13

189 29 4
                                    

Sentándose en el sofá, Harry tiró sus piernas contra su pecho y se quedo quieto en la oscuridad de la sala. Se sentía confundido, su mente giraba alrededor de todo lo que había sucedido sin poder detenerse en algo. Su estomago giraba, como si en cualquier momento la cena precalentada que había obtenido estuviese a punto de cobrar su venganza. No le gustaba estar fuera de control y así era exactamente como se sentía.

Siempre había sido frio y calculador con respecto a sus sentimientos, nunca había sentido nada hacia nadie que no fuese su familia. Las relaciones se le hacían insulsas y totalmente innecesarias, jamás había tenido verdadero interés en tener una. También era el primero en proclamar que el amor no existía y solo era un truco publicitario para vender más. Él no era sentimental y su vida siempre había tenido un orden perfectamente impuesto.

Ahora todo estaba al revés.

Tanto el beso de Liam como el de Zayn lo tenían fuera de su zona de seguridad y a punto de perder la cordura. El beso del castaño había sido brusco, pero sin querer lastimarlo, aun podía sentir la sensación de sus labios sobre los suyos y sus brazos rodeándolo, brindándole la protección y seguridad que tanto había anhelado desde que todo había comenzado.

Zayn en cambio había sido ultra dulce. Lo había tratado como si fuese frágil y querido, se había sentido increíble. El moreno despertaba algo dentro de él, todos esos sentimientos y anhelos que pensaba que habían estado escondidos habían salido a la luz luego del toque suave del chico. Y muy a su pesar, debía admitir que quería repetirlo.

Y eso era malo porque no podía decidir si quería que Liam lo besara o que Zayn lo hiciera. Se sentía perdido, confundido y totalmente fuera de lugar. Este no era él, no era como se comportaba normalmente, pero habían muchas cosas que habían cambiado en él últimamente. Tal vez todo esto era parte de su locura de chico Cupido, pero si era de esa manera él no podía seguir jugando los sentimientos de esos dos chicos. ¿Que pasaba si seguían de esta manera y luego de la famosa prueba todo desapareciera?

Bamba comenzó a maullar y rasguñar la madera de los ventanales, logrando que se sacudiera sus pensamientos. Mirando hacia el animal, lo observó moverse inquieto frente a las grandes puertas de cristal por un momento antes de ponerse de pie y acercarse para tomarlo en brazos.

—Hey, ¿que te sucede? —musitó, frunciendo el ceño cuando el felino se revolvió mientras seguía maullando sonoramente hacia la ventana. Volteando la mirada intento encontrar lo que molestaba al animal, sus ojos abriéndose enormes ante la imagen que registraba a través del cristal—. ¿Que diablos?

Desde esa ventana podía verse perfectamente el patio de la casa vecina por lo que pudo presenciar con total claridad como el agua de la piscina comenzaba a revolverse bruscamente. Pequeñas olas se formaban en la misma, golpeando los bordes con agresividad. No había viento que explicara ese movimiento, ni siquiera corría una brisa.

El agua comenzó a subir repentinamente, una figura formándose en el centro de esta. Era un hombre, Harry podía asegurarlo sin problemas. No era tan grande como Liam, pero se acercaba y a esa distancia el rizado podía asegurar que no era amigable tampoco. Vestía una armadura similar a la que el castaño llevaba el día en que se conocieron. Se quedo de pie allí hasta que el hombre se deslizó hacia el borde y salió de la piscina antes de que las alarmas al fin se encendieran en toda la regla y saliera corriendo, con BamBam apretado en sus brazos.

No sabia que había sido aquello, pero tenia la impresión de que Zayn y Liam debían saber de ello pronto. El gato se revolvió en sus brazos, pero se negó a dejarlo atrás mientras corría por las escaleras hacia la habitación más cercana, la cual era de Liam. Golpeo su mano sobre la madera un par de veces, entrando sin esperar invitación.

Carita de Ángel |Ziam/Zarry/Lirry|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora