Las piernas de Severus no duraron más y solo se dejó caer en el frío suelo abrazándose a si mismo en un consuelo lamentable hacía si mismo.
De pronto sintió unas pequeñas manos que le acunaban su rostro rojo por las constantes olas de placer que su...
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Harry antes de ser conocido o que el mismo fuera consiente de ser un mago y no cualquiera sino el niño que vivio.
Sobrevivió para ser justos.
Los Dursley no eran ni remotamente brillantes incluso el que no creía ser tan idiota notaba como estos evadían por completo todo lo que fuera ficticio.
Para un mejor termino "mágico" para cuando cumplió siete años noto que el era diferente, era especial.
No todos podían hablar con las serpientes ni podían mover objetos con solo desearlo.
Incluso en las contadas veces que había salido de casa con su tía Petunia personas de aspecto raro o desaliñado, no era nadie para decirles que se vestían mal dado que el solo poseia ropa grande y holgada de su obeso primo.
Le saludaban es más le alababan, una parte de el una minúscula se sintió poderosa por la muestra de sumisión ante el.
Para su cumpleaños número once recibió su carta y pesar de los intentos inútiles de sus parientes había logrado salvar una de las tantas que enviaron.
—Potter...tengo...tengo que dar una c-clase Mmgh —El pelinegro estaba de rodillas ante el gimiendo cada que subía y bajaba chupando con esmero la punta de su polla.
Sus manos estaban embarradas de su propio lubricante natural que usaba para complacer a su alfa.
Con satisfacción enredaba sus manos en su suave cabello.
—Dices eso Sev, pero chupas desesperado mi polla en tu boca —tomo con fuerza su cabello obligándolo a qué se enterrará asta la empuñadura— ¿tanto deseas mi semen dentro de ti Omega?
Severus gimió por el trato brusco disfrutando del aroma fuerte y embriagador, empapó el falo con su saliva y con su lengua presionaba con pasión las venas que sobresalían, agueco su garganta chupando la punta con éxito.
Provocando que su alfa gruñera ante eso, Severus se sintió feliz,realizado.
Para Harry las feromonas que desprendia su Omega eran exquisitas, deliciosas más que cualquier sucio Omega que se había atrevido a insinuarsele.
Su fragancia no era empalagosa y asquerosamente dulce como la mayoría sino amargo con aromas relajantes, menta y chocolate amargo su nuevo sabor favorito.
Cuando supo que significaba ser un alpha y que había una persona esperando por el su pecho dió un brinco.
Un calor en su pecho y unas ganas casi asesinas por amar y proteger a su futuro Omega lo llenaron, sabía que en algún momento ellos formarian su propia familia con sus cachorros y unos deseos infantiles llenaron su cabeza con pensamientos que creía desechados hace mucho tiempo volvieron.
Familia.
Su propia familia con una persona que lo amara con tanto fervor como el, que lo querría por ser el, Harry.
