Capítulo IV

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La vida de Taehyung empeora un poquito.

Jin está arruinando la vida de Taehyung.

Porque cada noche de esta semana, han prometido ir a la biblioteca y estudiar diligentemente.

Y cada noche de esta semana, han salido fuera de la ciudad a emborracharse.

Taehyung realmente necesita frenar con este ritmo.

—No puedo salir de nuevo. No puedo. Casi me muero en la cátedra de hoy. ¿Acaso quieres que me muera, tú, imbécil egoísta? ¿Eso quieres? Porque no estoy exagerando, estoy a punto de pasar al otro lado.

—Eres tan dramático.

—¡No lo soy! ¡Estoy expresando una realidad!

Jin se ríe mientras abre las cajas de comida para llevar que acaban de ser entregadas, mientras se sienta en el piano (nunca puede comer en la mesa como un ser humano decente), el vaso siempre presente de whisky apoyado en la parte superior, su ordenador portátil abierto en algún programa de audio que se ve alarmantemente como un monitor cardíaco.

—Realidad o no, hoy es viernes. Ya sabes que no vas a estudiar-no lo hiciste ni una sola vez desde que estamos aquí,— dice simplemente, haciendo estallar los chips en su boca y quitándose el exceso de grasa en los labios con una servilleta de seda. Mira fijamente a Taehyung –esperando por una respuesta– mientras mastica, su pelo violeta suave dándole un muy falso aspecto de inocencia, sentado encima del taburete en una camiseta con un gigante hongo impreso en ella y pantalones de chándal. Su Rolex –totalmente en desacuerdo con su atuendo casual– captura la luz de vez en cuando, un recordatorio de que este muchacho tiene el mundo a sus pies.

Taehyung pincha un chip con el tenedor (no está de ánimos para dedos sucios), falla, entonces lo lanza a través de la habitación golpeando la frente de Jin.

—NO VAS A PERSUADIRME, CANALLA MANIPULADOR. VIERNES O NO, VOY A PASAR MI NOCHE COMO UN ESTUDIANTE PROMETEDOR. TUS PALABRAS NO TIENEN EFECTO SOBRE MI,— estalla, su voz se desencadena a través de la habitación y Jin da un respingo, recogiendo el chip que rebota en su rostro.

Jin se queda mirando el chip, y luego a Taehyung, con una sonrisa fija. —Un amigo me habló de un lugar en el que todo el personal es masculino. Dice que son guapos como la mierda y te sirven bebidas gratis si les captas la mirada. Yo estaría dispuesto a comprobarlo. Después podemos pedirle a Nelson— el chófer de Jin (sí) —que nos lleve por ahí mientras cantamos canciones de Taylor Swift hasta que estemos sobrios. Y luego le pedimos a Rory— el ayudante de Jin (sí) —que nos compre algunos pasteles otra vez. Pero no voy a volver a tomar ese vino de mierda, sabía a orina dulce.

Este muchacho está arruinando la vida de Taehyung.

Se queda mirando mientras Jin empieza a rozar las teclas del piano.

De verdad quiere decir que sí. ¿Hombres atractivos sirviéndole bebidas gratis toda la noche? ¿Cantando canciones de Taylor Swift en un coche con chófer, con el viento chocando su cara a través del techo corredizo? ¿Comer hermosos y deliciosos pasteles toda la noche?

Mierda.

Él odia a los ricos. De verdad lo hace. Todo esto es muy superficial. Detesta esto. Lo odia. Odio, odio, odio.

—¡Por supuesto que quiero ir, completísimo idiota!— Taehyung estalla, cerrando los puños sobre la mesa. —¡Pero no puedo! Tengo que estudiar, Jin. Deja de tentarme,— se queja, y con un gemido despectivo, hunde la cabeza en la mesa.

El brillo de Chopin aligera la habitación.

—La próxima vez entonces, ¿si?— Dice el mayor, completamente imperturbable.

Young and Beautiful » KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora