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Harry se aferró al teléfono en su mano, escuchando el sonido del tono en su oído. Le había costado muchísimo marcar ese número, hacía ya unos meses que no lo hacia y ahora que escuchaba como la llamada trascurría, no estaba tan seguro de haber hecho lo correcto. Mirando sobre su hombro, se aseguró de que nadie Zayn y Liam aun no lo habían descubierto y volvió a concentrarse en aparato en su oído.

—¿Hola? —la voz sonó adormilada, el tono suave y dulce aún seguía allí a pesar del sueño.

La mano de Harry tembló entorno al plástico negro del teléfono y su garganta se cerró cuando intentó hablar. Tomando un respiro para darse fuerzas, susurró un tímido: — Ho...hola, mamá.

—Hola, bebé. —la sonrisa cálida estaba implícita en esa simple palabra logrando que los ojos de Harry se llenaran de lágrimas—. ¿Como has estado?

—Bien, supongo —se mordisqueo el labio con nerviosismo—. Mamá, tu tenías razón, si soy el hijo de Eros.

Una risa cantarina atravesó la línea—. Te lo he dicho toda la vida, ¿acaso nunca me has creído?

—¿Tu qué crees?

—Que eres un cabeza de globo que no me ha llamado en meses —soltó—. Voy a darte una zurra cuando te atrape, pequeño mocoso.

—Mamá —se quejó—. ¿Puedes ser seria por dos segundos?

—Estoy siendo seria. —aseguró antes de reír suavemente—. En fin, ¿cual ha sido el milagro que ha hecho que creas en mi?

—Dos semidioses vinieron a buscarme —explicó—. Ellos dicen que debo pasar una prueba y si la paso, iré a vivir a el Olimpo.

—Wow —susurró—. ¿Crees que jueguen al Bingo en el Olimpo?

—¡Mamá!

—¿Que? Son dudas existenciales, cariño, alguien tiene que hacer las preguntas para que haya respuestas.

—Y luego me preguntas porque nunca te llamo —bufó—. ¿Tienes tiempo para escuchar mi historia o tienes algo que hacer?

—Bueno, la verdad estaba saliendo con un amigo, pero... puede esperar.

—Espera, ¿qué amigo? —se irguió en el sofá—. ¿Desde cuando sales con hombres?

—Desde que aprendí cómo funciona el sexo. —Harry se quedo en silencio por un momento antes de tomar un cojín, enterrar el rostro en él y soltar un pequeño grito. Su madre rio—. Lo siento, cariño, yo te pago el psicólogo, tú no te estreses.

—Gracias, tú siempre tan atenta —ironizo antes de soltar un suspiro, acomodándose contra los cojines—. Escúchame, así podemos terminar esto rápido y puedes irte de fiesta con tu amigo.

—Bien, bien, cuéntame todo.

Tomando aire, Harry paso la siguiente media hora dándole un resumen a su madre de lo que sucedía en su vida—. Si ellos no me aman, me moriré, mamá.

—Oh cariño —susurró—. ¿Cuales eran tus flores favoritas? Dime así empiezo a plantarlas y me ahorro dinero cuando deba llevarte algunas a la tumba.

—¡MAMÁ!

Otra risita tonta por parte de la mujer—. Calma, solo estoy bromeando.

—¿Como puedes bromear con algo así? —chilló—. Me voy a morir.

—Tú no te vas a morir. —aseguró.

Harry se detuvo y soltó el aire de sus pulmones—. ¿Como estas tan segura?

—Porque no ha nacido la persona que no pueda amarte, cariño —dijo con voz cariñosa—. Yo me enamore de ti desde el momento en que me miraste con esos grandes ojos verdes, estoy segura de que esos chicos terminarán a tus pies en poco tiempo, solo sé tu mismo.

—¿No tienes ningún consejo de conquista para mi?

—¿Intentaste cocinarles? —musitó—. Dicen que la mejor forma de llegar a un hombre es a través de su estómago.

Harry pensó en ello un momento, tal vez podía hacer eso. Sabia algunas recetas y le gustaba cocinar, así que eso no era un problema—. Voy a probar con eso.

—¿Quieres otro consejo?

Los ojos de Harry comenzaron a cerrarse, su mirada se dirigió a su reloj dándose cuenta de que ya era bastante tarde—. Seguro.

—Sexo.

Harry se atraganto con su propia saliva y comenzó a toser—. Ma...

—Si, si, ya sé. ¡Mamá! —imito la voz de Harry antes de reír—. Cariño, deja de ser un mojigato y acuéstate con ambos, no hay mejor manera de atrapar a un hombre que mostrándole lo bueno que puedes ser en la cama.

—Adiós, mamá.

—¡Usa protección! —chilló—. Ya tuvimos la charla de los condones, ¿verdad?

Oh si, la habían tenido, Harry no iba a olvidarla en mucho tiempo. Había sido jodidamente traumática.

—Te amo, adiós.

Antes de que pudiese decir nada, cortó la llamada y cerró los ojos. Su madre era un verdadero tesoro... que alguien debería haber devuelto al mar hace mucho. Sus palabras siguieron dando vueltas en su mente aun cuando la inconsciencia comenzaba a reclamarlo.

Brazos firmes lo rodearon, llevándolo contra un pecho caliente. Harry abrió los ojos adormecido—. ¿Zayn?

—No estoy tan flaco y enano. —se quejo Liam.

Harry, aun adormecido, soltó una risita tonta—. No está flaco, solo es... atlético.

El castaño lo miró por un momento antes de rodar los ojos—. Sigue durmiendo, te veías más bonito cuando estabas callado.

—¿Crees que soy bonito?

La suavidad debajo de su cuerpo le dijo que habían llegado a su habitación. Liam lo miró por un momento—. Creo que eres muy bonito.

Harry sonrió, extendiendo una mano hacia él—. Tú también eres bonito —toco su mejilla—. Quédate así, ¿sí?

—¿Así como?

—Dulce —susurró. Liam sonrió a medias y Harry le devolvió el gesto, enseñándole sus hoyuelos—. Tal vez Zayn tenía razón.

—¿En qué?

Harry se acurruco, sus ojos cerrándose—. Aun puedes amar.

El sueño pudo con él, pero no antes de sentir la mano suave en su espalda y los delicados labios en su mejilla. Si, tal vez no todo estaba perdido.

Carita de Ángel |Ziam/Zarry/Lirry|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora