Capítulo 3

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Día 186 el apocalipsis

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SeongHwa abrió sus ojos con lentitud, sintiendo la luz natural que atravesaba el cuarto en su rostro, y su brazo siendo sacudido con fuerza. Giró su rostro, encontrando el de YeoSang, con una mueca que demostraba preocupación, se sentó en la cama, SeongHwa no solía ponerse serio, a menos que hubiera un problema, y por la mirada del menor, había uno.

-¿Qué sucede?- Susurró el mayor, dirigiendo su vista a su hijo, que dormía plácidamente acurrucado en la prenda de su otro padre.

-San desapareció- Respondió el chico rápidamente, mordiendo su labio con nerviosismo.

SeongHwa abrió sus ojos con sorpresa, por lo general se comunicaban entre todos para salir, con el propósito de no preocupar a nadie -¿Qué?-.

El castaño tomó al bebé, ya que, conociendo a SeongHwa, iría sin dudar a recorrer cada centímetro de la ciudad en busca de San, el mayor lo haría por cada uno de ellos y sin dudar un segundo.

Cuando el pelinegro bajó, observó a JongHo y YunHo, que hablaban entre sí con una expresión de preocupación.

-¿No dejó una nota? ¿Algo? ¿Nada?- Preguntó el mayor, acercándose a los dos chicos.

-Nada... Lo más extraño es que no llevó más que una navaja- Habló el menor de todos, él solía llevar el registro de las armas, y lo único que faltaba era la navaja de San. En su mano sostenía el arma que solía usar el chico, la cual nisiquiera estaba cargada como de costumbre.

-¿Qué mierda?- Susurró SeongHwa, frunciendo su ceño, demostrando la confusión que sentía.

Se quedaron en silencio unos minutos, hasta que JongHo pareció tener una idea -SeongHwa... ¿Y si... Ya sabes...- El chico miró a su novio, no quería mencionar a cierta persona, ambos estaban afectados por su falta, pero debía mencionar la posibilidad -¿Y si WooYoung vino hasta aquí buscándolo, y San fué con él?- Soltó, con una mueca, desviando su mirada a su novio, el cual había reaccionado paralizandose.

El rostro de SeongHwa cambió, sin decir nada, se colocó su chaqueta, tomó su pistola y besó la frente de su bebé -Lo buscaré, quédense aquí... No tienen permitido seguirme, cuiden de Minying, debe de tener hambre, así que coman algo todos- Les revolvió el cabello como gesto cariñoso, salió de la casa, y luego de los barrotes que protegían el terreno de su hogar.

Mientras tanto, San miraba a WooYoung, el cual escribía con una caligrafía digna de un niño de cinco años, nisiquiera entendía cómo recordaba escribir... O cómo no le había mordido el cuello desde la primera vez que se lo cruzó.

Esa mañana San había despertado, decidió poner orden en la casa donde vivían, incluyendo el patio, ya que había muchas cosas que necesitaban que estaban dañadas, y también le pareció buena idea colocar una especie de hamaca para Minying. WooYoung volvió, llamando su atención desde fuera de los barrotes, traía una pizarra, en la cual escribió que le siga. Estaba sorprendido por el hecho que WooYoung tuviera la capacidad de escribir. Luego de dudar unos minutos si seguirle, decidió llevar su navaja y acompañar al zombie donde quisiera llevarle.

En este momento, estaban sentados en un parque, uno el cual habían visitado antes de que el menor se convirtiera, conversaban a través de la pizarra por la cual escribía el zombie.

𝑰 𝒎𝒊𝒔𝒔 𝒚𝒐𝒖, 𝒉𝒐𝒏𝒆𝒚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora