Narrador omnisciente.
No sabía dónde se encontraba su cabeza, era como si su cuerpo la poseyese pero al final era como si no estuviera ahí, como si se encontrara en aquel día del tan esperado beso.
Simplemente no podía poner atención a los ejercicios matemáticos que su docente les había puesto, pues su mente solo reproducía y reproducía aquel recuerdo de él besando a su amiga,
Aquel contacto lo había dejado petrificado y con millones de emociones danzando en él. Un sentimiento nuevo había florecido en su interior, uno del cual desconocía por completo el por qué. El pobre adolescente estaba planteándose el por qué de besar a su 'amiga', el por qué de comenzar a verla de forma amorosa, el por qué de todo.
Jamás en su vida habría sospechado que alguna vez gustaría de su mejor amiga de toda la vida, de hecho, no estaba seguro de cuando comenzó a gustar de ella en estos trece años de su corta adolescente vida.
Pues, siempre había considerado a Meillysse como una chica linda, simpática, empática, tímida, pero ahora lo admitía de otra perspectiva, con otro sentimiento. Simplemente una chica dispuesta a ayudar y cuando se propone algo, es realmente imposible sacárselo de la cabeza.
¿Cómo pensar que ser una chica dispuesta a darlo todo por quienes a ama sería su perdición? Oh, Meillysse...
Por tan concentrado que se encontraba, no pudo darse cuenta si quiera que la chicharra del descanso había dado su primer toque. Finney apareció frente suyo.
─ ¿Qué tanto piensas? Pues, tú eres el primero en echarte a correr cuando la chicharra suena.
─ Solo...en nada ─, respondió simplemente guardando sus pertenencias.
─ Claro, apuesto a que estás pensando en tu noviesita Meillysse ─ Robin giró de manera abrupta hacia el ─, ¡Ja, lo sabía!
─ Ya cállate, no es mi novia.
─ Sí, bueno, ¿qué tal estuvo el día de ayer?, ¿hubo mucho coqueteo?, ¡Ay! ─, siguió burlando, recibiendo un codazo en su costilla.
─ Ya deja de molestar ─, ordenó irritado.
─ Mjm, parece que algo pasó ayer. Sueltalo.
Tanta presión y tantas ganas de decírselo a alguien fue lo que lo traicionó, así soltando lo que había pasado entre Llysse y él.
─ ¡Nos besamos!, ¡ok!, ¿contento? ─, reveló sintiendo una aura de liberación y que el peso de sus hombros comenzaba a descender.
Finney se quedó boquiabierto ante tal tremenda confesión. Su rostro realmente era un poema, sus ojos abiertos a más no poder, su boca en forma de 'O' y su manos en sus mejillas daban el toque.
─ ¡Qué!, ¿en serio? ─, gritó a los cuatro vientos causando miradas extrañas y una mirada de odio por parte de Moose. Quien extrañamente, no los había molestado en aquellos días.
─ Baja la voz, todos nos están mirando ─, rechistó tomandolo del hombro guiandolo al campo.
─ Es que, Dios mío, no me la creo. ¡Por fin! ─, festejó mirándolo emocionado.
─ El problema es que no sé qué hacer, ¿qué le voy a decir cuando la vea?
─ Bueno, actúa normal y dile lo que sientes. Ella lo entenderá, es una gran amiga o... ─, Blake levantó sus cejas repetidas veces pícaramente.
─ Es que, no sé, ¿y si se enfada y no me vuelve a hablar nunca más?
Finney colocó una expresión seria para después reventarse en carcajadas ante la mirada frustrada de Arellano:─ Dios, ¿en serio piensas eso? Ella nunca de los nuncas haría eso. La conoces.
Robin se golpeó la cien insultandose de mil maneras.
─ Sí, tienes razón.
[∘ ∘ ∘ ]
Meillysse yacía tendida en el verdoso césped del patio de su casa, y como Robin, aquel beso la había dejado aturdida, atontada y pensativa. Su mente máquinaba varias razones por las que Robin le había seguido aquella torpe unión, una de las muchas y de las que sospechaba era que Robin sólo se había dejado llevar por pena.
Ajá, así de estúpida.
Simplemente no creía que Robin gustara de ella o que sintiese algo especial, sólo se rebajaba negándose lo que ella quería que fuese realidad.
Necesitaba hablar con alguien sobre la situación, quería que alguien la escuchara, ¿y qué mejor que citar a su hermana y mejor amiga a una charla de chicas?
¿Qué más daba? Su hermana ya lo sabía y Gwendoline siempre lo había sospechado y lo único que necesitaba y quería ahora era un buen consejo de mujer a mujer.
Rato más tarde, el trío de chicas ya se encontraba sentadas en forma de círculo en la cómoda cama de Meillysse mientras comían caramelos y frituras.
─ ¿Y bien?
─ ¿Y bien qué? ─, se hizo la confundida mientras comenzaba a beber agua.
─ ¿Para que nos citaste? ─, conclusó Gwen haciendo un gesto con sus brazos.
─ Quería decirles que Robin me...
─ ¡Te gusta!
─ ¡Te invitó a una cita!
─ ¿Qué?, ¡no!, él, él...¡él me besó! ─, confesó cubriendo su rojizo rostro avergonzado.
Ambas quedaron asombrada y a la vez embobadas ante aquella gran revelación, pero no pasó mucho para que ambas féminas comenzarán a saltar en la cama agarradas de la mano.
─ ¡Sí!
─ ¡Por fin, por fin!
Tanto ruido hizo que Alicia se asomara a la habitación, pues recién llegaba del trabajo en la tarde-noche:─ ¿Qué pasa, chicas?, ¿por qué tanto alboroto?
Gwen, Debby y Mei se miraron pensando en qué decir, pero antes de decidir, las castañas gritaron en respuesta.
─ ¡Robin besó a Meillysse!
La nombrada lloriqueó callando su grito en una almohada cualquiera.
─ ¡Oh, Dios mío!, ¿en serio?, ¡ay, tu primer beso!
La mujer no tardó en sentarse con ellas.
─ Y, ¿cómo fue?, ¿lindo, más o menos, feo?
─ No lo sé. Creo que fue lindo pero sigue siendo mi mejor amigo, ¿qué le voy a decir?
─ Ay, nena, habla con él sobre esto, queden en un acuerdo o incluso podrían ser pareja.
─ El que no arriesga no gana, Mei. Dile que te gusta, ¿qué es lo peor que podría pasar?, ¿qué te rechace? Aunque me cae super bien, hay más chicos en el mundo y todos matarían por estar a tu lado.
─ Eres una chica genial, Llysse, y si el no lo ve, se lo pierde ─, Gwen fue la última en finalizar el discurso de Alicia y Debby.
─ Dios, muchas gracias, chicas y mamá ─, sonrió lanzándose a abrazar al grupo de mujeres.
─ Oigan, tengo una sorpresa ─ canturreó Ali saliendo de la habitación ─. Encontré al pobre en la basura, es solo un pequeñín.
Ante el discurso las menores ya tenían una idea de qué era la sorpresa, y lo confirmaron cuando la mamá de ambas chicas entró nuevamente al cuarto con un bebé gatuno que apenas cabía en sus manos.
─ ¡Es la cosita más linda que he visto! ─, exclamó la rubia acariciando al minino.
─ Pensaba en regalárselo a los Yamada, pero tal vez podríamos quedarnoslo ─, admitió Alicia entregando al pequeño.
─ ¡Gracias, ma!
─ Es muy lindo ─, Gwen dijo muriendo de ternura ante los pequeños ojos del gatuno.
─ Sí que lo es.
─ ¿Más que Robin?
─ ¡Deborah!
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🎈꒱ 𝐓𝐇𝐄 𝐁𝐋𝐀𝐂𝐊 𝐏𝐇𝐎𝐍𝐄 ─ robin a.
Fanfic❝Deja todo tu amor y nostalgia atrás. No puedes llevarlos contigo si quieres sobrevivir. Así que será mejor que corras❞ ℰͲℕ | ¿𝐓𝐄 𝐈𝐌𝐀𝐆𝐈𝐍𝐀𝐑𝐈𝐀𝐒 siendo raptada en la ciudad en la que viviste toda tu niñez hasta la adolescencia?, ¿en aquel...