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Jihoon.

Cierro la puerta del coche de Hyunsuk y sigo a Yedam por las escaleras hacia el apartamento. Ninguno de nosotros dijo una palabra en el camino a casa desde el hospital. La rigidez en su mandíbula, dijo todo lo que necesitaba saber, que fue, más o menos, no me hables. Pasé el viaje con mi enfoque en la ventana y mis preguntas alojadas en la garganta.

Entramos en el apartamento y el lanza sus llaves en la barra mientras cierro la puerta detrás de mi. Ni siquiera se vuelve para mirarme mientras va hacia su dormitorio.

—Buenas noches —digo. Podría haber dicho eso con un poco de sarcasmo, pero al menos no estoy gritando: "¡Que te jodan, Yedam!", lo cual es algo que tengo ganas de hacer.

Se detiene, y luego se da la vuelta para mirarme. Lo observo con nerviosismo, porque lo que sea que está a punto de decirme, no es "buenas noches". Sus ojos se entrecierran mientras inclina la cabeza, sacudiéndola lentamente. —¿Puedo hacerte una pregunta? —dice finalmente, mirándome con curiosidad.

—Con tal de que prometas nunca volver a preguntarme si puedes o no hacer una pregunta.

Quiero reír de mi uso de la observación de Hyunsuk, pero Yedam ni siquiera esboza una sonrisa. Eso sólo hace las cosas mucho más incómodas. Desplazo mi peso en mis pies.
—¿Cuál es tu pregunta, Yedam? —le digo con un suspiro.

Cruza los brazos sobre el pecho y camina hacia mi. Me trago mi nerviosismo mientras se inclina hacia adelante para hablar conmigo, apenas a treinta centimetros de distancia. —¿Sólo necesitas a alguien que te folle?

Inhala, exhala.

Expandir, contraer.

Golpe, golpe, pausa. Golpe, golpe, pausa.

—¿Qué? —exclamo, estupefacto. Estoy seguro de que no lo escuché bien.

Baja la cabeza unos centimetros hasta que está a mi nivel visual. —¿Sólo necesitas a alguien que te folle? —dice, con una pronunciación más precisa en esta ocasión. —Porque si eso es todo lo que quieres, te doblaré sobre el sofá ahora mismo y te joderé hasta que olvides el nombre de Hyunsuk. —Sigue mirándome, frio y sin corazón.

Piensa antes de reaccionar, Jihoon.

Durante varios segundos, lo único que puedo hacer es menear mi cabeza con incredulidad. ¿Por qué diria eso?, ¿por qué diría algo tan irrespetuoso hacia mi? Este no es Yedam. No sé quién es este imbécil que está de pie frente a mí, pero definitivamente no es Yedam.

Antes de que me permita tiempo para pensar, reacciono. Tiro mi brazo hacia atrás. y luego doy el cuarto puñetazo de mi vida mientras mi puño se encuentra en su mejilla.

Mierda.

Eso duele.

Lo miro, y su mano está cubriendo su mejilla. Sus ojos están muy abiertos y me está mirando con más sorpresa que dolor. Retrocede un paso. Mantengo mis ojos enfocados fuertemente en los suyos.

Agarro mi puño y lo acerco a mi pecho, enojado de que tendré otra mano lastimada. Sin embargo, espero antes de ir a la cocina a buscar hielo para esto. Podría necesitar volver a golpearlo.

Estoy confundido por su obvia ira hacia mí durante las últimas veinticuatro horas. Mi mente corre a través de todo lo que le podría haber dicho o hecho que le hiciera sentir tanto odio hacia mí.

Suspira e inclina la cabeza hacia atrás, pasando sus manos por el cabello. No le da ninguna explicación a sus palabras llenas de odio, y trato de entenderlas, pero no puedo. No le he hecho nada como para justificar algo así de duro.

𝗳𝗶𝗻𝗲 › sukhoon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora