Las 20 reglas de Juliette.

Regla 6: Mi espacio personal.

Regla 6: Mi espacio personal.

(Urgente leer el final, cosas a tratar están con el * y los que tienen dos así ** son urgente)

Él estaba parado en la ventana de mi habitación, tipo Cristian Grey. Estaba vestido con un traje, se veía tan sexy. Se volteo lentamente y se acerco a mi, yo estaba inmóvil.

-Julie, discúlpame- suplico Derek.

-¿¡Cómo conseguiste la llave!?- empece a chillar, estaba furiosa.

-Tengo mis contactos Julie- me quede mirando sus labios fijamente- Mis ojos están aquí arriba- me sonrojé.

-E-es que me duele el cuello, tener que estar viéndote fijamente a los ojos- me excuse.

-Si claro- bufó- Julie, yo nunca quise..- lo interrumpí.

-No me llames Julie, no me gusta. Yo me llamo Juliette- le dije seca, odiaba que me llamaran así ya que mi madre, según mi padre, me llamaba así.

-Bueno, Juliette, yo nunca quise tratarte así, nunca pensé en lo grave que iba a terminar siendo esto. Nunca pensé que iba a terminar sintiendo esto- lo último lo susurro pero alcancé a escuchar.

Él tenía una sonrisa de lado, pero aún así se veía bien.

-Derek, yo también me comporte como una perra, estaba muy molesta contigo y me descargue- dije un poco apenada.

-Bueno Juliette, olvidemos que eso paso- dijo tratando de estar alegre, se notaba en sus ojos que estaba triste.

-Derek, ¿Qué tienes?- le pregunte y lo jalé del brazo para que se sentara conmigo en la cama.

Él trato de soltarse esquivándome, pero con cuidado de no caerme me senté en la cama para jalarlo y que se sentara conmigo.

-Nada- dijo seco y frío.

-Este no es el Derek que yo conozco- dije cariñosa, bueno tratando.

-Juliette, vamos Sasha te esta esperando- mis ojos se abrieron de par en par.

-Solo por esta vez voy a dejar de fastidiarte, por que se lo prometí a Sasha- dije corriendo a buscar mi toalla.

Me bañe lo más rápido que pude, y salí para cepillarme, tenía una sonrisa en mi cara que no me la quitaba ni siquiera mi padre.

-Juliette, tienes 10 minutos o llegaremos tarde- gritó Derek.

-Ya va- grité yo.

Esperen, ¿Qué me pondría? La sonrisa de mi cara se desvaneció y salí del baño dando un portazo molesta.