Capítulo XIII

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Jungkook se mantiene chequeando su celular.

Lo que es irónico, porque Taehyung está haciendo exactamente lo contrario, ha apagado su teléfono.

Por temor a las llamadas incesantes de su madre. Y porque pudo o no, haber estado tentado a responder.

Pero sólo para detener su incesante sonido.

Están yendo por un camino rural en el coche antiguo (cosa que confundió a Taehyung: —¿Este coche no es de Yoongi?

—Lo compartimos,— Jungkook había dicho simplemente, y se dio la vuelta sin pronunciar una palabra más, después de haber dejado de largo su pequeña ciudad, y tampoco ha dicho una palabra desde que el castaño acordó seguirlo. Y Taehyung, tal vez, está por entrar en pánico, pero ha mantenido su mierda junta mientras está sentado en el asiento del acompañante tratando de averiguar qué carajo está pasando. ¿Y por qué mierda estuvo de acuerdo en hacer esto?

Está a punto de atardecer, el cielo sin nubes teñido de matices cítricos y las flores de las madreselvas y las plantas de algodón absorben el aire fresco. Jungkook y Taehyung van acompañados de un silencio ventoso, sus cuerpos bañados en luz ámbar mientras la brisa les alborota el cabello y les besa la piel. La luz del sol y los árboles se deslizan hacia el horizonte formando franjas, mientras ellos vuelan por el camino. Taehyung tamborilea sus dedos en la puerta, en sus muslo, en todas partes, rebotando sus pies mientras arrastra sus ojos obstinadamente curiosos hacia Jungkook de vez en cuando, secretamente desesperado por una explicación o algo que lo tranquilice. Pero hace todo lo posible por no mirarlo plenamente, y vuelve la cabeza en sentido contrario, pretendiendo observar el borroso paisaje.

Pero está muy consciente de Jungkook y todos sus movimientos.

Jungkook.

Jungkook con el ceño fruncido, que no parpadea mientras sus cabellos suaves le azotan la cara, con los labios endurecidos en una línea apretada. Jungkook, que está mirando a su teléfono cada dos minutos, con su cara desprovista de emoción, menos por su ceño fruncido y tensión. Jungkook, que estaba de un insoportable humor de mierda e hizo al mundo tronar antes de llevar a Taehyung a un lugar seguro, sin ton ni son.

Bien. Espera que sea seguro. Todavía existe esa inminente posibilidad de que lo asesine.

Ha estado conduciendo durante diez minutos y Taehyung no puede dejar de jugar con el agujero de sus pantalones vaqueros.

Diez minutos enteros.

Y Jungkook aún no le ha dicho a dónde van. 

Y Taehyung es una persona muy, muy curiosa.

—Está bien. Necesito saber,— finalmente estalla, volviéndose hacia Jungkook, cuyas cejas están juntas y sus ojos fijos en la carretera. —¿A dónde vamos?

—A un lugar.

—Eso no cuenta como respuesta,— dice Taehyung enfadado, rodando los ojos. —Y ya puedes parar con esa actitud. Tengo derecho a saber.— Hace una pausa. —Podrías estar llevándome a algún lugar para matarme.— Mira la reacción del pelinegro de cerca.

—Yo no te mataría,— dice Jungkook, sonando como si se trata de la idea más ridícula del mundo. —Sería complicado.

Oh wow.

Las cejas de Taehyung se disparan hacia arriba. —¡Oh! ¡Mi error! Podrías estar llevándome a algún lugar para hacer que alguien más me mate, entonces.

Y Jungkook guarda silencio ante eso.

Y eso es, tal vez, un poco preocupante.

Tratando de lidiar con su malestar (no cree que alguna vez haya estado en una situación más incómoda en su vida) Taehyung juega con la radio que se ve totalmente en desacuerdo con el anticuado vehículo, siendo honesto. Sintoniza la primera estación que se le ocurre.

Young and Beautiful » KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora