4

172 10 0
                                    

A decir verdad, no sabía cómo dividir mi tiempo entre las terapias físicas de Jimmy, el trabajar para él y todo lo que implicaría el nuevo emprendimiento de mamá.—Tendré un colapso—pensé.

Muerdo mi labio inferior, tratando de pensar en lo que haría y como saldría de este embrollo. Dios, que su tía se mejor pronto y pueda regresar lo antes posible. —Pensé una vez más.

—¿Está todo bien?—Observo a Jimmy realizar sus ejercicios.

—Am..sí, claro.

—Es que digo, estás muy silenciosa, —le miro sin entender—por lo general me estás animado para que continúe mis ejercicios.

Mis pensamientos, estaban centrados en mi mamá, en su nuevo local y en que, solo había pasado un día desde que se marchó y ya estaba deseando que regresará—lo siento, es que estaba pensando...

—¿Es un chico, cierto? —Me mira divertido.

Me comienzo a reír—no, no es un chico.

—Bien, ¿Qué te preocupa?

—No es nada importante, estaba pensando en tu próximo ejercicio.

—Digamos que te creo, aunque no sea cierto.

Ruedo los ojos—no es nada importante.

Al terminar toda la terapia, fui hacer mi trabajo como secretaria; el cual era, revisar y confirmar unas entrevistas a las que debía asistir, hasta que Jimmy estuvo en una vídeo conferencia con su representante—Debes conseguirme un nuevo equipo, no quiero ser agente libre toda una temporada.

—Por favor, Jimmy, sigues en terapia física y eso me lleva a ¿por qué no estás trabajando con la terapeuta física del equipo? Sabes que están enojados contigo por ello.

—Porque lo único que hace es coquetear y se lo que estás pensando.

—¿De qué hablas?

—No soy gay.

—No dije nada.

—Lo pensaste.

—No lo hice.

—En fin, yo solo quiero regresar al terreno de juego.

—¿Es fea?

—¿Qué? No, pero...

—¿Pero?

—¿Seguimos hablando de mí?

Suspira—está bien, ¿quién es la misteriosa terapeuta física?

—Su nombre es Chloe, Chloe De Santi.

—¿Tu secretaria? —Escucho sorpresa y algo de diversión.

—Sí, no es solo una secretaria, ella es egresada de la Universidad Estatal Boise.

—Al parecer sabes mucho de ella.

—No estamos hablando de ella, necesito que me consigas un nuevo equipo.

—¡Lo haré! Lo haré, mantén la calma. ¿Qué piensas hacer?

—Voy a terminar mis secciones y esperar a que tú me envíes nuevas propuestas de trabajo.

Suspira—Esta bien, termina tu terapia y procura tener cuidado, apenas conoces a esa chica.

Pronto mi trabajo terminaría y Jimmy se iría de San Francisco, puede que sea una ventaja porque así me podría ayudar a conseguir un trabajo que me permitiese ayudar a otras personas. Pero, para cuando, termina la reunión y la puerta iba a ser abierta, yo corro hasta el sofá y me siento sobre el apoyando mi cabeza sobre un almohadón, para poder fingir que estaba dormida.

—Genial, ahora dormida.

Abro mis ojos lentamente—lo siento, aproveche un poco que estaba en reunión. —Mentí.

Simplemente no le podía decir: —Hola Jimmy, estuviste hablando tan fuerte que podía escuchar tu conversación y no porque haya escuchado detrás de la puerta. Pero tranquilo, no recuerdo nada.

—No hay problema. Tengo una sección de fotos y una entrevista, ¿cierto?

—Si señor, la primera es en una hora y la otra en horas de la tarde.

—Perfecto.

Después de un largo día, me fui a la futura tienda de repostería y a decir verdad todo estaba hecho un desastre, las paredes estaban oscuras y había basura por todos lados; para resumir todo, es como ver un basurero, —asqueroso—mi cara hace una mueca cada vez que recogía las cosas que se encontraban fuera de lugar.

—Voy a morir—digo al ver, una araña—¡aléjate! ¿Me está mirando? ¡Qué asco! —Grito. —¡Aléjate! —Suelto todas las cosas y salgo el lugar, sin embargo, tropiezo con alguien, haciendo que golpe mi frente con...

Enormes pectorales, al mirar, veo a Jimmy de pie frente a mi—Se que soy guapo, pero no sabía que tanto para que corrieras a mis brazos.

—Hay...hay...una enorme araña—me alejo, moviendo mi cuerpo, como si la araña me estuviera caminando.

—Creo que uno de los dos, debe hacerse cargo, ¿no?

Miro a Jimmy, con la esperanza de que se ofreciera—gracias, eres el mejor.

—¡Espera! Yo no me ofrecí.

—Yo escuché que lo hiciste.

—Estaba pensando en contratar una agencia que se encargará de hacer limpieza, por lo que veo lo necesita—mira la horrible fachada.

—No, yo no...

—Chloe, ninguno quiere lidiar con una enorme araña asesina.

—Cierto.

—Además, esté sería mi regalo de disculpas.

—¿Qué hiciste? —Me cruzo de brazos.

—Si ya no lo recuerdas, no te lo diré—me mira sonriendo.

Sonrió y niego con mi cabeza. Esa noche no hice nada, Jimmy, me había llevado hasta mi casa y me había dejado, para luego irse. Al día siguiente, todo iba perfecto.

Jimmy hizo todo lo que debía hacer y luego se fue con sus compañeros de equipo al entrenamiento. Poco a poco, estaba notando el progreso de Jimmy; aunque solo hayan pasado tres días, no quería emocionarle porque si le decía algo, es probable que deje de trabajar o pueda que pase todo lo contrario.

No quería apresurarme a las cosas y había mucho camino por recorrer, pues, no es fácil y todo lleva su trabajo, dedicación y esfuerzo, ante todo. Para cuando salí de mi trabajo, Jimmy y yo nos fuimos al establecimiento abandonado; porque era obvio que nadie había usado ese lugar desde hace cien años atrás.

—La agencia se encargó de todo, incluso los de control animal se rieron de nosotros por decir que había una araña gigante.

—Era gigante, lo juro—me pasa un galón de pintura.

—Eso no fue lo que dijeron ellas—toma otros dos galones e ingresamos al establecimiento y aunque estuviera feo, estaba limpio.

Amor en la bancaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora