Act of the Apostle

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~Belle and Sebastian~

Los primeros días en las clases fueron lo que Luz esperaba: apresurados y a la vez cortos. La jornada de seis horas ni los sentía, era un abrir y cerrar de ojos. No tenía tiempo para entablar conversación con algunos de sus compañeros, pues al ser la nueva chica del instituto pasaban de ella. Quería esforzarse esta vez en hacer algunos amigos, pero ¿cómo podía lograrlo? En su otra escuela había sido tachada de 'rarita' y su única amistad le dejó de hablar cuando los otros lograron convérsela de que ya no se juntaran con ella.

Su madre le había aconsejado cambiar algunos hábitos, pero no quería seguirlos al pie de la letra. ¿Tan terrible era su autenticidad?

Luz estaba tan concentrada en sus pensamientos que no notó a la chica que había doblado por el pasillo, causando que ambas chicas chocasen entre ellas. La morena soltó la lonchera que llevaba consigo y la otra chica había soltado los libros que había estado abrazando contra su pecho.

—Lo siento, estaba distraída... —comentó Luz mientras extendía su mano para ayudar a la desconocida a levantarse.

—No ha sido únicamente tu culpa —respondió a su vez la castaña, observó a la morena rápidamente y cuando cayó en cuenta que había estado un buen rato mirándola, aceptó con rapidez la mano que la otra le ofrecía—. Gracias, que amable de tu parte.

—Mamá no crió a una mal educada, ¿estás bien? ¿No te duele nada?

—Solo ha sido un pequeño choque, no te alarmes... ¿eh...?

—Luz Noceda, mucho gusto, ¿y tú eres...? —Aún tenía sujeta la mano de la castaña, con esto en mente, le dedicó una sonrisa a su vez que estrechaba la mano en forma de saludo.

—Amity. Amity Blight.

—¡Qué bonito nombre tienes! —La euforia del momento hizo que levantara el brazo y al tener aún sujeta la mano de Amity, ésta se tambaleó nerviosa.

—¡Luz!

—¡Lo siento! —soltó por fin la mano de Amity. Observó que su lonchera y los libros de la Blight aún permanecían en el suelo—. ¡Qué desastre! ¡Déjame ayudarte con tus libros!

Amity estaba por agacharse cuando Luz ya había terminado de recoger las pertenencias de ambas, ésta le entregó sus libros y volvió a sonreírle. Esto último puso aún más nerviosa a Amity, no estaba acostumbrada a que una persona le sonriese tanto.

—Gracias Luz, creo que ya te has tomado demasiadas molestias conmigo...

—Para nada, Amity. Ha sido agradable hablar por fin con alguien má... —no terminó la frase, se percató tarde que ese comentario sonaba demasiado deprimente, ¡no lo arruines, Luz!, se recriminó.

—¿De qué hablas? Las clases ya han empezado desde hace días y ¿estás queriéndome decir que no has hablado con nadie más hasta ahora que te has chocado conmigo?

—Es una larga historia, no merece ser escuchada. Lo siento, me he dejado llevar por el momento. Con tu permiso...

Luz comenzó a caminar en dirección opuesta a la que originalmente se dirigía. Amity la observó con extrañeza, quería seguir hablando con ella, pero la siguiente clase estaba por comenzar. Tal vez la encontraría en el receso.

Con eso en mente, se dirigió a la clase de Historia.

~

Una voz se escuchó por todo el recinto escolar, Luz no pudo adivinar si se trataba de un hombre o una mujer, pero oír aquella voz era muy relajante para la morena. Observó la charola que llevaba su comida del día, no se veía muy apetitosa, pero su almuerzo se había arruinado cuando el jugo que llevaba en su lonchera se abrió y mojó todo el interior. La comida de su querida madre no había podido salvarse...

REPITES LAS CANCIONES... -LUMITY & HUNTLOW-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora