4. aventura

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Sir Mayfield estaba en la puerta de la alcoba de la princesa Byers. La joven era reconocida por su valentía y audacia, por lo que era raro que dudara antes de hacer algo. Sin embargo, después de ver a la princesa en acción, sabía que era amenazante y que tendría que hacer esfuerzos inhumanos para contener su compostura.

Jane estaba recostada sobre su cama, usando solo un vestido para dormir, lo que hizo sonrojar violentamente a la pelirroja. Al notar su presencia, la morocha se sentó rígida y todo su cuerpo se tensó.

—Su alteza —hizo su reverencia el caballero—, traigo un recado del príncipe Wheeler.

—Cierre la puerta —la muchacha hizo lo ordenado, quejándose internamente por seguir los comandos de una chica tan odiosa—. Habla.

—El príncipe Mike ha conversado con su padre. El plan del rey es que usted esté conforme con todo, Mike deberá agasajarla hasta que quede bajo sus encantos, cegándola de las cosas que pasen a su alrededor.

—El rey no parece saber que las mujeres tenemos la capacidad de pensar más allá de un hombre —la princesa interrumpió, frunciendo las cejas—. Disculpe, continúe.

—Luego m–matara a sus padres, para quedarse con Chickre —el color abandonó la cara de la morocha. Donde antes se podían ver mejillas sonrosadas por sus emociones, ahora solo había palidez y terror.

—¿C-cómo? Sabía que el rey era despiadado, pero asesinar a sus vecinos y compañeros por años ya excede su límite —al ver el pánico en los ojos miel de la chica, Max decidió abandonar sus títulos e intervenir.

—Si me lo permite, princesa. Creo firmemente que sus intenciones son buenas, pero debe saber que el rey no es una persona a la que convenga desafiar. El príncipe Mike no parece entender las consecuencias que todo este plan podría tener para su futuro y el del reino. Puedo observar que usted es una joven inteligente —ante esto, las mejillas de la princesa volvieron a su rosado habitual—, le ruego que piense antes de hacer algo que podría destruir su reino y el mío.

—Y-yo... —la morocha parecía haber perdido la habilidad de hablar. Todo su enojo y carácter habían desaparecido ante la mención del asesinato de sus padres, causando que ignorara la intervención del caballero— No esperaba esto... Debemos accionar rápidamente, no puedo permitir que un rufián se apodere del reino que mi familia ha construido por siglos.

—Su alteza, ¡no está considerando los riesgos! Un paso en falso y estaremos en una guerra civil que no podremos vencer. ¡Por favor, tiene que entenderlo! —Max nunca rogaba por nada, pero estaba aterrada por lo que vendría si todo eso continuaba. Había sido entrenada para las guerras más frías, sin embargo, Mike ya había escogido su bando, ella lucharía a su lado, pero estaba segura de que no iban a ganar. Los ojos marrones frente a ella fueron atravesados por varias emociones: confusión, duda, miedo y compasión. Toda demostración de sentimientos se disipó cuando la princesa se paró firme y tensa frente al caballero, desafío llenando su mirada.

—Sir Mayfield, creí que era una persona educada. No debería intervenir en asuntos que no le incumben —sonrió socarrona—. ¡Váyase ahora si no quiere que le quiten su puesto!

La pelirroja la miró decepcionada, cuando parecía que una pizca de entendimiento nacía entre ellas, la morocha volvía a convertirse en esa pared impenetrable. Escaneó atentamente a la princesa, en busca de una quebradura, una debilidad, pero la chica la observaba firme y segura.

Una mirada que hacía que el cuerpo de Max temblara de pies a cabeza.

⁂⁂⁂

La cabeza de Eddie oscilaba entre el pánico y el placer. Sus ojos podían ver colores y formas extrañas, y todo le parecía divertido. Al recordar la conversación del rey, las figuras a su alrededor se tornaban oscuras y amenazadoras, susurrando palabras aterradoras en su oído. Hasta que algún insecto o sonido lo distraía, y regresaba a admirar los colores intensos y saturados que lo rodeaban, y la forma en la que todo se distorsionaba.

Cut Through Like A Knife - Ronance y BylerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora