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— S-seis? - dije - eso es una barbaridad.

— No lo creas - dijo.

— Claro por que tu no los tienes - dije cruzándome de brazos - que tu esposa será una humana no un conejo.

— Te imaginas que me caso con un conejo? - dijo riendo.

— Vale esta conversación se está poniendo turbia - dije riendo.

— Cierto - dijo.

— Yo no me imagino con un esposo y con hijos - dije - simplemente no me veo.

— Y como te ves? - dijo curioso.

— Hay más destinos que ese, Harrington - dije.

— Cuáles? La soledad eterna? - dijo bromeando.

Borré mi sonrisa de repente. Me había acordado de lo que me dijo "Billy".

— Eh, no iba enserio - dijo - es obvio que tú vas a tener a alguien que te quiera.

Asentí dudosa.

— Pero todos nosotros te queremos como nuestra familia - dijo - vamos, hemos sangrado juntos.

Reí bajo.

— No me refiero a ese tipo de amor - dije - del cual estoy muy agradecida.

El asintió curioso.

— Siento que nunca voy a estar con alguien que me quiera de verdad - dije - a Micky lo único que le importa es si estoy con algún tío.

Vi que bajaba la mirada incómodo. Oh no. Ya estaba incomodando a la gente.

— Que desastre soy - dije - no te quiero pasar mis penas y problemas.

— Oh, descuida - dijo - me gusta escucharte, me gusta tu voz.

Alcé las cejas.

— Enserio? - dije.

— Transmite tranquilidad - dijo y hizo un gesto con las manos.

Comencé a reír.

— Pero ahora enserio - dijo - a quien no le gustas? Eres divertida, guapísima, carismática...

— Lo dices por que somos amigos - dije.

— No enserio, todo el mundo piensa eso de ti, recuerdas en la secundaria? - dijo.

— Esas fueron buenas épocas - dije riendo.

— También para mí - dijo - era el rey Steve.

— Eras patético - dije riendo - ahora estas mejor, has madurado y todo eso.

— Yo? Madurado? - dijo - que buen chiste.

Llegamos al trailer de Eddie. Steve bajó por la cuerda hasta llegar al otro lado y hizo un gesto.

— Oh que quiere que le aplaudamos? - dijo Robin.

Fui la siguiente en pasar. Caí en el colchón y Steve me agarró de la mano. Momento incómodo. Los demás bajaron.

Nos separamos y fuimos Robin, Nancy, Steve y yo por otro lado.
Caminamos por el bosque.

— Te imaginas que Vecna destruye el mundo por que nos hemos perdido? - preguntó Robin.

— No nos hemos perdido - dijo Steve.

Robin comenzó a correr para adelante y Nancy le siguió.

— Las enredaderas Robin! La mente colectiva - dijo Nancy.

Steve y yo nos quedamos solos.

— No le hagas caso - dijo Steve - es torpe.

— Y está asustada - dije.

El río bajo.

— Me dijo que tardó más que los demás en comenzar a caminar - dije.

— Yo no puedo reírme - dijo Steve - cuando era pequeño, iba a gatas hacia atrás.

— Hacia atrás? - dije.

— Me empujaba con las manos hacia atrás - dijo y hizo un gesto - bip bip. Siempre hacia atrás, es lógico no? Empujas para moverte.

— No, no tiene sentido - dije.

— Pues para el pequeño Harrington si lo tenía - dijo - y fue así hasta que me caí escaleras para abajo, y me di un buen coscorrón. Si.

— Eso explica muchas cosas - dije.

— Si, creo que tienes razón - dijo Steve - creo que de buenas a primeras me siento súper seguro. ¿No? Pero también como un idiota.

>> Y esa es una combinación brutal. Pero la buena noticia es que, si me doy un buen coscorrón puedo cambiar, sabes? Aprender. Puedo gatear hacia delante. Oye lo que intento decir, aunque me vaya por las ramas, es, eh, gracias.

— Me das las gracias? - dije.

— Por darme el mayor coscorrón de mi vida - dijo Steve - lo necesitaba, me cambió la vida. Y ahora ya gateo hacia delante. Despacio.

— Steve - dije.

— Sabes el sueño que te he contado? - dijo - el de la caravana? El de ver el país con mis seis retoños? Es cierto, hasta la última palabra. Pero me he dejado una parte. La parte más importante. Tú estás ahí. Siempre has estado ahí.

Me quedé mirándolo fijamente y viceversa.

— Eh tíos! - dijo Robin - buenos noticias. Creo que al final no nos hemos equivocado.

Suspiré y miré a Steve.

— Vamos - dijo Robin - corre.

— Vale - dijo Steve y siguió a Robin.

Llegamos a la casa de los Creel. Entramos y vimos que estaba todo lleno de enredaderas.

— Mierda - dijo Steve - esto no mola.

Saltó por las enredaderas y Nancy me dio la mano.

— Joder - murmuró Robin.

— Tu puedes - le dijo Nancy.

Subimos hasta las escaleras y sacamos las armas para apuntar a la puerta donde había algo. Todo tembló y Steve me agarró de la cintura.

Una enredadera me cogió del pie y me arrastró hasta la pared para apretarme contra ella.

— ¡Chicos! - grité.

Ellos comenzaron a golpear las enredaderas para que me soltaran. Otra enredadera agarró a Steve y lo pegó enfrente mía. Luego Robin y Nancy también fueron atrapadas.

Notaba como las enredaderas me ahorcaban.

De golpe las enredaderas nos soltaron y nos caímos al suelo. Puse mi mano en el cuello y comencé a toser.

— Estáis bien? - dijo Steve - Scarlet estas bien?

Asentí con dificultad.

— No creo en la intervención divina - dijo Robin - pero esto ha sido un milagro.

— Pues hay que aprovecharlo - dijo Nancy.

— Fase cuatro - dije.

— Flambé - dijo Robin.

Entramos en la habitación donde estaba Vecna. Nos posicionamos delante de él.
Robin sacó las botellas y los pañuelos.

Cogí mi mechero y prendí fuego el pañuelo en la botella.

Steve le tiró una botella haciendo que Vecna comenzara a quemarse. Vecna se nos acercó.
Robin le tiró otra botella.

Me fui acercando con la escopeta y comencé a dispararle.

— Traidora - murmuró Vecna.

Le pegué un último disparo que hizo que Vecna saliera volando de la casa.
Salimos de la casa y en la entrada había restos de Vecna pero el no estaba.

Escuchamos cuatro campanadas del reloj y nos giramos.

Corrimos hacia el reloj.

— Cuatro campanadas - dijo Robin.

— Max - dije con la voz entrecortada.

Los nervios me habían consumido cuando todo empezó a temblar y me agarré a Steve.

Falling [Stranger Things]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora