Capítulo 2

365 42 6
                                    

Una vez la horda finalizó, los tres chicos decidieron que era momento de irse. Le entregaron las medicinas a Haru, se despidieron, junto a unos cuantos agradecimientos de parte de SeongHwa y se marcharon para seguir su camino.

Luego de buscar en una casa, que sólo les trajo problemas con un zombie, siguieron caminando mientras San miraba el mapa.

-San debía responder que le sucedía- Recordó JongHo, viendo al mayor, recibiendo una mala mirada del nombrado.

-Tienes razón... San- SeongHwa le miró con una ceja levantada.

San se tensó lo suficiente para que ambos chicos pudieran notarlo. Soltó un suspiro y miró el brazalete de su muñeca -He cruzado a WooYoung... Varias veces... Aparece en lugares muy alejados a donde nos refugiamos aquella vez... Como si estuviera buscando... Como si estuviera buscándome a mí- El chico se veía afectado por el hecho de ver a su ex novio, y tener el sentimiento de que le estaba buscando, sólo le echaba sal a la herida.

-¿Qué?- Soltaron ambos chicos a la vez.

-Sí... Esa es la razón por la cual la teoría de Jong no se me hizo rara- Se encogió de hombros -Eso veía en el balcón hoy- Aclaró, viendo como SeongHwa abría un poco más sus ojos.

-Eso significa que probablemente, los zombie Woo, Min y Hong estén buscando a...- JongHo intentó entender la suposición loca que estaban teniendo.

SeongHwa abrió la puerta de la casa a la cual habían llegado, luego de echar un vistazo con cuidado, buscaron recursos. Una vez sus mochilas ya estuvieron repletas, decidieron volver a la casa.

-Extraño a Minying- Se quejó San, comenzando el camino de regreso.

-Caminó con mi ayuda, también lo hace agarrado de las cosas- Mencionó SeongHwa con una sonrisa enorme, ésta sólo aparecía si hablaba de su bebé.

San y JongHo se miraron con una leve sonrisa, el mayor siempre se emocionaba mucho con los avances de su pequeño.

-¿No tienen una sensación extraña?- Preguntó JongHo, girando su cuerpo, viendo hacia atrás.

-No... ¿Puedes ver algo, Jonggie?- Respondió San, a lo que el menor negó.

-Debe ser la preocupación, por la horda reciente- Murmuró, tratando de convencerse.

Luego de alrededor de una hora, llegaron a la casa, SeongHwa cerró la puerta de barrotes, la aseguró, y luego corrió dentro para ver a su bebé. San soltó una pequeña risa, viendo como JongHo le seguía, probablemente a ver a YeoSang. En ese instante, se sintió solo, muy solo. Extrañaba a su novio, o bueno, ex novio. Extrañaba su voz chillona cuando volvía de una expedición. Extrañaba sus gritos, aunque en algún momento dijo que eran molestos. Extrañaba sus abrazos, sus besos y sus pequeños toques cuando necesitaba atención. Lo extrañaba a él y nisiquiera verle de lejos convertido en zombie podía remediar eso.

En ese instante, el suelo detrás suyo crujió, San se arrodilló para poder atar su zapato, convenientemente debía hacerlo ahora, aprovechó la posición para poder ver de reojo en dirección al ruido.

Se quedó en silencio y volvió su mirada al suelo, su pecho tenía una mezcla de emociones, tenía la necesidad de gritar, no sabía por qué emoción exactamente. Podía entrar y fingir no haberle visto, o responder a la mirada de perrito abandonado que le estaba proporcionando.

San sabía que probablemente en la noche se arrepentiría, pero aún así, se levantó y giró su cuerpo por completo, viendo la figura de su novio muerto detrás de la reja, sus manos, una de ellas decorada con un brazalete idéntico al suyo, sostenían los barrotes de hierro y su rostro, pálido y con rastros de sangre, demostraba una enorme sonrisa, como las que solía darle luego de molestarlo. Aún vestía las prendas las cuales usaba la última vez que lo vió, conservaba su ropa de mezclilla y su camiseta, con un hueco en la cintura, algo que le trajo ciertos recuerdos a San, en los cuáles no quería poner atención. El chico dirigió su mirada a la pantorrilla del zombie, su pantalón estaba rasgado, se podía ver el torniquete que él mismo había puesto hace unos cuantos meses, y justo debajo, junto a un poco de sangre seca, una mordedura, la cual apenas dejaba ver la marca de los dientes, mucho menos desde la distancia a la que se encontraba, pero San la recordaba como si ese mismo día hubiera perdido a WooYoung.

𝑰 𝒎𝒊𝒔𝒔 𝒚𝒐𝒖, 𝒉𝒐𝒏𝒆𝒚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora