya leído lo que había escrito desde que lo conocí. Todo fue diferente desde ese día...

Tocaron la campana y me fui caminando sola hacia mi casa, como siempre pensando en Daniel. ¡Ya debería olvidarme de el! Por andar con la cabeza en las nubes casi me arrolla un auto. No me moví, me quede ahí, paralizada. Un chico se me acerca y me retira de la calle hacia la orilla. No supe que decirle aparte de susurrarle un "gracias y adiós", me dispuse a seguir con mi camino pero este me agarro de la muñeca.

- ¿Que te pasa muñeca? ¿Te dejo el novio que andas muy pensativa?

- Eso no te importa - Respondí.

- Te salve la vida, ¿No meresco saber el motivo por el cual casi te dejas matar?

- Estaba pensando, no te incumbe, gracias y adiós - Dije después de que insistió.

- ¿Pero en que?

- ¡En nada! Sin importancia, y no me digas muñeca que no soy de plástico.

- No es por eso que te llame muñeca, es porque eres muy bonita pero si no quieres esta bien...

- Me tengo que ir, adiós - Dije.

- Okey, pero dime como te llamas, por favor.

- Mila, mi nombre es Mila.

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