🎈꒱ 𝐓𝐇𝐄 𝐁𝐋𝐀𝐂𝐊 𝐏𝐇𝐎𝐍𝐄 ─ robin a.

𝐗𝐈𝐈. No hay vuelta atrás, así que será mejor que corran.

Narrador omnisciente.

Ambas habían sido obligadas a asistir al discurso que los docentes y encargados de la institución dirían respecto a las 'perdidas' de los jóvenes que habían sido raptados y lamentablemente, olvidados.

La rubia se encontraba algo apurada y ávidosa, pues ayer había logrado descubrir la hora en la que Finney había salido del colegio antes de ser raptado y por obvias razones, ella sabía y conocía a la perfección el camino que el rizado había tomado. Y para rematar y terminar de confirmar su teoría, un plástico negro que parecía ser de un globo estaba a la mitad de la acera.

Ya al saber esto, sentía que su investigación sería mucho más fácil, pues Robin antes de desaparecer por igual, le había informado a dónde iría por sí llegaba a demorarse, lo que significaba que en cuanto la conferencia terminase, ella iría cual investigador profesional a averiguar aquel misterio.

[∘ ∘ ∘ ]

Era su turno de vigilar, sus ojos estaban clavados en el teléfono como si de un halcón acechando a su presa se tratase, pero como un animalito indefenso saltó del susto retrocediendo ante el ruido de la puerta abriéndose.

Se trataba de su inhumano secuestrador, quien entraba al sótano con una bandeja de comida ocupando de sus manos.

─ Les traje el desayuno ─, notificó con voz rasposa.

─ ¿Qué le pusiste? ─, replicó Finn mirando el plato de comida.

Robin apenas despertando observó inseguro el objeto liso que cargaba la persona a unos metros de él.

─ Sal y pimienta ─ resopló riendo después de haber mirado el alimento. Con lentitud lo dejó en el piso ─. Lo coman o no lo coman, ya están aquí abajo, ¿por qué los drogaría?

─ Porque eres un loco de mierda ─, manifestó Arellano haciendo que su agresor suelte una risita irónica mientras dejaba el lugar.

Pero al salir, a su loca mente se le había olvidado cerrar la puerta o tal vez fue apropósito, pero sin esperar demasiado, Finney se acercó con sigilo a la puerta y justamente cuando iba a lograr abrirla, el timbre del teléfono hizo que ambos jóvenes dieran un respingo en su lugar soltando un suspiro sorpresivo.

Dudando un poco pero al final tomando la mejor decisión, se acercó al dispositivo dejando a Robin mirando a la puerta fijamente. ¿Qué habría pasado si el teléfono no hubiese sonado?

Tal vez algo realmente malo...

─ No vayas a subir ─, recomendó una voz juvenil por la otra línea.

─ ¿Qué hay arriba?

─ Es una trampa.

─ Eres...¿eres Bruce? ─, cuestionó esperando una afirmación positiva.

Arellano lo miró al momento, pues después de aquella llamada donde el muchacho Yamada les había dado un buen consejo el teléfono no había sonado más, hasta ahora.

─ ¿Quién es Bruce?

─ ¿Qué? ─ soltó confundido mirando al chico frente a él ─. Yo estaba hablando con Bruce.

─ No conozco a ningún Bruce ─, pronunció seriamente la voz que el artefacto dejaba salir.

─ El juega béisbol.

─ No jugamos béisbol aquí ─, murmuró creando suspenso.

─ ¿Quién eres? ─, preguntó girandose sin saber que se había comunicado con otro afectado por el Raptor.