𝐈𝐕. El beso.

254 15 40
                                    

Narrador omnisciente.

Meillysse trotaba en camino a su hogar con sus largas pestañas y con sus pequeños orbes como unos brillantes zafiros danzando por doquier, sin despegar su mirada de atrás hacia en frente. Su ira le había nublado lo que anteriormente le había sucedido, tanto que repitió el mismo acto: ir caminando sola hacia su hogar luego de haber vivido un intento de secuestro. Solamente esperaba que aquello no se repitiese u pasara algo peor.

El día comenzaba a pasarse rápido, las nubes iban y venían al igual que el sol se ocultaba entre ellas.

Unas llantas rechinando atrajeron su miedo y atención, al voltear, pudo contener un gran grito de ayuda.

Debby no iba a dejar pasar esto por alto, si bien estaba algo molesta por la actitud de Meillysse hacia ella, era su hermana y le preocupaba su bienestar. La muchacha castaña como su padre, tocó varias veces el claxon buscando llamar la atención de su rubia hermana, pero ella comenzaba a huir de su presencia.

─ ¡Hey!, ¡vamos, no fingas y sube al auto! ─, exclamó pasando por su lado.

La de anteojos no respondió y siguió andando con la cabeza gacha mientras de reojo miraba a sus lados.

─ ¡Ahg!, ¿en serio vas a obligarme?, ¡bien, tú lo has pedido, Meillysse!

Deborah colocó el freno de mano y salió del auto directo a su rubia hermana menor.

─ ¿Qué, qué haces?, ¡hey, te he preguntado algo, Deborah Ann Eleine!

─ Cierra la boca, pensarán que te estoy haciendo algo malo.

─ Con más razón...¡ayúdenme, esta loca me quiere secuestrar! ─, gritaba Meillysse mientras se removia en el hombro de su hermana.

─ Ya cállate ─, susurró la ojimarrón intentando disimular mientras tapaba su boca.

La menor solo resopló resignada y dejó de luchar contra Debby.

La adulta la adentró al asiento de copiloto y arrancó el automóvil.

Mei se giró a la ventana e ignoró a la mujer al lado suyo mostrando indignación.

─ Robin ha estado preguntando por ti junto a Finn ─ soltó tratando de entablar una conversación, Meillysse la evitó por completo ─, Ambos están muy preocupados por ti, han dicho que has estado muy rara desde educación física. ¿Ocurrió algo?

─ No estoy rara y no ha pasado nada.

─ Meillysse, soy tu hermana mayor, debes confiar en mí.

─ No ha pasado nada, ya lo he dicho, ¿sí?
Y le he dicho a Robin que estoy bien, no sé por qué no lo entienden.

Deborah aparcó el auto de manera brusca e inesperada, haciendo que la rubia se golpeara contra el parabrisas.

─ ¡Oye!

─ Ya me he cansando, Mei, basta. Necesito que me digas qué te sucedió ese día. No importa si es hoy, si es mañana pero, en serio, me preocupas.

La fémina bajó la mirada pensativa mientras rascaba su nariz.

─ Lo que ocurrió allí no es esencial, sólo fue raro, pero lo que importa es lo que me pasó hoy. Casi, casi me raptan, Debby. Tuve mucho miedo, pensé que me pasaría algo, algo malo.

Murmuró entrecortada mientras miraba un punto fijo en el tapete del auto. Debby comprensiva se lanzó a acurrucarla entre brazos.

─ Dios, Mei, siento que hayas tenido que pasar por esto, en serio lo siento mucho. Me cuesta creer que aquello haya sucedido aquí, en Denver.

🎈꒱ 𝐓𝐇𝐄 𝐁𝐋𝐀𝐂𝐊 𝐏𝐇𝐎𝐍𝐄 ─ robin a. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora